Tras no pasar de grupos en Sudáfrica y no habiendo asomado ni un poco el hocico en Brasil; así llegan los serbios a la quedada estival en Rusia. Ocho años en los que ha comparecido de manera muy residual ante los focos mundialistas. Este combinado aterrizará en el campeonato del mundo siendo la selección número 35º en el ranking de la FIFA. Serbia es la que tiene peor promedio de las selecciones encuadradas en el grupo E.
Nemanja Matić es la estrella de esta selección y tendrá los ojos de sus paisanos clavados en sus botas. Desde la veteranía y desde la medular, es una de las armas en la sala de máquinas de los serbios. Un futbolista de esos que es amado por los suyos y odiado por los contrarios. “Es un jugador muy difícil de enfrentar. Grande y fuerte, también. Ha sido divertido jugar con él, a pesar de que es difícil. Es poderoso”, reconoció Yaya Touré en la página web del Manchester City.
Después de que el anterior seleccionador serbio, Slavoljub Muslin, perdiera el puesto de manera turbulenta -la federación del país llegó a difundir un comunicado en el que explicaba que una de las causas de su destitución había sido que el preparador físico se negaba a convocar a futbolistas jóvenes-, Mladen Krstajić, su exasistente, cogió las riendas del equipo nacional. De esta manera, Serbia comparecerá en Rusia con el entrenador de menor edad. 43 años tiene.

