Hay un instante de la temporada en el que la clasificación parece la mesa desordenada de un estudiante de secundaria: los pequeños delante, los grandes detrás. Es el momento de soñar.
"Sabía que entraría al quirófano como futbolista y saldría como exfutbolista", dice el ex del Girona, Fuenlabrada, Albacete, Atlético Baleares y la Cultural.
No es italiano pero tiene clase, no es brasileño pero baila samba y tampoco es uruguayo pero le sobra garra. Es madrileño y ha engatusado a toda Girona con su futbol.