Más que un dato. La esperanza de poder superar sus propios mejores registros en la historia de los Mundiales. Así afronta la selección helvética su visita a Rusia. Hace mucho tiempo que Suiza no sorprende en las citas mundialistas. Solo en tres ocasiones consiguieron pasar de los octavos de final. Solo en tres ocasiones alcanzaron los cuartos de final. Fue en Italia’34, en Francia’38 y en su propia casa, en el año 1954, donde obtuvieron sus mejores resultados en esta competición.
La extinta Checoslovaquia, la Hungría liderada por el emblemático delantero Györgt Sárosi y Austria (en un partido alocado que acabó con 7-5 en el marcador) fueron los conjuntos que rompieron los sueños de los suizos y quienes hicieron que tuvieran que coger un avión de vuelta a sus domicilios mucho antes de lo soñado. Menos en la última, en la tercera; porque ya estaban en su hogar. Los futbolistas helvéticos cada vez abandonan a menor edad la Superliga de Suiza y comienzan a hacerse huecos en grandes equipos europeos. Yann Sommer, Stehpan Lichsteiner, Xherdan Shaqiri y Haris Seferović, entre otros, serán los responsables de intentar dejar en el tintero aquellos cuartos y conseguir estar entre las cuatro mejores selecciones del mundo, alcanzando así las semifinales de un Mundial por primera vez en su historia.