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El poeta Artur Jorge y la revolución de los estudiantes

En el cincuenta aniversario de la Revolución de los Claveles, recuperamos la gesta de un equipo universitario y un delantero que escribía poesía para explicar cómo Portugal cambió para siempre

El 25 de abril de 1974, una extraña y pacífica revolución obligó a Europa a mirar hacia su rincón más occidental: en Portugal, los militares aparcaron los fusiles y lograron acabar con 48 años de dictadura. Sí, los militares. No hubo disparos: de la boca de los fusiles solo salieron claveles. Para los portugueses, el día pasó a la historia como 25 de Abril. En el resto del mundo llamamos a esos hechos la Revolución de los Claveles.

Pero como suele suceder, el final (feliz) de la historia encierra muchas intrahistorias: una de ellas tiene que ver con el fútbol y con la universidad. Con la más antigua del país, la de Coimbra. Y con su equipo, la Académica.

En 1968, la dictadura portuguesa se vio obligada a cambiar de ‘jefe’: António de Oliveira Salazar, primer ministro desde 1932 y líder del Estado Novo, se había golpeado la cabeza en un accidente doméstico. Fue sustituido por Marcelo Caetano.

Conviene insistir en que nos situamos en el verano de 1968. Y que unos meses antes, en mayo, unos estudiantes franceses habían logrado convertir París en el centro del mundo. Levantaban los adoquines de las calles en busca de las playas; una edulcorada metáfora para explicar que intentaban cambiar la sociedad en la que les había tocado vivir.

Los estudiantes portugueses no fueron ajenos. En Coimbra, por excelencia la ciudad universitaria del país, se agrupaban bajo el nombre de Associaçiao Académica de Coimbra, cuyo equipo de fútbol era uno de los clásicos de la liga pese a lo exiguo de su palmarés (solo había ganado una Copa, allá por 1939).

 

Fue la ‘final de las capas’, porque los jugadores de la Academia salieron al campo con las tradicionales capas estudiantiles de Coimbra, en inequívoco guiño a las protestas de sus compañeros

 

En febrero de 1969, Alberto Martins ganó las elecciones universitarias de Coimbra. Lideraba el grupo Para o Conselho da República, una entidad abiertamente opositora al régimen.

Pero dos meses después, en abril, las autoridades le impidieron tomar la palabra en la inauguración de la facultad de Matemáticas. Hubo manifestaciones, fuertemente reprimidas por la policía.

Se desencadenó entonces el luto estudiantil, un conjunto de huelgas y medidas de protesta. Fue el camino elegido por los estudiantes para reclamar medidas democráticas y libertad, no solo en el mundo universitario, sino en todo el país.

En pleno luto, la Académica de Coimbra disputó las semifinales de Copa ante el Sporting de Portugal: en la ida, disputada en Lisboa, los jugadores cambiaron su tradicional camiseta negra por una blanca, con un brazalete negro en señal de duelo. Ganaron 1-2.

Uno de aquellos jugadores se llamaba Artur Jorge Braga Melo Teixeira. Tenía 23 años, estudiaba Filología Alemana y escribía poesía. Era el goleador del equipo.

Artur Jorge en 1996, ya en su etapa como entrenador.

 

En el partido de vuelta, en el estadio Calhabé de Coimbra, la Académica comparece con su tradicional camiseta, completamente negra (el gobierno había prohibido que se cambiasen los colores de la camiseta o que se lucieran brazaletes reivindicativos). Y con un adhesivo blanco tapando el escudo, a modo de protesta. En un estadio repleto, los estudiantes ganan 1-0 y logran el pase a la final.

El gran partido, ante el Benfica, se jugaría en el estadio nacional de Jamor, a las afueras de Lisboa, el 22 de junio de 1969. Los días precedentes fueron un hervidero de informaciones (se prohibió la retransmisión televisiva del partido; ningún miembro del gobierno estaría en el palco) pero también de rumores, porque se llegó a publicar que los jugadores de la Académica no se presentarían al partido para protestar contra el gobierno.

Entre rumores e informaciones, un jugador luchaba desesperadamente contra su destino: Artur Jorge cumplía el servicio militar en el cuartel de Mafra, a pocos kilómetros del estadio de Jamor. Le tocaba guardia ese 22 de junio, y todos sus intentos por liberarse y poder disputar el partido fueron infructuosos.

 

Incluso muchos aficionados del Benfica preferían una victoria estudiantil. Y algunos historiadores creen que ese día, en Jamor, se celebró el mitin político más multitudinario de la historia de Portugal

 

La final se jugó en un ambiente espectacular, con las gradas de Jamor rebosantes de pancartas reivindicativas. Fue la ‘final de las capas’, porque los jugadores de la Academia salieron al campo vestidos completamente de negro (su uniforme habitual), y con las tradicionales capas estudiantiles de Coimbra, en inequívoco guiño a las protestas de sus compañeros.

No es difícil imaginar a Artur Jorge mirando desde su garita a lo lejos. Pensando en lo que pudo ser y no fue. La Académica pudo ser campeón de Copa, pero no lo fue. Se adelantó en el marcador, pero Simoes empató para el Benfica. Y en la prórroga, el gran Eusébio firmó el 2-1.

En 1983, Artur Jorge publicó su primer libro de poemas, Vértigo de agua, como recordaba Juan José Martínez Jambrina en un artículo de Jot Down. En 1987, ya como entrenador, ganó la Copa de Europa con el Oporto. Pero ese día de junio de 1969 no pudo estar en la final de Copa. Sus compañeros siguen convencidos de que con él, la Académica hubiese ganado.

En cierto sentido, la Académica ganó: incluso muchos aficionados del Benfica preferían una victoria estudiantil. Y algunos historiadores creen que ese día, en Jamor, se celebró el mitin político más multitudinario de la historia de Portugal.

Artur Jorge falleció hace pocas semanas, el pasado 22 de febrero: muchos recordaron su Copa de  Europa con el Oporto (tumbando al todopoderoso Bayern con el inolvidable taconazo de Madjer), su discreto paso por el Tenerife o sus éxitos con el PSG, pero pocos se acordaban de que en junio de 1969, no pudo jugar la ‘final de las capas’.