En Girona se ha vivido un gran verano. Y eso que muchos de los artífices del hito de la 23-24 se han ido a buscar la vida lejos de la ciudad mediterránea. Pero la gente sabe que es historia lo que han vivido y podrán vivir también en la nueva campaña. Esa ilusión no desiste y la confianza en los suyos va más allá de nombres, porque el esencial sigue sentado en el banquillo. Entre las caras nuevas, una especial. Bryan Gil vuelve un año más al fútbol español de la mano del equipo de moda, que deberá despertar de nuevo la llama en la 24-25 para cumplir expectativas, ayudado por jugadores que, a su vez, deben encontrar el camino que los lleve a mostrarse como lo que un día fueron.
Como coartado por la página en blanco, Bryan Gil no ha tenido grandes actuaciones aún que refrenden la esperanza que hubo depositada en su talento. Con la voluntad de agradar a unos y a otros en cada escenario, se desdibujó el futbolista que quería ser por el que le pedían ser en cada parada. Sabemos que a un artista no le puedes agobiar siempre con los trazos. A menudo simplemente le debes seguir el juego. Darle el marco, definir el valor de su rol y dejarle ir.
Con la voluntad de agradar a unos y a otros en cada escenario, se desdibujó el futbolista que quería ser por el que le pedían ser en cada parada
Desde esas categorías inferiores del Sevilla, el extremo no ha logrado aún encontrar su sitio a pesar de las numerosas oportunidades que ha tenido en equipos que han querido exprimir esa visión. Todos han querido, sin éxito, encontrar la vía de la recuperación. Etapas que mostraron de manera intermitente un nivel que ansiamos recuperar cada vez que pone un pie en el césped. Recuperar las sensaciones que le hacen especial es más que una opción.
Habilidad técnica, agilidad, desparpajo y velocidad. Funciones más que evidentes en esos primeros días que hicieron soñar con un delantero llamativo en pocos años. Una visión que dejó en esos primeros años sevillistas, surgiendo desde la cantera, y, sobre todo, en su cesión al Éibar. El de L’Hospitalet tiene una nueva oportunidad, aunque sea cedido de nuevo. Su contrato aún le tiene al amparo de ese salto que diera en 2021, hacia una ansiada Premier League que le trajo no pocos sinsabores.
De la mano del Tottenham, sigue queriendo encontrar comodidad y confianza en destinos bien distintos. Y eso no es sencillo. Varias etapas, muchos hogares diferentes. En tres años, tres cesiones. Una, incluso, para volver a un Sevilla que tampoco logró activar al Bryan Gil de los primeros tiempos, en medio de una tormenta institucional que no ayudaba a dar los pasos correctos, ni en el césped ni en los despachos. Primero fue Valencia, con una situación similar, y la más reciente oportunidad, a bordo del Girona. Quizá Míchel pueda entender las circunstancias de esa duda y quizá pueda revertir las sensaciones para convertirlas en oportunidad.
Dentro del plan esperado del Girona, un extremo versátil como Bryan Gil es un arma más que interesante. Puede aumentar la presencia del equipo catalán en zonas que podían quedar inexploradas
Dentro del plan esperado del Girona, un extremo versátil como Bryan Gil puede ser un arma más que interesante. Al hilo de jugadores más presentes por dentro que por fuera, como Portu o el propio Abel Ruiz, la verticalidad que tiene el jugador de los ‘Spurs‘ puede aumentar la presencia del equipo catalán en zonas que podían quedar inexploradas tras la salida de un hombre importante como Savinho. Lejos de la labor de hacer olvidar al brasileño, tarea compleja, sí es su función replicar esa tendencia al uno contra uno y la búsqueda del duelo.
Haciendo las veces de taller de los grandes artesanos jugueteros, este Girona ha querido contar, este año también, con jugadores a los que pueda reparar esa irregularidad que los ha destinado a ser pieza de cambio de un lado a otro del fútbol. En la 24-25, son Van de Beek o Bryan Gil, pero, antes de ellos, fueron Blind o Yángel Herrera. Nombres que el equipo catalán puede presentar como aval en su labor encontrando tesoros escondidos, aún capaces de cumplir sus objetivos. Queda contar con que Bryan Gil conquiste ese paso ineludible para volver a verlo libre: curarse la confianza. Un camino necesario para volver a disfrutar, junto a nosotros, de las jugadas, los goles y los quiebros que la vida le destinó a protagonizar.
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Fotografía de Getty Images.