Da la sensación que todos los jugadores con nacionalidad tunecina están marcados por un mismo patrón: les cuesta consagrarse fuera de las fronteras de su país o del fútbol francés. Wahbi Khazri es uno de estos talentos de Túnez que, tras una carrera notable en Francia, no consiguió triunfar cuando decidió embarcarse en la aventura de la Premier League.
Tras una temporada y media con protagonismo en el Burdeos, Khazari fichó por el Sunderland en 2016. Pero el mediapunta no logró adaptarse. Ni al clima ni al juego de las Islas. Después de no cuajar en la Premier, volvió a Francia, esta vez para jugar en el Rennes. Bajo las órdenes de Christian Gourcuff, el internacional tunecino, que ha marcado 12 goles en sus 37 partidos con las Águilas de Cartago, ha recobrado sus mejores sensaciones, ayudando al club del norte de Francia a acabar en quinta posición en la pasada Ligue 1 y lograr así el pase a la Europa League.
Tras la no convocatoria de Msakni con la selección norteafricana debido a una lesión, en Rusia, Khazri suma galones al frente del ataque de Las Águilas de Cartago. Tiene capacidad para asumir el reto: así lo atestiguan los nueve tantos anotados y las dos asistencias repartidas en esta última temporada.
Nacido en Ajaccio, en la isla de Córcega, Khazri se nacionalizó tunecino para jugar con la selección africana. No es el único de su generación que lo hizo. A parte de él, el combinado de Túnez cuenta con otros ocho jugadores de procedencia francesa en su lista de 23 para disputar el Mundial. Anice Badi, Ellyes Skhiri, Naïm Sliti, Yohan Benalouane, Dylan Bronn, Syam Ben Youssef, Moez Hassen y Saîf-Eddine Khaoui son los otros futbolistas de origen francés que conforman la extensa colonia gala en la selección norteafricana.