PUBLICIDAD

Santiago Giménez y la frescura del compositor novel

Está a un paso de romper los récords goleadores de Luis Suárez en la Eredivisie pero ayer un fallo suyo ante el Atlético sentenció al Feyenoord. Analizamos a la esperanza del fútbol mexicano

santiago giménez

Cuando le preguntaban a Noel Gallagher, el cerebro de Oasis, si la fama les había penalizado como banda en el sentido de que todo lo que compusieran iba a ser sobreanalizado, su respuesta fue la siguiente: “Si estás componiendo una canción que sabes que millones de personas van a escuchar y hasta diseccionar, tiendes a pensar todo dos veces. […] cualquier proceso creativo está marcado por: ‘¿Cómo va a sonar en la radio?, ¿qué van a pensar los fans?, bla, bla, ¿qué va a pensar la prensa?’. Un coñazo… Digamos que la popularidad te quita tu sensación de libertad”.

Luego de insinuarse como el nuevo delantero de moda en Europa, Santiago Giménez deberá lidiar con el hecho de que todas sus actuaciones en partidos importantes sean diseccionadas y fiscalizadas en exceso. Por un lado, siempre rondará el lastre competitivo inherente a una liga formativa como la Eredivisie y, por el otro, tendrá que acostumbrarse a soportar la eterna bipolaridad e insatisfacción del aficionado mexicano, que no es cosa menor.

 

Entrar en una inercia en la que un hat-trick ante el Excelsior te legitime para ser el nuevo delantero del Madrid o que un gol en propia puerta en un duelo decisivo de Champions te invalide para la élite puede ser muy peligroso

 

En ese sentido, la gran trampa a eludir para Giménez está en no pensar demasiado en el entorno: ni en la alabanza ligera, ni en la critica visceral, ni, mucho menos, en las luces artificiales del mercado de fichajes. Entrar en una inercia en la que un hat-trick ante el Excelsior te legitime para ser el nuevo delantero centro del Real Madrid o que un fallo clamoroso y un gol en propia puerta en un duelo decisivo en Copa de Europa te invalide como jugador de élite, puede ser muy peligroso para un futbolista con un techo por moldear.

Para mucha gente no es suficiente que Santi esté por romper el récord de más goles en un año natural de la Eredivisie que pertenece a Luis Suárez (30), que esté acumulando comparecencias continentales en el máximo nivel y que esté desarrollándose en un proyecto de autor bajo el ala de Arne Slot, uno de los mejores entrenadores de Europa. En un país carente de certezas competitivas en la élite, la urgencia por encumbrar —o defenestrar— a Santiago como ídolo puede ser una carga excesiva para alguien de apenas 22 años.

 

El Giménez que se asoma a la élite debe evitar que la popularidad y las expectativas ajenas le roben esa espontaneidad que, de momento, le ha permitido meterse en el bolsillo a De Kuip

 

Por fortuna, Giménez, cuya hoja de servicio como rematador seduce a cualquiera, no podría estar en un mejor sitio para seguir sumando bonos como delantero asociativo, que es el registro que podía condicionar su progresión en un equipo con otros alcances y aspiraciones. Tomar atajos y rutas cortas no debería formar parte de sus planes, pero es verdad que, siendo un rompecorazones consumado, cada vez le costará más ser indiferente a los cantos de sirena.

Mientras el mexicano se asemeje más al compositor novel que no es del todo consciente de la repercusión que puede alcanzar, su obra seguirá destilando esa chispa y frescura que provocan trabajos como el vibrante Definitely Maybe y no tanto álbumes como el intrascendente Be Here Now, volviendo a Oasis. La lección es evidente: el Santi Giménez que se asoma a la élite debe evitar que la popularidad y las expectativas ajenas le roben esa espontaneidad que, de momento, le ha permitido meterse en el bolsillo a uno de los escenarios más ardientes del circuito (De Kuip). El resto, con un poco de paciencia, trabajo y el golpe de suerte que toda estrella necesita, habrán de caer rendidos también.

 


SUSCRÍBETE A LA REVISTA PANENKA


Fotografía de Getty Images.