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Griezmann y la papiroflexia

La estrella que más brilla en la Liga se llama Antoine Griezmann, un futbolista que justifica su apodo, 'El Principito', a través del juego

griezmann

Hace días que quiero escribirte, Antoine. Quizás meses. Quise hacerlo después de tu triplete en Balaídos. Después de que batieras a Luis Aragonés. Después de tu soberbio gol al Madrid en la Copa. Pero nada. La cosa quedó ahí. Cómo una aspiración latente. No es hasta ahora que entiendo cuál fue la causa de mi bloqueo: me enamoré de ti. Y, como bien sabrás, el amor engulle las palabras.

Te miro como cuando, de niño, miraba a la niña que me gustaba. Embobado. Con los ojos llorosos. Masticando más papel de aluminio que bocadillo. Y con la idea permanente, gravitando alrededor de mi cabeza, de dedicarte una carta de amor. Sé que, para poder expresarme con cierta exactitud, debía dejar pasar este flechazo. Los primeros días de tonteo.

No te negaré que Sergi Pàmies me ha echado una mano. Volví a leer uno de sus mejores cuentos: Papiroflexia. Habla un poco de ti. Bueno, de el ‘Principito’. Se pregunta el escritor cómo es posible que la historia de Saint-Exupéry haya calado tanto entre niños y adultos. Y durante tantas generaciones. Fue ahí donde encontré un hilo donde colgarme.

 

Ahí pondría el acento. En su capacidad de encontrar siempre el rincón donde alumbran las estrellas. En saber ayudar, con maestría e imaginación, a todos los que se cruzan en su camino

 

Imaginé algo absurdo. Imaginé que Pàmies hablaba de ti, y no de la novela. A su pregunta, yo le respondería que la monería pesa mucho. El chico es guapo, rubio, simpático. Eso encandila. Pero no más que el talento. Y ahí pondría el acento. En su capacidad de encontrar siempre el rincón donde alumbran las estrellas. En saber ayudar, con maestría e imaginación, a todos los que se cruzan en su camino.

También haría hincapié en la moraleja; el ‘Principito’ consigue que los adultos miren el mundo como lo hacían de niños. Con un interés exclusivo por el juego. Por las acciones bonitas. Estéticas. Las que promueven la solidaridad y el espíritu colectivo. No sé si te he convencido, Sergi. Como tampoco sé, a estas alturas, de cuál de los dos ‘Principitos’ hablo. Parece que presentan los mismos atributos.

Veo la misma papiroflexia en el fútbol de Griezmann que en los helicópteros de papel que, según la fantasía de Pàmies, hacía Saint-Exupéry en su apartamento con vistas a Central Park. Pliegues. Recortes. Ángulos de todo tipo. Creaciones asombrosas. Goles que parecen origamis. La exhibición es abrumadora. Y la firma, cada fin de semana, el mejor futbolista que ha visto la Liga después de que Messi nos dijera adiós.

He aquí mi último piropo para poner fin a esta carta de amor.

Espero que te guste, Antoine.

 


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Fotografía de Getty Images.