A Kike García la etiqueta de currante del gol no le molesta. Su familia es obrera, no se siente un elegido y tiene claro su trabajo: dejarse la vida por el equipo.
El sábado 11 de junio de 2005, el Betis alzó la segunda Copa del Rey de su historia al cielo de Madrid, tras superar Osasuna en la prórroga con un tanto de Dani.