Sigue y seguirá habiendo jugadores extraordinarios, pero estamos un poco más lejos de reencontrarnos con la sensación de que un solo futbolista puede ser dueño de un partido y el juego en su totalidad.
Rodri es candidato al Balón de Oro por algo muy simple: hace más cosas, más tiempo y de forma más determinante tanto para ganar partidos como para dominarlos.
Todas las formas de entender el fútbol se legitiman por ser la consecuencia de otra anterior que se vio como lo adecuado y la causa de otra posterior que vendrá para derrotarla.
27 años después de iniciarse como técnico, el éxito de Ancelotti como padre de jugadores, vestuarios equilibrados, tácticas vigentes y equipos ganadores es un hecho.
El paso del tiempo ha dado como resultado la evolución técnica, táctica e intelectual del último de los once jugadores de campo. El portero ejecuta, interpreta y decide como nunca antes.
Con el paso de los años, el Cholo ha cambiado una buena cantidad de sus principios futbolísticos, que no competitivos. Su Atlético actual se construye alrededor del balón.
Ha llegado al Madrid el arquetipo de talento físico, técnico y pasional que soluciona las interioridades del juego y la competición por instinto, como lo hace el protagonista de un videojuego.
Que a Julián Álvarez se le exija brillar a la sombra de Haaland, y que aún así lo haga, no hace más que confirmar la magnitud de uno de los mejores futbolistas del mundo en su posición.
Olvidarnos por un instante de la cualidad distintiva de Haaland, Mbappé o Guardiola, y reflexionar sobre sus capacidades secundarias, ajusta mejor su dimensión.