El PSV Eindhoven cumplirá 100 años el próximo 31 de agosto. La fecha coincide con la quinta jornada de la Eredivisie, en la que los granjeros –llamados así para diferenciarse de los urbanitas de Ámsterdam– se miden al modesto SC Cambuur. Un partido muy alejado de la categoría alcanzada por este club en su primer siglo de vida, cuyo punto álgido tuvo lugar en 1988 con el triplete: Liga, Copa y Copa de Europa, gesta que hasta entonces sólo habían logrado el Celtic y el Ajax. Su otro gran triunfo internacional fue la Copa de la UEFA de 1978, pero lo más impresionante es su palmarés doméstico: es el segundo club holandés con más ligas (21), el tercero con más copas (9) y, curiosamente, el que atesora más supercopas (9).
La historia del PSV arrancó en los años previos a la Primera Guerra Mundial, cuando la empresa Philips –centrada entonces en la producción de lámparas incandescentes– decidió crear un club de fútbol para satisfacer el ocio de sus trabajadores. Aunque los primeros partidos del Philips Sport Vereniging se disputaron en 1910, la fecha oficial de su fundación se estableció el 31 de agosto de 1913, cuando se inauguró el Philips Stadion, que todavía hoy sigue en la misma ubicación. Ese día, el PSV organizó un torneo para conmemorar el centenario de la victoria de la Séptima Coalición –de la que habían formado parte los Países Bajos– sobre las tropas de Napoleón.
La historia del PSV arrancó en los años previos a la Primera Guerra Mundial, cuando la empresa Philips decidió crear un club de fútbol para satisfacer el ocio de sus trabajadores
En 1926 el PSV ascendió a la primera división holandesa y se instaló en ella para siempre. Tres temporadas después consiguió su primer título, empezando así a cuestionar el dominio de Ajax, Feyenoord y Go Ahead Eagles.
Pero fue a partir de 1939 cuando el club se modernizó para convertirse en uno de los mejores de Europa, gracias al trabajo del presidente Frans Otten, que lideró la ampliación del estadio y apostó por fichajes como el de Coen Dillen, un auténtico artillero que marcaría 287 goles en 328 partidos y que todavía conserva el récord de goles en una sola temporada (43).
Fruto de estas mejoras, el PSV logró clasificarse para la primera Copa de Europa, en la temporada 55/56. Pero su aventura terminó enseguida al ser superado claramente por el Rapid Viena en la primera ronda (6-1 en Viena y 1-0 en Eindhoven). De todas formas, el club se mantuvo fuerte hasta 1963, con la conquista de su cuarta liga. Pero la marcha de Frans Otten y Coen Dillen anticipaban el inicio de un bache del que costaría mucho salir. Ajax y Feyenoord empezaban a repartirse los títulos mientras el PSV quedaba relegado a un segundo plano.
LA ERA VAN DER KUIJLEN
Los primeros síntomas de resurgimiento llegaron en la temporada 1970/71, cuando el PSV llegó a las semifinales de la Recopa de Europa de la mano de Kurt Linder. Fueron eliminados por el Real Madrid, pero los granjeros sentaron las bases de un equipo que lograría dos ligas consecutivas (1975 y 1976). Su gran figura era Willy van der Kuijlen, un fino centrocampista que sigue siendo el máximo goleador de la historia de la liga holandesa (311 goles en 545 partidos) y el tercer centrocampista más goleador de todos los tiempos tras los brasileños Rivaldo y Zico.
La buena racha se prolongó hasta 1978, año en que el PSV, además de la liga, sumó su primer torneo internacional: la Copa de la UEFA. Los rojiblancos, entrenados por Kees Rijvers, estuvieron a punto de quedar eliminados en semifinales; y eso que en la ida ganaron 3-0 al FC Barcelona. Pero a los 15 minutos de la vuelta el Barça ya había metido dos goles. El PSV aguantó como pudo hasta el descanso y, al inicio de la segunda parte, marcó por mediación del galés Nick Deacy. Rexach volvió a meter en la eliminatoria al Barça, pero el PSV supo mantener la compostura. En cierta manera era la lección que los aficionados de Eindhoven querían darle a Johan Cruyff, al que culpaban de que Van der Kuijlen tuviera tan poco protagonismo en la selección.
En la final, que se jugaba todavía a ida y vuelta, el PSV se impuso al SC Bastia, que llegaba por primera y –hasta ahora– última vez a una final europea. El partido de ida estuvo marcado por una fuerte tormenta que a punto estuvo de suspender el partido. Los jugadores de ambos equipos hicieron lo que pudieron sobre un césped embarrado y el resultado fue de 0-0. En la vuelta, el PSV aprovechó su superioridad como local para imponerse por 3-0 con goles de Van der Kerkhof, Deijkers y Van der Kuijlen.
Tras la Copa de la UEFA se abrió un nuevo bache en la trayectoria del PSV, más acusado incluso que el de la década de los 60. Surgieron rencillas entre los mejores jugadores del equipo, se empezaron a cuestionar los métodos de Kees Rijvers y la plantilla se fue desintegrando. En 1982, Van der Kuijlen abandonó el club por la puerta de atrás al discutir con el nuevo técnico, Thijs Libregts. En definitiva, un lustro de oscuridad que terminó en 1985, cuando la directiva confió la dirección deportiva del club al ex jugador del Feyenoord Hans Kraay.
1988, UN AÑO MÁGICO
Kraay inició un cambio en la política deportiva del PSV basada en dos pilares: fichar a las estrellas de los equipos rivales y buscar a jóvenes talentos en todos los rincones del mundo para integrarlos en la cantera rojiblanca. Así llegó, entre otros, Ruud Gullit, procedente del Feyenoord, que fue la piedra angular de los títulos de liga conseguidos en 1986 y 1987. Pero Gullit, enfrentado con Kraay, forzó su fichaje por el Milan –que estableció un récord, ya que los italianos pagaron el equivalente a 7,7 millones de euros– y se perdió la mejor temporada de la historia del PSV.
Con Guus Hiddink en el banquillo y el central Ronald Koeman como nuevo diamante en bruto, el PSV protagonizó una temporada 87/88 inolvidable. Los granjeros se hicieron con la Liga a cuatro jornadas del final, marcando la increíble cifra de 117 goles y cediendo sólo dos derrotas. En la final de Copa, el PSV se impuso en la prórroga al Roda por 3-2. Pero el éxtasis total llegaría el 25 de mayo de 1988 con la victoria frente al Benfica en la final de la Copa de Europa.
Galatasaray, Rapid Viena y Girondins fueron las primeras piedras en el camino del PSV hacia la final. En semifinales volvió a cruzarse con un equipo español, en este caso el Real Madrid, que partía como claro favorito. La ida se disputó en el Bernabéu; Hugo Sánchez apenas tardó cuatro minutos en hacer el 1-0, al transformar un penalti que le había hecho Van Breukelen; pero un error de Paco Buyo permitió el gol del empate, obra de Linskens. Con el 1-1, Hiddink planteó un sistema ultradefensivo para llegar con la ventaja del gol en campo contrario al partido de vuelta. En Eindhoven se repitió la historia y, aunque Butragueño y Hugo Sánchez tuvieron ocasiones claras para marcar, el PSV mantuvo el 0-0 y accedió a la gran final. En la historia del Madrid esta eliminatoria es recordada como uno de los golpes más duros recibidos por la mítica ‘Quinta del Buitre’.
La final se disputó en el Neckarstadion de Stuttgart ante 70.000 espectadores. Esta vez fue el PSV quien tuvo la posesión y las escasas ocasiones de gol ante un Benfica que se aferró al clavo ardiendo de su portero, Silvino Louro. Hubo que esperar hasta la tanda de penaltis para conocer al ganador de la Copa de Europa; los cinco primeros jugadores de ambos equipos transformaron sus lanzamientos y, en el sexto, Janssen marcó para el PSV y Veloso erró para el Benfica.
Stuttgart se tiñó de rojiblanco y Eindhoven se vistió de gala para recibir a los suyos. Se cerraba así una temporada mágica que aún tendría un último highlight: la victoria de Holanda en la Eurocopa que ya recordamos en el #Panenka20.
CONDENADOS A VENDER
Desde ese extraordinario 1988, el PSV ha tenido que contentarse con sus triunfos en la liga holandesa, donde Ajax y Feyenoord han seguido siendo sus principales rivales. Su capacidad económica es limitada comparada con los grandes clubes de España, Italia, Alemania o Inglaterra, lo que le ha hecho perder a futbolistas como Koeman, Romário, Ronaldo, Cocu, Stam, Van Nistelrooy o Robben. Los granjeros han tenido que resignarse a ver cómo estas grandes estrellas del fútbol triunfaban en el extranjero al no poder ofrecerles proyectos atractivos en lo económico y en lo deportivo.
Aún así, no han faltado alegrías en Eindhoven. En 1999 se inició un periodo triunfal con siete títulos de liga en las nueve temporadas siguientes, a los que hay que sumar dos copas y tres supercopas. Fueron los mejores años del serbio Mateja Kezman, el último gran goleador del PSV. Además, en la temporada 04/05 estuvo muy cerca de volver a disputar la final de la Champions, pero fue apeado en semifinales por el Milan tras una eliminatoria igualadísima: 2-0 en San Siro y 3-1 en el Philips Stadion.
El PSV llega a los 100 años entrenado por Cocu, con una plantilla muy joven y, en el momento de escribir este artículo, enfrascado en su eliminatoria previa para la Liga de Campeones ante el Milan (1-1 en la ida, disputada en Eindhoven). Su intención es recuperar la hegemonía en la Eredivisie tras cinco años de sequía. Los primeros síntomas de recuperación se vieron el año pasado con la victoria en la Copa holandesa, pero queda un largo camino por delante. Eliminar al Milan podría ser el primer paso para celebrar con mayor alegría el centenario del club y, de paso, las bodas de plata de un triplete que se antoja irrepetible.