Es bonito regresar a la guía del primer Mundial que uno recuerda, en este caso a la del 2002. La portada se aguanta con celo, de tanto haberla ojeado. En las páginas 4 y 5 aparecen escritos a boli los resultados de cada partido de la fase de grupos y de la fase final. Hasta el Alemania-Brasil de la final, disputada, según recuerda la guía, en Yokohama el 30 de junio a las 13:00 hora local. En la página 123, sonríen los surcoreanos. “En los cinco Mundiales anteriores, Corea del Sur nunca ha ganado un partido. ¿Ayudará jugar en casa en 2002?”, decía el texto dedicado a la selección asiática. “Corea es uno de los equipos más débiles del grupo D y, aunque juega en casa, sus posibilidades son escasas. Los expertos opinan que, incluso logrando su primer triunfo en un Mundial, la selección coreana acabará tercera. Portugal ganará seguramente sus tres partidos para terminar primera y Polonia probablemente acabe segunda”, añadía el texto, señalando las pocas opciones del equipo: de los 23 convocados, 16 jugaban en Corea del Sur, cinco en Japón y solo dos en Europa. Pero a la práctica Portugal solo ganó un partido, precisamente contra Polonia (4-0), con hat-trick de Pauleta y gol de Rui Costa, y acabó tercera. Y Polonia acabó cuarta y última. La selección de Estados Unidos fue segunda. Y la de Corea del Sur, primera, con triunfos ante Portugal y Polonia y empate ante Estados Unidos. Se convirtió en la revelación del torneo, dirigida por Guus Hiddink. “El gobierno ha aprobado que se puede nacionalizar cuando quiera. Es el hombre más deseado por las coreanas. Ya se le ha erigido una estatua. La gente va al fútbol con una careta con su efigie. No cabe duda de que es algo más que un seleccionador”, afirmaba un Mundo Deportivo de esos días.
En su sexta participación, la quinta consecutiva desde 1986, Corea del Sur hizo historia y se clasificó por primera vez para la segunda fase de una Copa del Mundo. Ya en octavos se citó con Italia, que había pasado sufriendo y como segunda tras ganar a Ecuador, empatar con México y perder con Croacia. El 18 de junio, bajo el sol de Daejeon, Giovanni Trapattoni dibujó un 4-3-1-2 con Gianluigi Buffon, Christian Panucci, Mark Iuliano, Paolo Maldini, Francesco Coco; Damiano Tommasi, Cristiano Zanetti, Gianluca Zambrotta; Francesco Totti; Alessandro del Piero y Christian Vieri. El partido nació con un penalti de Panucci que comenzó a indignar a los europeos (4′). Lo tiró Ahn Jung Hwan, pero Buffon repelió el tiro del ’19’. E Italia se adelantó poco después, en el 18′. Totti botó un saque de esquina y Vieri, siempre puntual al primer palo, batió al portero visitante con un cabezazo potente e imparable que pareció encarrilar el triunfo ‘azzurro‘. Todo parecía encaminarse hacia unos cuartos de final entre Italia y España, que dos días antes había superado a Irlanda en la tanda de penaltis. Pero en el minuto 88 cayó el empate: tras un mal rechace de Panucci, Seol Ki-hyeon recogió el balón en el punto de penalti y superó a Buffon.
Luciano Gaucci, presidente del Perugia, donde militaba el coreano, juró y perjuró que después de ese gol no pagaría más a un jugador que había arruinado al fútbol italiano
El enfado de los italianos con el colegiado ecuatoriano Byron Moreno se acentuó en la prórroga: primero sacó la segunda amarilla a Totti por simular un penalti en una acción en la que, sin que quizás fuera suficiente para decretarlo, hubo contacto y después pitó un fuera de juego muy riguroso, seguramente inexistente en tiempos de VAR, cuando Tommasi ya se disponía a encarar la portería. En el banquillo, Trapattoni pateaba botellas, irritado e indignado. Sus futbolistas reclamaban justicia al árbitro. La sorpresa se culminó en el 117′, cuando Ahn se elevó por encima de Maldini para cabecear un gran centro desde la izquierda con su anárquica cabeza. Se besó el anillo, como siempre solía hacer. Abrió los brazos, sonriendo. Y saltó, mientras la alegría se desataba en un campo abarrotado de rojo y explotaban los fuegos artificiales. Su gol suponía el pase a cuartos de final, ya que aún eran días de goles de oro, y también la despedida de Italia. Su nombre ya era conocido en Italia, ya que entonces jugaba en el Perugia. Y hubo reacciones, como recogió un teletipo de EFE:
ROMA.- Por haber metido el gol de oro que eliminó a Italia, las puertas del ‘calcio’ italiano se han cerrado para Ahn Jung Hwan, el coreano que juega en el Perugia y cuyo presidente no quiere ni oír hablar de este futbolista.
“Basta, ese no volverá a poner un pie en Perugia, no lo quiero ver más, ya que ha ofendido al país que le ha acogido. He dado órdenes para que no regrese al club. Estoy indignado, solo ha despuntado en el Mundial, cuando se ha enfrentado contra Italia”, afirmó -indignado es poco- Luciano Gaucci, presidente del Perugia, donde milita el coreano puesto en la picota.
Gaucci agregó que el coreano “ha herido” su “orgullo de italiano” y a un país que le abrió las puertas. El empresario, tras el desencanto e indignación que ha supuesto para este país la eliminación del Mundial, cuando se veían en las semifinales, juró y perjuró que no pagará más “a uno que ha arruinado al fútbol italiano”.
El presidente del Perugia, club de la primera división, concluyó sentenciando: “Que se vaya a Corea a cobrar cien liras al mes”. A Ahn Jung Hwan, de 26 años, su gesta le ha supuesto un río de críticas en la prensa italiana, donde prestigiosos diarios como ‘Il Messaggero’ cuentan que llegó al Perugia “en el paquete” del patrocinador económico Daewoo.
El diario romano le echa en cara que es “alérgico” al idioma italiano, que sólo sabe decir ‘ciao’, que durante meses ha tenido fuertes problemas de alimentación, ya que no le gusta la comida italiana, y solo se alimentaba de chocolate, “de ahí que al jugador, que hace de modelo para una casa de cosmética y perfume, le salieran gigantescos y feísimos granos”.
La prensa recuerda que ha jugado poquísimo (25 veces en dos años) y que no ha hecho “ni siquiera” el servicio militar. ‘Il Messaggero’ desvela, sin venir a cuento, que la madre del coreano es una empedernida jugadora y asegura que si no se lo queda en su casa coreana como un “amuleto” las puertas de Europa se pueden abrir para esta “bestia negra” del fútbol italiano.
Y es que, según la prensa, el Barcelona, el Glasgow Rangers y algunos equipos alemanes están interesados en Ahn, “que llegó a Perugia en un Daewoo y de Perugia se irá a patadas en el culo”, escribe ‘Il Messaggero’.
La sorpresa se culminó en el 117′, cuando Ahn se elevó por encima de Maldini para cabecear un gran centro desde la izquierda con su anárquica cabeza. Se besó el anillo, como siempre solía hacer. Italia estaba sentenciada
Gaucci se retractó poco después e incluso intentó extender la vinculación de Ahn y el Perugia, pero el ariete no aceptó, enfadado porque el club le había atacado, en lugar de felicitarle por haber marcado en una Copa del Mundo, según se lee en la prensa de la época. Pero la historia desapareció rápidamente de los medios de comunicación, ya que la principal preocupación era el criterio arbitral en los encuentros de la selección surcoreana. “Italia ha sido expulsada de un sucio Mundial en el que árbitros y liniers son utilizados como matones”, lamentó el Corriere della Sera del día siguiente, el 19 de junio. Mundo Deportivo, por su parte, recogía que “Totti aseguró que ‘España tiene que estar más preocupada por el árbitro que por Corea’ y Buffon dijo que ‘España debe tener mucho cuidado con el árbitro’. […] El ex barcelonista Francesco Coco no ocultó que el sábado será un aficionado más de España. Coco mandó ánimos con un ‘Forza España’ y pidió a los jugadores de Camacho que ¡vengasen nuestra derrota'”. El Mundo Deportivo del 20 de junio añadía: “Al final del partido, Di Biagio, Panucci, Di Livio y Gattuso esperaron al colegiado y le dijeron de todo. Le insultaron gravemente. Di Biagio le dijo que ‘estás loco. Y encima no tienes cojones’. El resto de epítetos son irreproducibles. Trapattoni fue a ver en su televisor la acción de Totti, que para él fue penalti claro, y cuando vio que le mostraban la segunda amarilla ‘casi me entran ganas de darle un puñetazo de la rabia que tenía y de la injusticia que sufríamos. Se lo di al banquillo’. Francesco Coco, más tranquilo, utilizó la ironía: ‘Si se trataba de que pasara Corea como fuera pues nos lo dicen antes y nos volvemos a casa. Nos vamos de vacaciones a ver por televisión cómo los coreanos ganan el Mundial, porque de eso se trata, ¿no? No sé cómo expresar la rabia y la desilusión y la frustración por lo que nos ha ocurrido. Parece como si Italia molestara’. Para Coco, ‘la suerte es que lo visto millones de personas, aunque no sirva de nada, más que para constatar que nos han privado de pasar a enfrentarnos a España. Lo siento por vosotros, pero creo que a los españoles les van a hacer como a nosotros, como a los portugueses. Tened cuidado'”.
El sábado 22 de junio llegaría el encuentro de cuartos de final entre España y Corea del Sur, con el colegiado egipcio Gamal Al-Ghandour como inolvidable protagonista.
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Fotografía de Getty Images.