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Maradona, la juventud y una pelota de tenis

Sorrentino es un enamorado de Maradona. El argentino le abrió las puertas del arte y le salvó la vida. De su recuerdo nacen películas tan bellas como los regates del genio

La escena es breve. Un émulo Maradona, con la cara de Karl Marx a la espalda, sale de la piscina asfixiado, necesitado de un soporte de oxígeno. Pasea por los alrededores del balneario despacio, ayudado de un bastón. Y, de repente, se obsesiona con una pelota de tenis dejada en mitad de una pista de tierra batida. Al rato, y pese a todo, empieza a hacer toques con ella. Primero con el empeine, luego con la espinilla. Incluso con la barriga. Durante unos segundos, vuelve a sentirse joven, aliviado, no existe el presente, tampoco el futuro, hasta que la asfixia regresa y el balón golpea dos, tres, cuatro veces el suelo.

Una noche, cuando aún era un niño, Paolo Sorrentino pilló al jugador argentino entrenándose en un campo de tenis, solo. Al rato, lo vio también golpear las pelotas de tenis a una portería, dando en la escuadra una y otra vez. Era la vida real. Al lado del director italiano estaba su padre, y ambos se quedaron sin palabras, emocionados. Años después, lo definió como “uno de esos momentos en los que alguien hace algo a la perfección y sin esfuerzo”. Uno de esos momentos en los que el genio aparece, con sencillez, y te insufla aire en el pecho, ilusión, hasta que dejas de recordar el diccionario, olvidas la propia dicción, y te quedas sin habla.

 

Sorrentino reconoció después de hacer la película que esta nació por el mismo Maradona: “La primera idea nació de visualizarle en el hotel al que fue a desintoxicarse”

 

Mucho tiempo después, Sorrentino arañó y trastocó la escena para condensar toda una película en ella. Youth puede verse en uno de esos toques y jadeos de un falso, paródico Maradona. El exfutbolista se permite olvidar, por un momento, el presente, recrearse en su juventud, vivir en la nostalgia, hasta que la realidad le golpea en cuanto se queda sin aire y debe parar.

El propio Sorrentino reconoció después de hacer la película que esta nació por el mismo Maradona: “La primera idea nació de visualizarle en el hotel al que fue a desintoxicarse”. Para acompañar a su respuesta, también elaboró porqué gran parte del significado de Youth estaba en el jugador argentino: Maradona es uno de los máximos ejemplos de un hombre con problemas con el tiempo. Ha vivido el suyo de la forma más inolvidable posible. Todos, y yo el primero, le recordamos como el que fue y el que nos hizo ser. El futuro no existe para alguien que está condenado a vivir en la memoria de todos”. ¿Cómo es ser una leyenda en vida? Alguien petrificado en una edad exacta, con una huella difícil de borrar, pero aún más de cambiar. En los primeros pases de la película, el director italiano invitaba a sus espectadores a hacerse una primera pregunta: ¿cómo se puede enfrentar el futuro cuando este no es una expectativa cierta?

 

Youth puede verse en uno de esos toques y jadeos de un falso, paródico Maradona. El exfutbolista se permite olvidar, por un momento, el presente, recrearse en su juventud

 

¿Y si tu futuro es el recuerdo de algo que hiciste 20, 30 años antes?

Las retiradas son difíciles, te obligan a aceptar que la huella está marcada y ya solo toca vivir, sin más. A Tom Brady, por ejemplo, esto lo llevó a retirarse dos veces. La primera, que fue por todo lo grande, duró dos meses. Volvió a la temporada siguiente. La segunda, este mismo año, parece definitiva, y solo le bastó un vídeo de dos minutos, sentado en la playa, para despedirse: “Iré al grano, me retiro para siempre”. Afrontando el futuro sin fuegos artificiales, ni comunicados grandilocuentes, ni fotografías con todo lo conseguido, algo que quedará en la memoria de todos.

Escribir sobre Maradona ahora ya es escribir sobre la nostalgia y los recuerdos. Su figura se quedó petrificada para muchos en uno de sus calentamientos donde el argentino sonreía y hacía malabares con el balón, la misma imagen que llevó a Sorrentino a construir escenas y películas después. A una de ellas, de hecho, hasta le dio título: È stata la mano di Dio. Fue la mano de dios. ¿Pero cómo afrontar dicha nostalgia? Tan sencillo como afrontar de nuevo la belleza, respondería Sorrentino, y recuperarla en tu cabeza. De forma parecida a Michael Caine en Youth: imaginándose a partir del sonido de un cencerro, toda una orquestra maravillosa en su cabeza. Imaginándose a partir de alguien ya mayor haciendo toques con una bola de tenis, al genio del fútbol mundial volviendo a ser el genio del fútbol mundial, y disfrutarlo de nuevo. Una y otra vez.

 


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