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En Frankfurt se lo creen

El Chelsea será el cuarto campeón continental al que se mida el Eintracht en la Europa League; ya sabe lo que es dejar en el camino a varios favoritos

De los cuatro semifinalistas que quedan en la Europa League, tan solo el Eintracht desconoce lo que es llegar hasta esta fase de la competición. Pero si tuviéramos que elegir un favorito, teniendo en cuenta únicamente su paso por el torneo, muchos seríamos los que nos quedaríamos con el equipo alemán. Que sea la primera vez que llega a las semis tiene cierta trampa, ya que cuando el torneo se llamaba Copa de la UEFA logró llevarse el trofeo a casa tras derrotar a doble partido al M’Gladbach de Matthaus. En este Eintracht el que se está llevando todas las portadas es Luka Jovic, algo lógico, pero los de Hütter son bastante más que el delantero balcánico.

Su paso por la Europa League roza la perfección, al igual que el de su próximo rival, el Chelsea. Los blues están invictos en la competición, mientras que los alemanes tan solo han tenido un gran susto, y fue ante el Benfica en la gran noche de Joao Félix. Aun así supieron sufrir y se llevaron a casa un resultado que no era tan malo, dejaron la eliminatoria abierta. De los cuatro rivales que quedan, el Eintracht es sin duda el que ha tenido un camino más complicado, por eso mismo no temen al Chelsea. El conjunto londinense será el tercer campeón de Europa al que se midan y ya saben lo que es derrotar a los otros dos. Sus últimos tres adversarios han jugado Champions League esta temporada.

En la fase de grupos su pleno de victorias, y ningún empate, hacía presagiar su gran dinámica. De hecho, un grupo con Lazio, OM y Apollon Limassol no era precisamente el más sencillo. Ganaron en Roma y Marsella, además de hacer de su estadio un lugar inexpugnable. Su afición les ha acompañado por todo el continente, como si ya supiera de antemano que esta sería una temporada inolvidable. El Shakhtar fue una buena piedra de toque. Los ucranianos ya saben lo que es ganar la UEFA, lo hicieron hace una década, y siempre llegan lejos, pero el 4-1 de la vuelta les dio un golpe de realidad. Después vendría el Inter, el cual logró irse a Milán con un valioso 0-0. Hasta entonces ningún otro equipo se había llevado semejante botín de Frankfurt. Pero claro, en el partido de vuelta se juntaron dos dinámicas: la del Inter decadente ante un Eintracht que rezuma magia por todos los costados.

En Lisboa no les salió prácticamente nada. A los 20’ estaban ya con uno menos, fruto de la expulsión de N’Dicka. Luego llegó el recital de Joao Félix, pero aun así supieron mantenerse vivos, aprendieron a competir. Hasta la noche de Lisboa su camino había sido relativamente cómodo, pese a medirse a equipos de mucho nombre. En el partido de vuelta lo fiaron todo a su talento ofensivo balcánico y la jugada salió redonda. ¿Y ahora qué? Están a dos partidos de meterse en una final que hace un año parecía impensable, menos aún antes de ganar al Bayern en la final de Copa de Alemania. Jamás se han medido al Chelsea y su balance ante equipos ingleses no es precisamente bueno, pero juegan como si no tuvieran nada que perder, al igual que hace el Ajax en la Champions.

El esquema de Hütter, 3-4-3, hace que el Eintracht sea uno de los equipos más vistosos del continente. Trapp en portería y los tres centrales no se complican demasiado la vida, simplemente hacen lo que deben. Una de las claves está por fuera y sobre todo en sus transiciones ofensivas. Tanto Kostic, por la izquierda, como Danny da Costa, por la derecha, son todo un dolor de muelas para el rival, no paran durante los 90 minutos. El centro del campo no es el más brillante, pero Gelson Fernandes, Rode, De Guzmán o Torró cumplen bien su función de ser el pegamento del equipo. En ataque ya sabéis, fantasía. Rebic, Jovic y Haller suman en este torneo 14 tantos. En el banquillo el técnico austríaco no tiene grandes recursos, pero dispone de 11-13 jugadores que llegan a estas semis en un momento idóneo.