París se enfrenta a uno de los equipos más grandes de Francia. Uno por el que pasó Platini y que brilló durante décadas al amparo de la realeza otorgada por el verde de Saint-Étienne.
Tras ganar el Europeo sub-19 y el Mundial sub-20, muchos auguraban que la nueva hornada de futbolistas serbios garantizaría éxitos para la selección absoluta. Nada más lejos de la realidad.
Messi es peor que un tatuaje, porque lo suyo sí que va en serio: ni soltando toda la pasta del mundo vas a poder quitártelo de encima. No lo elegiste, pasó, y ahora ya no eres capaz de contar quién eres sin pensar en él.
El ‘Fogão’ ha conquistado esta temporada la Copa Libertadores y el Brasileirão, aunque esta hazaña se dio después de una de las mayores ‘pechofriadas’ de la historia del fútbol.
El éxito atrae al odio. Quizá esta es la forma más efectiva de introducir por qué el Ludogorets, campeón trece temporadas consecutivas, despierta sentimientos encontrados.
Si a Quaresma lo sentamos en nuestro altar, sin duda, fue por esos golpeos con el exterior que duraban un segundo en la tele pero que se quedaban dando vueltas en tu cabeza durante siglos.