De protagonizar una irrupción sorprendente a quedarse estancado en su punto más álgido. El prometedor delantero ha vivido las dos caras de la profesión durante su primer año en La Liga.
El joven centrocampista no pudo evitar romper en llanto al celebrar los dos goles que certificaban la permanencia del Celta. Pero sus ojos no sólo reflejaron alegría, también liberación.