En la región de Baviera se encuentra la ciudad de Múnich, cuya esencia no podría describirse sin el fútbol. Parece inevitable pensar en el Bayern al oír ese nombre pero no es el único equipo que marca las pautas en la ciudad. Actualmente es el club de referencia del fútbol alemán pero no siempre ha sido así. A lo largo de su historia ha alimentado rivalidades de toda índole. En los años 80, junto al Hamburgo, protagonizó la máxima competencia en el derby del norte contra el sur. Una década más tarde lo haría en el derby alemán de los 90 contra el Borussia Dortmund. Y pasando de lado otras hostilidades con el Stuttgart –derby del sur-, Schalke 04 o Werder Bremen, destaca por encima del resto el derby muniqués entre Bayern München y TSV 1860 München.
Gracias a estos dos clubes, la ciudad bávara se debate entre dos bandos. El rojo, color del Bayern, frente al azul del 1860. Las diferencias económicas, la mala gestión y la huida de los jugadores con proyección a equipos con mayor presupuesto y oportunidades han provocado la decadencia de los Die Löwen (los leones). Sin embargo, el TSV 1860 München presume de ser uno de los equipos más antiguos del fútbol alemán. Fundado oficialmente en el año que indica su nombre, su historia comienza en 1848 como club deportivo.
Aún el fútbol no tenía el reconocimiento social y no sería hasta 1898 cuando potenciaría su vertiente balompédica. En 1911 comenzarían a llevar en su pecho el escudo que los representa: un león sobre su fecha de nacimiento. Ocho años después adoptaría el nombre que aún conserva en la actualidad y que hace referencia a sus orígenes: Turn- und Sportverein München von 1860, club de gimnasia y deporte Munich 1860.
Conforme avanzaron los años el equipo se consolidó. Quería ser un club líder pero les faltaba lo esencial: títulos. La llegada al poder de Adolf Hitler provocó en 1933 el cambio de competición. De la Bezirksliga Bayern (1923-1933) a la Gauliga Bayern (1933-1945). En paralelo a ello, los Die Löwen se acercaron al liderato en numerosas ocasiones pero siempre desfallecieron en su intento. Su primer título llegaría en 1942, una Copa Alemana que ganaron contra el Schalke 04.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, se instauró la Oberliga Süd, equivalente a la Primera División y compuesta por equipos del sur del país como el TSV München, Bayern München, Stuttgart y Eintracht Frankfurt, entre otros. A mediados de siglo perdieron la categoría para recuperarla poco después de su centenario, en 1963. Habían sido los ganadores de la Segunda División y entraban por la puerta grande en la Bundesliga que arrancaba aquel año. Las Oberligas se compactaron en una única liga nacional, admitiendo a cinco equipos del sur del país. Aunque el Bayern había finalizado tercero aquel año, la Asociación Alemana de Fútbol no lo seleccionó puesto que prefería no incluir dos equipos de una misma ciudad. Se decantaron por el TSV Munich, que había ganado el campeonato. Pasarían dos años hasta que el Bayern pudiera debutar en Bundesliga.
Se abría paso la época más gloriosa del TSV 1860. En 1964 volvieron a ganar la Copa Alemana, disputaron la final de la Recopa de Europa en 1965 y ganaron la Liga en 1966. Tres años de ensueño que no volverían a repetirse. No supieron gestionar su éxito y les estalló en sus propias manos. En 1970 descendieron, su infierno había comenzado. A partir de ese año, jugaron con las idas y venidas entre la primera y segunda división, pasando la mayor parte del tiempo enclaustrados en la categoría de plata. Los problemas económicos que arrastraba el club durante años desembocaron en la crisis que les llevó a la quinta división alemana en 1982.
Rival y salvavidas
Mientras que su vecino se hundía, el Bayern reinaba en el continente conquistando tres Copas de Europa de manera consecutiva (1974, 1975 y 1976). Desde entonces, han aumentado su palmarés con campeonatos ligueros, copas alemanas y una Copa de la UEFA. Con la llegada del nuevo milenio la suerte volvía a sonreír a ambos clubes. Los leones regresaron a la Bundesliga y disputaron la Champions de la temporada 2000-01 de la que el Bayern se proclamaría campeón. El TSV 1860 cayó en la ronda clasificatoria que le permitió jugar la UEFA. Lo que para el Bayern era un punto y seguido en su historia, un nuevo impulso para seguir creciendo, para el otro equipo de Múnich era un efímero espejismo en su desierto particular. En 2004 sufrieron un nuevo descenso. El golpe llegaba en el momento que más se apostaba por el futuro. El Allianz Arena se había construido pensando en el Mundial de 2006 y para reemplazar al Estadio Olímpico de Múnich. Ambos nacieron con el mismo objetivo: ser la casa de los dos equipos de la ciudad. Una tradición que compartían desde 1925 cuando el Bayern compartió el Grünwalder Stadion con el TSV Múnich 1860, propiedad de éste hasta la Segunda Guerra Mundial.
En un principio, los seguidores de los leones no deseaban abandonar su casa y como protesta decidieron no acudir a los partidos. Para complicar la situación, el presidente y su hijo fueron acusados y detenidos por aceptar un soborno que rondaba los tres millones de euros por la construcción del estadio. La nefasta gestión económica de los directivos en los últimos años provocaron que estuvieran a punto de desaparecer. El Bayern ejerció de salvavidas entregándole once millones de euros a su vecino para que solventara la deuda que tenían. Sin ese préstamo el Múnich 1860 no existiría. Los motivos que le llevaron a hacerlo no eran otros que evitar ser los únicos en usar un estadio de 340 millones de euros.
Así, aunque en categorías diferentes y con historias antagónicas, conviven Bayern de Múnich y TSV 1860 München la misma casa. Arropada bajo el color rojo cuando acoge a los primeros y el azul en el caso de los segundos, deseando que ambos vuelvan a mezclarse para compartir de nuevo categoría y sueños.