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Juankar: “Trabajamos para que el Panathinaikos vuelva a soñar”

"En Grecia, el fútbol se vive con locura. Ya no es que vivan el deporte, es que sienten el club como algo muy fuerte, casi como un hermano", enfatiza el zaguero

El galgo de Boadilla corretea ahora por Grecia. Feliz, Juan Carlos, ‘Juankar’, Pérez López (Boadilla del Monte, Madrid, 1990), veloz y talentoso lateral izquierdo, defiende el trébol del Panathinaikos, al que aterrizó en 2020 tras pasar por la cantera del Madrid, el Zaragoza, el Betis, el Granada y el Málaga. Ya ha jugado 41 partidos con el Panathinaikos, aunque aún no ha podido anotar un gol bajo el sol heleno: “Está cerquita, pero qué va. Tengo menos gol que Chendo, como siempre decimos en casa. Soy más de dar asistencias que de meter goles, pero espero que algún día llegue”, asiente Juankar, de nuevo en Atenas tras pasar unos días de vacaciones en su Boadilla natal. Acaba contrato en seis meses, pero “mi idea es seguir aquí. Ya sabemos cómo es el fútbol, que siempre puede pasar de todo, pero tengo contrato hasta junio y como profesional que soy voy a darlo todo”.

¿Qué sientes al regresar a Boadilla, después de unos meses fuera?

Siempre es una alegría volver a la casa donde crecí. Mis padres siguen viviendo ahí. Y cuando me retire, que espero que sea dentro de bastantes años, también voy a vivir en Boadilla. Al volver a casa, siempre me vienen miles recuerdos de la infancia: de todo lo que he ido viviendo desde que era pequeño hasta llegar a tener la suerte de ser futbolista profesional. Si miro hacia atrás, recuerdo estar todo el día corriendo por la urbanización, jugando y creciendo con vecinos que hoy siguen siendo mis amigos. Era bonito. Al lado de casa de mis padres hay una pista de fútbol y estábamos todo el día ahí. Las noches de verano, que teníamos vacaciones y hacía buen tiempo, jugábamos al escondite por la urbanización.

1998, 2000 o 2002: ¿cuál es la primera Champions que recuerdas?

La del gol de Mijatović [1998, 1-0 en el Amsterdam Arena ante la Juventus]. Estábamos viendo el partido y justo se fue la luz en Boadilla. Tuvimos que poner la radio para escuchar el final. Fue extraño, pero, a la vez, fue emocionante, porque ya sabemos cómo se viven los partidos en la radio: con más intensidad. Es el recuerdo más fuerte que tengo de toda mi infancia. Fue una escena preciosa, escuchando el final del partido en la radio, con velas por toda la casa.

De Boadilla fuiste creciendo hasta llegar al Madrid. Y hasta jugar un encuentro con el primer equipo.

En la buhardilla de mis padres tengo guardadas muchas fotos y camisetas, muchas cosas, y ahí está, también, la camiseta del día del Dépor [03.10.2010, 6-1 en el Santiago Bernabéu]. Fue un momento inolvidable: tuve la suerte de debutar con el primer equipo del Madrid, con Mourinho y con jugadores increíbles. Es imborrable. Lo que más recuerdo de ese día es que al descanso íbamos ganando sobrados y Xabi Alonso se me acercó y me dio ‘galgo’, porque ahí todos me llamaban galgo, ‘prepárate que vas a debutar, eh’. Y yo me quedé flipando. Por el resultado abultado, cómodo, era el día para debutar. Luego, ya en la segunda parte, me acuerdo que Mourinho me manda a calentar, me llama y cuando me acerco al banquillo me dice ‘¿me vas a invitar a una comida?’. ‘A una comida y a las que quieras’, dije yo. Fue uno de los días más bonitos de mi vida, sin duda. También recuerdo lo nervioso que estaba justo antes de saltar al césped, con el Bernabéu lleno. Era una pasada, porque encima estaban mis padres, mis amigos. Di María me dijo ‘muchísima suerte’. Tuve mucha suerte, porque todos me apoyaron muchísimo. Tanto Cristiano como todos. Lo más bonito de ese día fue el abrazo que me di con toda mi gente cuando salí, después del partido.

No llegaste a jugar en la Champions, pero te quedaste muy cerca.

También es un recuerdo muy bonito. No todo el mundo ha ido convocado a un partido de la Champions, y menos con el primer equipo del Madrid. Solo con ponerte la ropa con ese escudo que llevas viendo desde pequeño y con oír ese himno que llevas escuchando desde pequeño ya te emocionas. Me sentía un afortunado. Fue impresionante, es imborrable.

Mientras ansía volver a escuchar ese himno, Juankar disfruta en un Panathinaikos que, poco a poco, va recuperando alturas aunque aún vuela lejos del cielo. El histórico equipo del trébol, marchitado por los problemas económicos de los últimos tiempos, no juega en Europa desde la campaña 17-18. No juega la fase de grupos de la Champions League desde la 10-11, cuando Djibril Cissé, Luis García, Gilberto Silva, Karagounis, Katsouranis, Govou, Boumsong y compañía se cruzaron con el Barça de Pep Guardiola. Esa misma temporada fue la del debut de Juankar con el Madrid. La temporada anterior, la 09-10, el Panathinaikos alzó su vigésima Superliga griega: la última hasta la fecha. El Olympiacos sigue liderando el palmarés, tras ganar nueve de las últimas once ligas y 46 en total. La 47ª puede caer pronto, ya que el cuadro del Pireo suma 42 puntos de 48, por los 33 del AEK, campeón en la 17-18, los 28 del PAOK de Salónica, campeón en la 18-19, y los 26 del Panathinaikos, cuarto. Junto a Juankar, compañero del ex del Manchester United Francisco Macheda, juegan en el Panathinaikos otros cuatro españoles: el central Fran Vélez, el centrocampista Rubén Pérez, el extremo Aitor Cantalapiedra y “nuestro hombre gol”: Carlitos López, pichichi del equipo con nueve goles y uno de los máximos artilleros del torneo, solo por detrás de Tom van Weert (10, Volos) y empatado con Jasmin Kurtić (PAOK) y el máximo goleador de las dos últimas ediciones, Youssef El-Arabi (Olympiacos). De hecho, España es el país extranjero más representado en el torneo griego: hasta 30 de los 230 extranjeros del campeonato son españoles (13%), por delante de los 28 argentinos y de los 17 brasileños, según las cifras de Transfermarkt.

Hoy se te ve feliz en Grecia, pese al golpe que fue salir de Málaga.

Me fui de Málaga bastante jodido, por la situación, porque por una mala gestión del pasado nos vimos perjudicados tanto yo como compañeros míos que tuvimos que buscar trabajo fuera de ahí, pero vine aquí con muchas ganas e ilusión de empezar un proyecto nuevo. Y estoy muy contento. Porque, además, es todo muy parecido a España. Siempre se echa de menos España, claro, pero estoy muy contento aquí. La oferta del club me convenció en todos los sentidos, porque evidentemente es un equipo grande, un club europeo que todo el mundo conoce, y la oportunidad era perfecta, porque también me apetecía salir de España y cambiar de aires.

Con el Olympiacos un paso por encima del resto, ¿cuál tiene que ser el objetivo real del Panathinaikos?

Olympiacos está un paso por encima, es verdad, porque a nivel económico está bastante por encima del resto y se puede armar más fuerte, pero creo que tenemos equipo para poder pelear. Espero que con trabajo y humildad podamos conseguir el objetivo de llevar al club de vuelta a Europa. Es el objetivo del club. Ya son demasiados años sin jugar competición europea, y cuando se es un equipo grande es un palo difícil para la afición, y más si es una afición que vive por el club. El club ha tenido problemas financieros en los últimos años, pero la reestructuración está siendo buena: es un club serio, un club que paga al día, un club que tiene de todo y que ya merece ese cambio. Trabajamos para poder hacer que el club vuelva a soñar, y las cosas están yendo a mejor. ¿Por qué no clasificarnos para competición europea este año?

¿Cómo se vive el fútbol en Grecia?

Es una locura. Más o menos tú ya te haces a la idea, porque has ido viendo vídeos desde pequeño, pero supera todas las expectativas que puedas tener. Te supera totalmente. Es una olla a presión. Es el bienvenidos al infierno, y más. Lo viven como muchísima intensidad. Y ya no solo el fútbol, todos los deportes: también el baloncesto, el balonmano, el voleibol, todos. Los estadios se llenan en cada deporte. Ya no es que vivan el deporte: es que sienten el club como algo muy fuerte, casi como un hermano. Ahora por el tema del coronavirus ha bajado un poco, pero la verdad es que es impresionante. Es una sensación que no puedo explicar con palabras. Es una sensación que hay que vivirla para saber cómo es.

“Si estuviera en mi mano, lucharía para que el fútbol recuperase su esencia”, decías en una entrevista en Málaga Hoy. La intensidad con la que se vive el fútbol en Grecia quizá reconecta con dicha esencia.

Como he dicho muchas veces, por desgracia, a día de hoy, siento que el fútbol muchas veces es más negocio que sentimientos. Y todo esto es de lo más parecido a lo que queríamos del fútbol antiguamente. Que la afición transmita estas cosas te pone muy contento e incluso te llega a emocionar.


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Fotografías de Panathinaikos FC e Imago.