Desde que los humanos vivimos en sociedad, la historia ha librado una continua lucha de clases. Es decir, opresores contra oprimidos sumidos en una constante batalla, algunas veces velada, que conduce a una transformación revolucionaria de todo el estamento social o al exterminio de ambas clases. A partir de la revolución industrial, a mediados del siglo XIX, se optó por reducir ese antagonismo en dos: la burguesía y el proletariado. Esta división, fruto de la teoría del filósofo Karl Marx, se traslada más allá de un conflicto político y social, y los símbolos arraigados a cada clase se van extendiendo por todo el mundo. Es a partir de esta lucha, y de un suizo llamado Alfred Dick, que surge en 1907 el derbi más antiguo de Italia, el Derbi de Turín: Torino-Juventus.
Este señor, de cabello canoso y bigote poblado, fue presidente de la Juve de 1905 a 1906, fundada ocho años atrás por estudiantes de la reconocida escuela Massimo D’Azeglio y conocida como el ‘Club de la Burguesía’. Dick fue echado de la ‘Vecchia Signora’ tras fuertes discusiones con los socios que le impedían llevarse al equipo al extranjero. Estos problemas societarios, con los que se llevó el apoyo de futbolistas e inconformes, le motivó a fundar el Foot-Ball Club Torino, eso sí, en la misma ciudad de Turín. El ‘Club de los Rebeldes’, como se le conoció en un inicio, se enfundó de granate y se convirtió en todo un símbolo de la clase proletaria.
La primera batalla se gestó el 13 de enero de 1907 en el estadio Umberto I, con victoria para el ‘Toro’ por 2-1, y desde entonces, incontables acontecimientos han ocurrido tanto dentro como fuera del terreno de juego entre los dos rivales. Sobornos, macabras burlas y actos violentos han estado presentes en el ‘Derby de la Molle’, sobre todo desde 1923, cuando la familia Agnelli -propietaria del grupo Fiat- rescató a la Juventus de una grave crisis económica.
Uno de los encuentros con más controversia data del 5 de junio del 1927. Un dirigente del Torino pagó 50.000 liras a Allemandi, defensa central de los ‘Bianconeri’, para que se dejara vencer. Aunque las crónicas resaltan la entrega del zaguero, los ‘Granata’ se impusieron tras remontar un gol inicial de la Juve (2-1); un resultado que dejaba el campeonato liguero encarrilado para el ‘Toro’. Sin embargo, meses después, un periodista romano al que se le había negado la credencial para asistir a los partidos estuvo en el lugar correcto, en el momento oportuno, y descubrió el pastel. Resultado: el Scudetto quedó desierto esa campaña y sancionaron a Allemandi de por vida (aunque le acabarían perdonando un año después). “Dove l’oro parla, ogni lingua tace” (“donde el oro habla, todos callan”), se dice en Italia.
En la primera mitad del siglo XX la rivalidad se agudizó, no solo por conseguir el poder de la ciudad -futbolísticamente hablando-, sino por dominar todo el calcio italiano
En esa primera mitad del siglo XX la rivalidad se agudizó, no solo por conseguir el poder de la ciudad -futbolísticamente hablando-, sino por dominar todo el calcio italiano. Primero fueron las ‘Zebras’ las que conquistaron el país transalpino ganando cinco ligas consecutivas (1930-1935). Una gesta conocida como el ‘Quinquennio d’Oro’ y que plantó las bases para que Italia ganara el Mundial en 1934. Sus conciudadanos no iban a ser menos. En la década posterior apareció ‘Il Grande Torino’ (1943-1949), pentacampeón también, formando un equipo de ensueño y cuya hegemonía terminó cuando el reloj marcó las 17:05 del 6 de mayo del 1949 con la Tragedia de Superga, un accidente aéreo que quitó la vida a 31 personas, de ellas, 18 jugadores del Torino. Nada volvería a ser lo mismo.
La rivalidad siguió. Aunque el nivel futbolístico de ambas escuadras jamás volvió a estar parejo, los fans trasladaron la enemistad fuera del césped y se produjeron diversos acontecimientos violentos. Tras una victoria de los ‘Granata’ por 4-0 en el derbi del 1967, los aficionados juventinos destruyeron la tumba de Gigi Meroni, centrocampista del Torino, fallecido en un accidente de coche. Asimismo, las mofas de los tiffosi de la Juve sobre la Tragedia de Superga eran continuas, y en 1985, la Tragedia de Heysel, donde fallecieron 32 aficionados ‘bianconeri’ en la final de la Copa de Europa, sirvió para que la afición contraria devolviera todos esos años de burla.
La tensión se palpa siempre en cada partido que enfrenta a los equipos de la capital de Piamonte. Un derbi al pie de los Alpes, en el que los turineses animan al equipo proletario, pero donde la popularidad del país en forma de bota se la lleva el equipo burgués. Un derbi en que la pugna trasciende lo futbolístico y se adentra profundamente en la vida social de los piamonteses. Porque, mal que el famoso dicho utilizado por los foráneos de la ciudad, cite: “Turín es famosa por tres cosas: la Sábana Santa, la Fiat y la Juve”, sus propios habitantes saltan ofendidos a preguntar, con las puntas de los dedos de la mano unidas y apuntando con ellas hacia arriba: “¿Y nuestro Torino?”. Un extracto que explica al dedillo un sentimiento que se desplaza al terreno de juego en uno de los derbis más pasionales de Europa: el ‘Derby de la Molle’.
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Fotografía de Getty Images.