El pasado 10 de mayo conocimos una noticia de impacto: Perú se lanza a clonar alpacas, el ‘camello’ más característico del país andino. Las alpacas están emparentadas con las llamas y con las vicuñas, dos de las especies de animales más importantes de América del Sur. Tras abrir el primer laboratorio del mundo dedicado a investigar sobre la clonación de alpacas, ahora la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de Lima, la más antigua de América, trabaja para conseguir nuevos ejemplares de este camélido mediante la manipulación de embriones.
El país andino tiene la mayor población de esta especie, que vive entre los 3.500 y los 5.000 metros de altitud. Si uno viaja a Perú y visita el Machu Pichu, es imposible no cruzarse en algún momento con decenas de estos ejemplares, así que la noticia nos parece de lo más coherente: multiplicar la población de uno de sus reclamos más internacionales para potenciar la esencia del país.
Aunque puestos a potenciar la esencia del país y copar las portadas de periódicos a nivel mundial, hubiera sido mejor idea desarrollar una técnica para poder clonar a Téofilo Cubillas y disponer del futbolista ad eternum. En Rusia, un ataque formado por Jefferson Farfán, Paolo Guerrero y un Cubillas 2.0 podría aspirar a todo. Una pena que en los años 70 nadie de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos supiera cómo hacerlo.