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‘Flora y fauna’ de la MLS

A escasas horas para que empiece la temporada en la MLS, centramos nuestra mirada en las gradas futbolísticas de Norteamérica

Color, ‘tifos’, mosaicos, cánticos, ruido y hasta humo. No es Grecia, Italia ni Argentina. Esto es America. Los Estados Unidos, mucho más acostumbrados a la exportación de valores culturales –y comerciales- que a su importación, ven como los graderíos de sus campos de fútbol se van llenando año tras año de aires venidos de la vieja metrópoli, de costumbres propias de la Europa decrépita que sus abuelos abandonaron, de canciones de esa Latinoamérica a la que tantas veces miraron por encima del hombro y cuya herencia es hoy una parte importante en el ADN de su heterogéneo tejido social.

Sigue siendo innegable que la Major League Soccer no ha accedido todavía al podio de las grandes ligas estadounidenses. Pero, si esta vez es la buena, si ahora por fin el soccer se va a llevar una parte del pastel del deporte profesional en EE.UU. –y  Canadá-, quizás haya que empezar a poner al balompié norteamericano a comer a parte, dejar de tratar de compararlo con la NHL, la NFL, la NBA o la MLB. Porque ahora, visto lo que ocurre en los graderíos, el objetivo ya no debería ser adaptar el fútbol a los cánones del entretenimiento deportivo clásico de los norteamericanos, sino hacer exactamento lo contrario.

La clave, y en eso se centra el esfuerzo comercial de la MLS y las franquicias que la forman, es potenciar el surgimiento de ese aficionado a la europea, en algunos casos, y a la sudamericana, en otros. Ese que, si se pone en pie, es para cantar y dar palmas y no para ir a buscar unos nachos y un perrito diez minutos antes del descanso. Esto no significa que el clásico fan americano se sienta desplazado si quiere acudir al fútbol –de hecho, ya que hablamos de comida, el marketing de las franquicias sigue apostando por ofertar paquetes de entradas que incluyen calóricos tentempiés dentro del precio-, pero resulta obvia esa intención de promover un “hooliganismo-light-para-todos-los-públicos” (pongámosle varias comillas a esta expresión de nuevo cuño) en pro de una coreografía vistosa, no solo en la grada, sino también en los aledaños del estadio, antes y después de un encuentro. Algo que haga más atractivo el espectáculo y, en consecuencia, más suculento el negocio.

Más allá del simple hecho acudir al campo para ver un partido, lo que atrae a esta nueva hornada de hinchas es la propia cultura de fútbol. Ese fenómeno hincha que desde hace años las autoridades europeas parecen aborrecer es el mismo que, paradójicamente, explota la MLS. Los dirigentes de las distintas franquicias deben haber intuido que hacerlo es una buena manera de atraer aficionados, ya que las webs oficiales de los distintos equipos tienen espacios dedicados a la masa social en los que se incluye información de las ‘peñas’ y se facilita información para unirse a ellas. En este rincón virtual para los aficionados también se ofrecen vídeos, imágenes espectaculares e incluso cancioneros para que uno pueda ir al estadio con la lección bien aprendida, listo para animar sintiéndose uno más.

SEATTLE SOUNDERS: DE CAMINO AL ESTADIO

Los hinchas de los Seattle Sounders son, con mucha diferencia, los más numerosos de la MLS. Su media de espectadores en casa se situó, en 2014, en 43.734 por partido. Casi el doble que el segundo clasificado en esta tabla, los canadienses del Toronto FC, con algo más de 22.000. Cifras espectaculares que ayudaron a la MLS a conseguir en su 19ª temporada los mejores registros de público de la historia, con una media de 19.149 por choque.

Estos nuevos aficionados no solo han cambiado la forma de vivir los encuentros dentro del campo. También han tomado las calles. Entre las masas sociales más numerosas, como las de Seattle, es habitual realizar una marcha al estadio en lo que se conoce como ‘corteo’, una especie de calentamiento previo al partido, algo así como una mezcla entre una manifestación festiva y un desfile carnavalesco. Esta tradición importada convive con el tailgating, la costumbre autóctona, muy propia del fútbol americano, de cocinar y comer unas hamburguesas o unos hot-dogs en el aparcamiento del estadio antes del partido congregados alrededor del maletero de un coche.

PORTLAND TIMBERS: EL ‘TIFO’ NORTEÑO

Los números no mienten: Seattle es la afición más poblada de la liga. Pero, ¿cuál es la mejor? Cuando la subjetividad entra en juego, los rankings dejan de tener sentido. Los Timbers de Portland, archienemigos de los Sounders en lo deportivo, también compiten con los del estado de Washington por el reconocimiento oficioso de mejor afición.

Dentro del estadio, los tifos, montajes coloristas que sirven para recibir a los equipos instantes del encuentro, también han ido tomando las gradas de las MLS. Horas y horas de trabajo de decenas de manos para lucir los colores solo unos pocos segundos. Una muestra de cómo el fútbol está penetrando en la sociedad, tejiendo comunidades que se organizan alrededor del balón.

DC UNITED: SE HABLA ESPAÑOL

No decimos nada nuevo al recordar que el fútbol es un perfecto elemento de cohesión social, un arma para luchar contra la exclusión y la marginalidad. En algunos casos, el soccer está ayudando en la integración de los inmigrantes latinoamericanos. Hasta tal punto que no es extraño ver nombres en español en la lista de los distintos grupos de animación de la competición e incluso escuchar cánticos en lengua castellana en algunos campos.

En este sentido, los miembros de grupo Barra Brava, del DC United, son un ejemplo de cómo el carácter latino está penetrando en la MLS. Si los Timbers y los Sounders crean una ambientación más europea, los capitalinos del DC buscan un clima más propio de la Copa Libertadores.

La Barra Brava,
la Barra puta.
El que no salta
es un hijo de puta.

(Cantado con acento estadounidense tiene todavía más gracia)

PHILADELPHIA UNION: LOS HIJOS DE BEN

Para entender hasta qué punto el fenómeno de las hinchadas de fútbol está transcendiendo al propio deporte en los Estados Unidos, hay que acudir a una de los grandes relatos que ha dado el balompié yanqui. Precisamente, el Offside Festival de Barcelona, el mayor festival de cine documental de fútbol de España -que se celebrá, por cierto, la próxima semana-, proyectará la película Sons of Ben. Este documental cuenta la historia de una hinchada sin equipo, la de la ciudad de Philadelphia, que se constituyó como tal antes de tener equipo y no paró de luchar y hacerse notar hasta que consiguió una franquicia de la MLS en su ciudad. El resultado, los Philadelphia Union. Si esto no es pasión…

REAL SALT LAKE: UN HIMNO PARA CREYENTES

No todo lo que llega a las bancadas de la MLS es importado. Poco a poco, los aficionados van creando su propio imaginario, sus filias y fobias y, claro está, sus canciones. Un ejemplo es el himno del Real Salt Lake, Believe. Aunque fue compuesto por el batería del grupo de punk Rancid, tiene una tonalidad de lo más ligera y melódica.