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Julián Álvarez, con las redes en las venas

Con el recuerdo del fallo de Higuaín en el Mundial de 2014, el delantero del Manchester City ha demostrado entenderse con Leo Messi

TOPSHOT - Argentina's forward #09 Julian Alvarez celebrates scoring his team's second goal during the Qatar 2022 World Cup football semi-final match between Argentina and Croatia at Lusail Stadium in Lusail, north of Doha on December 13, 2022. (Photo by Kirill KUDRYAVTSEV / AFP) (Photo by KIRILL KUDRYAVTSEV/AFP via Getty Images)

Julián Álvarez tiene prisa. Con 22 años, está a punto de ser campeón del mundo, algo que sus mayores llevan tiempo esperando. En el segundo gol contra Croacia demostró que mañana es tarde. Él despejó el balón en el córner, corrió como el niño que sale del colegio y cerca de la portería la ‘Araña’ tejió la pelota y esquivó rivales igual que en el parkour. Tiene prisa porque ya marcó en su primera titularidad en Libertadores, con Argentina, en Premier League, Champions League, en la Copa de la Liga inglesa y en el Mundial. Tiene prisa, sí, menos cuando está delante de la portería. En el área muchos delanteros tienen prisa, prisa de la mala, prisa de querer coger las maletas en cuanto aterriza el avión. Julián, no. Julián, que no para de correr en todo el recreo, se para cuando suena el timbre del gol.

Su madurez contradice al DNI. No le pesa Argentina, no le pesa el Mundial y no le pesa jugar al lado de Messi. En todos estos años, la ‘Pulga’ ha recibido pases o ha visto desmarques de Crespo, Tévez, Lavezzi, Higuaín, Agüero y Dybala. Ninguno ha sabido acompañarle con la ‘Albiceleste’ como lo está haciendo Julián. El currículum de Messi no depende solo de Messi, de momento por desgracia. En el recuerdo de la final de 2014 está sobre todo el fallo de Higuaín. Hay un mundo paralelo en el que vale el gol del ‘Pipita’, Argentina es campeona del mundo y Messi invita a asados al delantero cada domingo. Si la vida se conjuga en condicional, qué decir del fútbol. El gol, pese a la celebración de Higuaín, el único argentino que ganó el Mundial aunque solo fuera durante diez segundos, fue ilegal y hoy aquí estamos. Con Messi. Y también con Julián.

El ariete del City marca, pero también insiste y arremete. Tira desmarques como las flechas caen en las murallas de las películas medievales. Él es más de las de superhéroes. Cuando marca, hace el gesto con el que Spiderman sacaba las telarañas. Es normal que se mueva con tanta comodidad en las redes de la portería: las lleva en la sangre. Él, Enzo Fernández y Mac Allister representan a los jugadores que, más que jugar con Messi, lo idolatran. Escribieron cartas para que no dejara la Selección, le pedían fotos, le dibujaban. Quieren ganar el Mundial por ellos, sí, por Argentina, claro, pero sobre todo lo quieren ganar por su tótem. Son los verdaderos influencers del equipo de Scaloni porque con su juventud y su ilusión han soplado los nubarrones de presión, miedo y nerviosismo que había hace ocho años. Dice Peter Parker que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Julián Álvarez lo sabe, pero lo disimula que da gusto.

 


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Fotografía de Getty Images.