Ser suplente habitual en el fútbol puede ser algo bastante frustrante. Tu papel se ve reducido a los minutos finales de los partidos si tienes la suerte de que te saquen al campo. Al menos, vives los encuentros desde un lugar privilegiado, como si de un asiento a pie de pista de la NBA se tratase. Los jugadores de campo que parten en los partidos desde la banca tienen la suerte de que, con esfuerzo, dedicación y buenas actuaciones, su situación dentro de la plantilla puede cambiar, consiguiendo un huequecillo en el once si el entrenador está de buenas con ellos. Esto a los porteros no les suele pasar casi nunca, por desgracia para ellos. Los segundos arqueros suelen tener un rol solitario dentro de los equipos, un rol menos importante que el resto de los jugadores de la plantilla y un rol que los lleva al ostracismo prácticamente en la totalidad de la temporada.
Antes era habitual ver cómo los arqueros que no gozaban de la titularidad estaban relegados a tener sus escasos minutos en la copa o al final de temporada, cuando los resultados en la liga ya eran totalmente irrelevantes. Hoy en día muchos de ellos ni siquiera gozan de estas pequeñas oportunidades de brillar, con las que por fin logran ponerse bajo los palos tras largos meses de espera sin poder pisar el verde. Son días duros para ellos, incluso algo frustrantes, porque seguramente pocas cosas habrá peores en el fútbol que no poder vestirse de corto.
El perfecto ejemplo de esta situación podría ser Iñaki Peña. La temporada 2022-23 el arquero del Barcelona apenas pudo jugar cinco partidos en todo el curso, saliendo incluso en dos de ellos desde el banquillo. Ni las rondas avanzadas de Copa ni el prematuro alirón del Barça en liga, fueron factores lo suficientemente decisivos como para brindarle oportunidades de mantener un mínimo ritmo competitivo. Posiblemente una mayor preparación le hubiese ayudado la siguiente temporada, cuando debido a los problemas lumbares de Ter Stegen, el alicantino vio cómo, de la noche a la mañana, se tuvo que convertir en el principal defensor del arco culé. Durante este largo periodo de tiempo, muchos comenzaron a preguntarse si Peña tenía nivel para los azulgrana, o si en situaciones de emergencia como estas, el club debería buscarse un portero con más renombre como tuvo en temporadas anteriores.
Podría parecer que la figura del portero suplente fuera siempre la misma, cromos repetidos en distintos equipos, pero la realidad termina demostrando que la suerte y las circunstancias no son las mismas para todos
Este último caso se vivió en Can Barça durante las temporadas 2014-15 y 2015-16, donde se dio una curiosa situación en la meta culé: Ter Stegen jugaba la Copa y la Champions, mientras que Claudio Bravo tenía la totalidad de sus minutos en liga. Luis Enrique consiguió encontrar ese equilibrio entre dos futbolistas de calidad para un puesto en el que la rotación es prácticamente inexistente. La jugada le salió bien logrando varios títulos, pero únicamente se sostuvo durante esas dos campañas. Por aquel entonces, Ter Stegen, al ser un portero más joven y con más proyección, reclamó también la titularidad en liga y se le acabó concediendo, lo que llevó a Bravo a abandonar el Barça. Este modelo de portería empleado por el Barcelona también fue usado la temporada anterior por el Real Madrid, donde Iker Casillas participó en las competiciones del K.O., mientras que Diego López lo hizo en la liga.
Más recientemente, en la liga hemos vivido otra de estas situaciones inverosímiles en las que ambos porteros de la plantilla se han erigido como los principales defensores del arco. Tanto Aitor Fernández como Sergio Herrera compartieron titularidad hace dos temporadas en Osasuna, siendo gestionados de una forma un tanto curiosa por Jagoba Arrasate. Eran dos arqueros que seguramente nadie tuviese en su equipo del Fantasy, porque llegó un punto en el que rotaban cada uno o cada dos partidos de liga y nadie sabía quién sería el titular el fin de semana siguiente. Fue una forma exitosa de mantener tanto el ritmo como la competitividad entre ambos.
Aunque estos sean casos excepcionales, y rara vez veamos este tipo de rotaciones para que los porteros suplentes también tengan sus minutos, chupar banquillo no tiene por qué ser negativo para tu carrera como futbolista. Tom Starke puede presumir de haber ganado 14 títulos en su carrera con el Bayern de Múnich disputando únicamente 12 partidos en seis temporadas con los bávaros. No deja de ser un dato sorprendente, ya que el portero sale a más títulos que partidos jugados. Durante su estancia en Múnich, pese a jugar menos que un niño al ajedrez, se convirtió en un imprescindible de la plantilla. Esto se demostró en 2017, cuando tras una grave lesión de Manuel Neuer, el Bayern lo sacó del retiro para que volviese a ocupar su imprescindible puesto en el banco muniqués.
Tom Starke puede presumir de haber ganado 14 títulos en su carrera con el Bayern disputando únicamente 12 partidos en seis temporadas. El portero sale a más títulos que partidos jugados
Para ser tan querido como Starke en Baviera, hacer piña dentro de la plantilla es imprescindible. Si no que se lo digan a Pepe Reina en la selección española, siendo para muchos una de las piezas más importantes de aquel equipo campeón. En la época dorada de la ‘Roja’ se convirtió en ese punto de unión dentro del vestuario y el cómplice que tenía Iker Casillas antes de las citas importantes. Habiendo jugado 36 partidos con la selección de los cuales únicamente 8 fueron oficiales, Reina fue un habitual de las convocatorias nacionales entre 2005 y 2018, siendo indispensable para la química de la plantilla.
Algunos arqueros, además de colaborar con la unión del grupo, también han adquirido roles para momentos clave. Se podría decir que Louis Van Gaal fue un pionero en apoyar a los porteros suplentes cuando en Brasil’14, un minuto antes de que Holanda se fuese a penaltis contra Costa Rica, dio entrada a Tim Krul para que fuese el portero en la tanda de cuartos de final. Cilessen salió del campo un poco a regañadientes, pero la jugada salió bien: Krul se vistió de salvador y los neerlandeses pasaron a semifinales. Aunque esto le funcionase a Van Gaal, no quiere decir que este cambio sea un sinónimo de éxito, pero bueno, cualquier oportunidad de lucirse parando algún penalti es buena.
Lo que es seguro es que los cancerberos siguen y seguirán teniendo uno de los papeles más solitarios dentro de los equipos, seguirán teniendo los palos como su mejor aliado y seguirán siendo los bichos raros del fútbol. Podría parecer que la figura del portero suplente fuera siempre la misma, que sean cromos repetidos en distintos equipos, pero la realidad termina demostrando que la suerte y las circunstancias no son las mismas para todos. Aunque hoy no jueguen y quieran volar para intentar defender los palos de otro club consiguiendo cierta continuidad, su labor en la sombra puede acabar siendo mucho más importante de lo que ellos mismos creen.
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Fotografía de Getty Images.