Myrto Uzuni dejó Albania siendo un niño en busca de oportunidades. Tras sudar cada paso en su carrera, hoy triunfa en el Granada CF, más que un club, un hogar.
Los sorteos de Champions, como el que esta tarde repartirá a 32 clubes en ocho grupos, mantienen intacta la esencia de cualquier sorteo: conducir a la gente a la frustración. Vuelven los bombos. Vuelve la magia.
Antes fue China. Hoy, Arabia Saudita. Benzema, Kanté, Koulibaly o Rubén Neves ya se han unido a Cristiano Ronaldo cegados por el poder del dinero. Y los que faltan.
Nos gustan los quioscos porque resisten y se rebelan. Cargan con una presión insoportable y una responsabilidad preciosa: sostener el recuerdo de un hábito.
Puede que el fútbol que nos gusta deje de gustar. Y que cambie, como es lógico, al gusto de las nuevas generaciones. O que ya no guste más, como dejó de gustar ir al cine o al quiosco.
Desde el debut con la Seleção siendo menor de edad al gol número 1.000 en un Maracaná a rebosar, Pelé supo cargar con la fama mundial, la crítica por su neutralidad política y la expectativa.