Desde Lleida, jugando para Serbia, con amor. Sergej Milinković-Savić, estrella de la Lazio, nació en la localidad catalana el 27 de febrero del 1995. Milana Savić, una famosa exjugadora de baloncesto de los 90, y Nikola Milinković, un exfutbolista que pasó por hasta tres equipos españoles, son los padres de una de las nuevas sensaciones del fútbol europeo, de un chico de 191 centímetros de altura, con más pintas de encestar canastas que de darle patadas a un balón, que ha acabado convirtiéndose en una de las referencias de la selección balcánica.
El deporte siempre ha estado presente en la vida del mediocentro, ya sea a través del balón naranja del básquet o del blanco con manchas negras del balompié. Desde bien pequeño tenía claro qué pasos quería seguir. “Opté por el fútbol porque, siendo más joven, me gustaba más ir a ver jugar a mi padre que a mi madre. Pero también me gusta el baloncesto, y lo practico con mucho gusto cuando tengo un poco de tiempo libre”, contaba Sergej en una entrevista en la página web de la FIFA.
Almería, Ourense y, por supuesto, Lleida fueron los equipos por donde pasó el papá Milinković. “Mi padre desempeña un papel muy importante en mi carrera. Su experiencia en el alto nivel me ayuda, por supuesto. No duda a la hora de darme consejos. Para mí es una verdadera ventaja”, reconocía el jugador de la Serie A. Sergej fue distinguido con el premio al tercer mejor jugador del Mundial sub-20 que se celebró en Nueva Zelanda en 2015; y, esta vez, se espera mucho de él jugando con los mayores.