El atacante argentino, de esos jugadores bonitos que te embelesan, no chuta el balón, le susurra; no orienta el cuerpo, se acurruca; no marca, muerde como un vampiro.
El técnico mexicano, que deja perlas en las ruedas de prensa, afronta otra aventura después de haber salvado a Zaragoza y Espanyol y de rozar el milagro con el Leganés.
Marco Verratti remite a la sencillez con su juego y su estilo, que huye de lo rococó, no necesita adjetivos, justo lo que necesitamos para hablar de él.
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