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Refugiado, guerrillero o futbolista

La guerra civil en Siria no frena la liga nacional, que finalizará un año más pese a la dura oposición del ISIS al deporte y a la situación crítica del país

El golpe de Estado en Siria ha dejado noticias que todos conocemos y que no paran de salir en la prensa de manera continuada. La división del país en dos bloques armados y la falta de diálogo por ambas partes hacen de Siria una nación sin futuro e incluso sin presente. Sin embargo, la liga de fútbol nacional no para y justo ahora se está produciendo final de su temporada.

¿Qué no destruye la guerra? Hace unos años los gobiernos europeos enarbolaban la bandera de la libertad gracias a los rebeldes sirios contra el presidente Bashar Al-Assad. Ahora, cuando se han dado cuenta de que parte de esos guerrilleros combaten bajo el paraguas del Estado Islámico, la prudencia se ha vuelto sistémica. Sin embargo, hay elementos que aún hoy sobreviven después de que once de los veintitrés millones de habitantes de Siria hayan huido más allá de sus fronteras. La liga de fútbol se mantiene vigente para intentar generar tranquilidad y armonía en mitad del caos.

La Premier League de Siria fue creada en 1966, llegando hasta la actualidad con 20 equipos que disputaban una temporada regular, tal y como conocemos el formato de liga en España. Y puede decir con orgullo que pese al estallido de guerra civil de 2010 a raíz del golpe de Estado, solo se ha visto interrumpida durante una temporada. La competición se vio cancelada en la 2010/11 por razones más que obvias.

 

La liga siria puede decir con orgullo que pese al estallido de guerra civil de 2010 a raíz del golpe de Estado, solo se ha visto interrumpida durante una temporada. La competición se vio cancelada en la 2010/11 por razones más que obvias

 

Pero la obviedad y el deporte no van de la mano siempre, y la liga volvió a retomar su curso en 2012. Es estremecedora la rápida capacidad de rearme que ha tenido la competición en cuestión, en contraste con la lentitud para llegar a un alto el fuego entre ambos bandos. Es inevitable pensar en la tópica pero siempre útil locución latina Panem et circenses. Incluso en España, donde el fútbol es lo que el baloncesto para Lituania, la Guerra Civil paró la competición hasta 1939.

UN BALÓN COMO ARMA DE RESISTENCIA

La temporada 2010/11 estuvo marcada por su cancelación a mitad de año, algo que parecía temporal pero que acabó siendo permanente. Tras un avance rápido y contundente de ISIS que lo llevó a tomar el este del país, las campañas siguientes estuvieron marcadas por la irregularidad y el oteante riesgo de cancelación. Las dos temporadas siguientes vieron su calendario reducido para quedarse con un pequeño grupo de finalistas que se cruzarían los unos con los otros por el trofeo de la liga. En la temporada 2012/2013, el equipo de Damasco, Al-Shorta, dio la sorpresa y se alzó con el campeonato, hazaña que no lograba desde 1980. Está claro que las situaciones especiales requieren finales especiales. En el curso siguiente las aguas volvieron a su cauce y el ganador fue Al-Jaish, el equipo más laureado de la historia de la Premier siria.

Tres años después de haberse iniciado el conflicto la guerra no cesaba y generaba cada vez mas ruido en Europa. Empezaban a llegar solicitudes de asilo a países occidentales al igual que refugiados. Los países colindantes en la península arábiga empezaban a intentar dar soporte a todos los que huían de la muerte, aunque el fútbol no dejó de saltar al césped. Fue entonces cuando la organización hizo un cambio en el planning de la competición: dado que la liga y su Federación son órganos oficiales, y por tanto, ligados al gobierno aún vigente de Al-Assad, la tesitura era frágil puesto que había territorios con más presencia kurda, otros con más presencia del ISIS y otros controlados por una oposición menos beligerante, pero aun así opositores al gobierno. La novedad consistió en trasladar todos los partidos hasta Damasco y Latakia, zonas donde Al-Assad tenía más control. Por aquel entonces, en 2013, el gobierno había recuperado el control sobre Damasco, una de las grandes ciudades del país y por tanto objetivo del Daesh. Ese año, el trofeo tuvo un nuevo ganador: Al-Wahda, equipo fundado en 1928 y por tanto uno de los más antiguos del mundo oriental. Pese a su longevidad, solo ha podido levantar el título en dos ocasiones, siendo la anterior en 2004. Es una entidad que sin duda tiene más éxito y relevancia en la Copa Siria, ganando cuatro títulos desde que se inauguró el nuevo milenio. Su actual entrenador es el Vasco Aguirre, ex de Atlético de Madrid y Osasuna.

A día de hoy, la vigente temporada está finalizando. De nuevo se llevó a cabo un cambio en la estructura del torneo, dividiendo la liga en dos grupos y acabando así con la clásica sesión regular. No hay que olvidar además, que el ISIS es un gran contrario al fútbol y que plantea su erradicación del país, dando golpes de efecto contra este deporte, matando a futbolistas de equipos pequeños, como pasó con tres jugadores de Al-Shabab, de la ciudad de Raqqa.

NADIE SE LIBRA DEL HORROR DE LA GUERRA

Puede que el fútbol y la competición logren evitar el parón pero al final es un deporte jugado por personas que conviven con la guerra. Y eso trae consigo algunas noticias duras. Del medio millón de muertos en los últimos años, hay jugadores profesionales que no han podido ser inmunes al conflicto. Es el caso de Yusef Suleiman, delantero del equipo de Homs, Al Wathba, que con 26 años y durante un entrenamiento moría por el impacto de dos proyectiles. Suleiman formó parte, aunque sin mucho protagonismo, de Al-Karama, un combinado que consiguió ganar cuatro ligas consecutivas entre 2005 y 2009. Más llamativo fue el caso de Burak Karan, ex-jugador de fútbol alemán que se alistó en el ISIS para combatir el gobierno de Al-Assad y acabó muriendo en el proceso. Fue compañero de Sami Khedira en la sub 17 bávara.

 

Más llamativo fue el caso de Burak Karan, ex-jugador de fútbol alemán que se alistó en el ISIS para combatir el gobierno de Al-Assad y acabó muriendo en el proceso. Fue compañero de Sami Khedira en la sub 17 bávara

 

La ausencia de noticias sobre la liga siria tal vez se deba a dos elementos importantes: Es una competición de un nivel muy bajo para lo que estamos acostumbrados en Europa y apenas tiene jugadores extranjeros. Los grandes equipos y recientes ganadores del torneo apenas tienen jugadores que no sean nacidos en Siria y como mucho suelen tener futbolistas nacidos en África. Una excepción es Al-Shorta, equipo de Damasco que suele pescar en Brasil para completar sus plantillas. De momento nunca ha salido de sus filas un gran jugador para el país, y tal y como está la liga no hay previsión de que vaya a aparecer.

El nivel de estos equipos les barrería del panorama en cualquier otro torneo del viejo continente. De hecho, les cuesta destacar incluso en la AFC, la Europa League de Asia. El último ganador nacional de la AFC fue Al-Ittihad, tras vencer en la tanda de penaltis a Qadsia, un equipo kuwaití. El equipo sirio, afincado en Aleppo, levantó la copa en 2010, aunque no gana una liga desde 2005. El otro conjunto ganador de la copa de Asia es el ya mencionado Al-Jaish, que venció en una final a doble partido a sus compatriotas del Al-Wahda, gracias a los goles que logró anotar como visitante. En la Liga de Campeones de la AFC, aún no ha habido un ganador sirio. El que más cerca estuvo de tocar la cima fue el Al Karamah, perdiendo la final de 2006 contra el Hyundai Motors de Corea del Sur.

Si la Premier Siria empezaba a despuntar y a dar buenos equipos para las competiciones internacionales, todo eso quedará en nada durante muchas décadas si el conflicto sigue en una fase tan crítica y aguda. El fútbol sirio, como su país, se quedará respirando, quieto pero vivo, a la espera de que desde Europa, por una vez, se pulse la tecla correcta.