180 centímetros mide Alex Iwobi, una cifra un tanto singular si tenemos en cuenta que este chico nacido en Lagos suele arrancar todas sus jugadas en uno de los dos costados, desde donde intenta agitar los partidos con su velocidad y sus eslalons verticales.
Más alto que el típico extremo habilidoso y escurridizo, Iwobi, a sus 22 años, pasa por ser la principal apuesta de las Súper Águilas para el futuro. Moldeado en las categorías inferiores del Arsenal, donde creyeron en sus cualidades hasta que se convirtió en uno de los atacantes del primer equipo, el ’17’ gunner es otro de los muchos talentos nigerianos que son captados a edad temprana por las redes de ojeadores de la Premier. Su perfil, después de todo, encaja como un guante en Inglaterra: aúna aceleración y envergadura, rapidez y potencia. Cualidades muy apreciadas en una liga que exige a los futbolistas ofensivos que sean tan capaces de correr y desequilibrar como de aguantar los choques del adversario. Aunque aún es pronto para valorar el calibre de sus condiciones (esta será su primera Copa del Mundo), sus paisanos ya esperan que pueda marcar las diferencias en Rusia, donde presumiblemente será titular en la banda izquierda.
Le avala la experiencia de sus últimas dos temporadas en el Emirates, donde ha acumulado bastantes minutos en un club en el que no puede jugar cualquiera. El descubrimiento de Alex Iwobi, de hecho, ya será recordado para siempre como uno de los últimos servicios que hizo Wenger para el Arsenal.