Tras anotar 571 goles en 756 encuentros con las camisetas del Sporting de Portugal, el Manchester United y el Real Madrid, y otros 81 en 149 partidos con la de la selección lusa; tan solo hay seis equipos a los que Cristiano Ronaldo no ha podido marcarles ningún gol tras un mínimo de cuatro duelos contra ellos: el Benfica, el Lille, Albania, Alemania, Francia y España.
El máximo anotador histórico de Portugal ha ganado dos veces al combinado español (1-0 en la Eurocopa de 2004, y 4-0 en un amistoso del año 2010), pero nunca ha terminado de encontrar su fútbol cuando ha tenido delante a futbolistas que le conocen extremadamente bien. De hecho, en los cerca de 300 minutos que ha jugado contra España, Cristiano apenas ha disparado dos veces a portería. Los dos remates fueron en aquel recordado partido de octavos de final del Mundial de Sudáfrica que se decidió con un solitario tanto de David Villa (1-0); en el que el capitán del conjunto luso quedó completamente eclipsado por el impecable marcaje al que le sometieron Sergio Ramos, Carles Puyol y Gerard Piqué; y, una vez finalizado el choque entre los dos equipos de la Península Ibérica, en una evidente muestra de impotencia, escupió a una cámara de televisión mientras se marchaba hacia los vestuarios sin saludar a sus rivales.
El de Funchal, que llega al que podría será su último Mundial como jugador imprescindible tras haber anotado 15 goles en los nueve partidos de la fase de clasificación que ha jugado y después de cerrar otra magnífica temporada (con un balance de 44 tantos en 44 encuentros, y con la tercera Champions League consecutiva debajo del brazo); afronta su visita a Rusia con el deseo de acabar con su mala racha contra la selección española, y con la ambición de comandar a su selección hasta la consecución de un título internacional; algo que no pudo hacer en la final de la última Eurocopa porque tuvo que retirarse lesionado en el minuto 25.