En Uruguay, desde siempre, el fútbol se vive de un modo particular. Más aún cuando el contexto inmediato es la Copa del Mundo, escenario de gestas y épicas históricas de la ‘celeste’. Ante aquellas situaciones en las que otros sólo acumulan pesimismo, ellos responden con esperanza y pasión redoblada. Incluso si el combinado nacional se ve forzado, por cuarta vez consecutiva, a tener que certificar su pase al Mundial mediante la repesca. No hay excusas. La sorprendente selección de Jordania aguarda como escollo para los próximos días 13 y 20 de noviembre. Y todo el país, una vez más, ha respondido con entusiasmo. Ya están agotadas todas las entradas para asistir al Estadio Centenario de Montevideo en el partido de vuelta. No es de extrañar, pues, que ante un panorama tan pasional sea realmente complicado pronosticar cuál de los jugadores de Óscar Tabárez afronta estos dos envites más motivado.
Pero si nos remontamos a los hechos de hace cuatro años, damos con un hombre que todavía consigue distinguirse con un plus de ilusión más que el resto. Su apodo se sirve de una hortaliza de hojas fibrosas, olor vigoroso y sabor picante. Parte desde el flanco izquierdo del ataque y figura entre los inscritos en la Liga BBVA del presente curso.
Una herida incurable
Todos se echaron a reír. Todos menos uno. Rodríguez podía recordar aún con amargura esa cruzada de cables que le impediría disputar el Mundial de 2010
En el comedor de la expedición uruguaya, se proyectaba desde un televisor el encuentro que había enfrentado por última vez con tintes dramáticos a la selección nacional con los argentinos. Las imágenes retomaron el momento en el que, ya finalizado el partido, Cristian Rodríguez propinó un puñetazo a uno de los rivales, motivo por el cual fue expulsado. Todos los presentes se echaron a reír, restando dramatismo a un capítulo ya cerrado. Todos menos uno. Sólo el ‘Cebolla’ podía revivir aún con amargura esa cruzada de cables que le acarrearía una suspensión de cuatro partidos y que, a la postre, le dejaría sin disputar el Mundial de 2010. Aquel día los de Tabárez perdieron el clásico del Río de la Plata por un gol a cero, siendo arrojados por enésima vez a la fase de repesca.
Esa sesión de vídeo matinal formó parte de la previa del partido que de nuevo jugaron hace escasas semanas Uruguay y la ‘albiceleste’. Cosas del destino, otra vez ambos conjuntos se veían las caras en el último lance de las eliminatorias regulares de la fase de clasificación para el próximo Mundial. Ésta vez los ‘charrúas’ sí conseguirían imponerse (3-2) ante el plantel de Alejandro Sabella, que jugó ya sabiéndose matemáticamente clasificado. Fue sin duda el inicio de la redención de Rodríguez. En el minuto 6 del encuentro, el extremo local penetró en el área rival y, con un remate seco, venció la estirada de Sergio Romero y abrió la lata para los suyos. La victoria no sirvió tampoco para que el ‘Cebolla’ y compañía obtuvieran el billete directo a la cita mundialista pero el sabor post-partido fue menos amargo. Sobre todo para el autor de ese primer gol, que celebró su desquite organizando un asado a altas horas de la madrugada.
Rodríguez sabe que se encuentra ante una ocasión única. Casi un lustro más tarde vuelve a tener la oportunidad que se le escapó en esa fatídica noche de 2009. Bálsamo suficiente para contrarrestar sus no tan buenas sensaciones con el Atlético de Madrid, donde parece ser la única excepción de un conjunto que atraviesa un momento dulce. Con experiencia más que contrastada en otros clubes de relumbrón del Viejo Continente (antes de convertirse en el ‘eterno revulsivo’ de Simeone estuvo en el PSG, el Benfica o el Oporto), ahora parece que toda su ambición se centra en consumar la que sería su primera participación en una Copa del Mundo. “Y más si se juega en Brasil, un país especial para nosotros por el recuerdo del ‘Maracanazo’ de 1950”, como comentó él mismo en el portar digital de la FIFA.
Último escalón
El definitivo obstáculo que se interpone en el particular sueño del ‘Cebolla’ será Jordania, un combinado que nunca antes se ha clasificado para la fase final de un Mundial y cuya historia futbolística de este país, actualmente una especie de oasis de estabilidad política entre los bombardeos que se suceden en gran parte del mundo árabe, revisamos en las páginas del #Panenka24.
Uruguay afronta la doble eliminatoria siendo el claro favorito. Aun así, los nashama (‘valientes’, nombre con el que se conoce a los jugadores jordanos) no parece que quieran ponerle las cosas fáciles desde el inicio. Voluntad que ya ha quedado contrastada con el envío de material que ha hecho la federación de su país a la expedición uruguaya, que se encuentra preparando el partido en Turquía. Desobedeciendo a los reglamentos, ha prestado a los de Tabárez balones que no se corresponden con el que se va a jugar en la ida de la repesca en el Estadio Internacional de Ammán.