Luis del Sol fue, es y será el primer jugador español que vistió la elástica de la Juventus, décadas antes que Fernando Llorente y Álvaro Morata, y fue, es y será “el mito supremo” del Betis, según reivindicó el obituario del club andaluz del 20 de junio de 2021. Murió a los 86 años.
Nació en Arcos de Jalón el 6 de abril de 1935, el mismo mes que el Betis conquistó su único título de liga. Su familia dejó atrás la provincia de Soria para afincarse en Sevilla, en el barrio de San Jerónimo, cuando él solo tenía dos meses de vida por el trabajo del padre, maquinista ferroviario. Bautizado en Sevilla, en la Macarena, vivió el fútbol desde la niñez. En 1937 perdió a su padre, Bonifacio: “No fue una víctima de la guerra, pero le ayudaron a morir los sufrimientos de la época”. Su madre era Abelarda Cascajares.
“A los 14 años comenzó a trabajar en la Industria Subsidiaria de Aviación, donde jugaba en el equipo de la factoría, y a los 16 fichó por el equipo juvenil del Betis. Destacó desde muy pronto y tras una cesión al Utrera, se integró en la primera plantilla verdiblanca cuando apenas tenía 19 años”, señalaba el citado texto del Betis. Debutó con el primer equipo el 17 de octubre de 1994: en un partido de Segunda División en Badajoz y de la mano de Francisco Gómez miembro del Betis campeón de 1935. Aseguró el Betis: “A la hora de hablar de Luis del Sol no es necesario utilizar eufemismos ni abusar de los adjetivos. Ha sido, sencillamente, el mejor futbolista que se ha puesto la camiseta del Betis desde que el Betis existe. Y si no, que se lo pregunten a esa legión de béticos a la que tan feliz hizo cuando más falta hacía. En aquellos años 50 que él convirtió en tiempo de gloria. Esos béticos que tan orgullos se sintieron siempre de su genio y de su talento“.
“La Juventus era una entidad muy especial. Nos quisimos los dos. Mi compromiso fue total con un club serio, que es poderoso, pero que también es muy familiar, que cuida sus raíces”
El texto subrayaba que Del Sol se convirtió en símbolo de la regeneración del club. En “ídolo, bandera, símbolo que genera pasiones y mueve sentimientos. La gente empieza a ir a Heliópolis ‘a ver a Del Sol’ y acaba encontrándolo todas las tardes. Con una fiereza que apenas cabe en su cuerpo, unas ansias de victoria que lo definen, la calidad de un superdotado y una casta que levanta los estadios. Del Sol machaca rivales, mete goles, enloquece al graderío y anima a sus compañeros”. Lideró al equipo en su vuelta a Primera, en 1958: “Ese ascenso fue clave. Significó el final de la travesía del desierto y el primer gran logro de Benito Villamarín en aquel Betis que estrenaba unas posibilidades económicas desconocidas hasta entonces”. El Betis había vuelto a la élite 15 años después, los peores de su historia: del 1947 a 1954 había jugado en Tercera.
La temporada siguiente, el día 21 de septiembre de 1959, inauguró el marcador del Sánchez Pizjuán con el primer gol de aquel 2-4 inolvidable. En abril de 1960 ficharía por el Real Madrid, cuádruple campeón de Europa, “nada más y nada menos que por seis millones quinientas mil pesetas, más tres jugadores, Martín Esperanza, Lloréns y Pallarés, y un partido amistoso”. “Un buen día, Benito Villamarín, el presidente del Betis, me dijo que me iba al Madrid. Yo sabía que era algo bueno para mí. Porque en la selección estaba con los jugadores del Madrid e iba a ganar más dinero”, dijo en El País en 2017.
La edición del ABC del 9 de abril de 1960 contenía un reportaje sobre Del Sol, “el ídolo de media Andalucía”. “El Madrid buscaba un jugador joven capaz de galvanizar a un equipo de superdivos cansados de su gloria” y ofreció “un contrato fabuloso” al futbolista: “Percibirá 400.000 pesetas anuales durante cinco años, además de los sueldos y primas habituales en su nuevo club”. El jugador admitía que en el Betis estaba “en la gloria” y que “para mí no había más que la camiseta blanquiverde” y añadía que había fichado por el Madrid con el objetivo de “darlo todo. Para mí la camiseta blanca del Madrid será como la blanquiverde del Betis, aunque tenga un color menos”.
Explicaba que en verano volvería a Sevilla para casarse y que leía “poco. Algunas novelas y revistas de cine y de fútbol. Me gusta más el cine. Las películas divertidas y las de tiros. Charlton Heston. Marlon Brando, Gregory Peck”. “No me gusta viajar. Prefiero estar en casa: cuanto más viajo en avión más miedo tengo”, admitía antes de resumir su programa vital: “Casarme, tener hijos, salir a darlo todo por mi equipo y, si puede ser, llegar a ser este año campeón de Europa”. Y lo fue: debutó de blanco siendo titular en los dos encuentros de las semifinales de la Copa de Europa contra el Barcelona, 3-1 en Madrid y 1-3 en el Camp Nou, y también vivió desde el césped el triunfo por 7-3 contra el Eintracht de Frankfurt en la final de Hampden Park. Ese 18 de mayo de 1960 el club enlazó su quinto entorchado. Tres días antes Del Sol había debutado con la selección, en un 3-0 contra Inglaterra en Madrid. Sería 16 veces internacional, formando parte de las convocatorias para los Mundiales de 1962 y 1966 y de la inolvidable Eurocopa de 1964.
Sigue vivo en el pasillo de la fama del Juventus Stadium, elegido como uno de los 50 futbolistas más relevantes del club junto a otros nombres como Sívori, Zoff, Baggio, Zidane, Buffon o Del Piero
En la temporada siguiente (1960-1961) el Madrid cayó eliminado en las semifinales contra el Barça y en la siguiente (1961-1962) cedió en la final ante el Benfica de Eusébio y Béla Guttmann, después de vencer a la Juventus en los cuartos de final: tras el 0-1 de Turín, obra de Di Stéfano, y el 0-1 de Madrid, obra de Omar Sívori, el Madrid ganó el desempate en París, con una gran actuación de Del Sol. “Creo que se decantaron por mi fichaje después de verme en París”, dijo en El País. “El Madrid recibió 35 millones de pesetas que utilizó para hacer la ciudad deportiva. El club estaba algo tieso. Recuerdo que el traspaso se hizo en la SEAT. Me metieron en un despacho mientras Bernabéu negociaba con los italianos”, añadía. Precursor, se atrevió a salir al extranjero como Luis Suárez, fichado por el Inter en 1961, y Joaquín Peiró, traspasado al Turín ese mismo 1962.
Según la web del Madrid disputó 96 partidos oficiales de blanco, con un balance de 32 tantos y una Copa de Europa (1960), una Intercontinental (1960), dos títulos de Liga (1961 y 1962) y una Copa del Generalísimo (1962), y fue un “jugador muy completo y físicamente fortísimo que luchaba cada balón hasta el final y era muy inteligente en el campo, donde sabía lo que había que hacer en cada momento”. Cuando murió la entidad del Santiago Bernabéu definió a Del Sol como “una de nuestras grandes leyendas”.
En la citada entrevista de El País habló de sus años en la Juve: “En Turín me trataron muy bien. Vivía en una zona residencial de los Agnelli. Siempre cumplieron su palabra. Igual de dinero no te pagaban una millonada, pero te daban lo que te prometían”. “La Juventus era una entidad muy especial. Nos quisimos los dos. Mi compromiso fue total con un club serio, que es poderoso, pero que también es muy familiar, que cuida sus raíces, a su gente, a su cantera. Había directivos que tenían fábricas de ropa y cuando me venía para España llenaba el coche con ropa a mi medida: trajes, ropa interior, camisas… Fueron ocho años muy buenos”, rememoraba. Jugó cerca de 300 encuentros con la ‘Vecchia Signora‘ entre 1962 y 1970, con una Copa de Italia (1965) y un Scudetto (1967): “Quizás nos faltó ganar más cosas. En Europa recuerdo que llegamos a semifinales de la Copa de Europa, donde nos ganó el Benfica de Eusebio, que se me cruzó varias veces. Nos pilló en Italia una época de grandes equipos, con el Inter de Sandro Mazzola, Corso y Luis Suárez. También estaba el Milan de Altafini y Rivera. Nosotros teníamos un equipazo, con el ‘Cabezón’ Sívori, que le llamaban el sucesor de Di Stéfano, con Castano, Sarti, Gori, etcétera, pero nos faltó un poco de mentalidad para ganar más cosas”.
Se erigió en uno de los nombres más importantes de toda la historia del club italiano. “La Juventus recuerda con emoción a un gran campeón que hoy nos dejó, Luis del Sol”, comunicó la entidad tras la muerte de un futbolista que fue “referencia”. La llegada a Turín de Del Sol, primer español de la Juventus, fue “un acontecimiento importante”. Para ficharle el club tuvo que superar “una fuerte competencia, incluidos algunos clubes italianos”. Sigue vivo en el pasillo de la fama del Juventus Stadium, elegido como uno de los 50 futbolistas más relevantes del club junto a otros nombres como Omar Sívori, Dino Zoff, Roberto Baggio, Zinedine Zidane, Gianluigi Buffon o Alessandro del Piero. Fue capitán y le apodaron ‘settepulmoni‘, ‘Siete Pulmones’. “Pero Del Sol no era solamente un indesmayable peón de brega, un interior de ida y vuelta, y absolutamente ambidextro, después de haber sido un notable extremo izquierdo. Poseía las suficientes dotes técnicas para, complementando las físicas, erigirse en un futbolista históricamente relevante”, destacó el obituario de El Mundo. “Fue un centrocampista que desplegaba un fútbol total. Era técnico, veloz, fuerte e incansable”, reivindicó el obituario de El País.
“El Madrid recibió 35 millones de pesetas que utilizó para hacer la ciudad deportiva. Recuerdo que el traspaso se hizo en la SEAT. Me metieron en un despacho mientras Bernabéu negociaba con los italianos”
“En Italia, en el frío norte turinés, se acordó muchas veces de Sevilla y a veces sintió el susurro de la melancolía. Pero en la hierba o en la nieve, es igual, demostró siempre que el balón es redondo en todas partes”, poetizó el obituario del Betis. En 1970 fichó por la Roma para jugar otras dos temporadas en la Serie A y un día de 1972, “un dulce día volvió a Heliópolis para decir adiós entre los suyos. Regresó para que lo viera otra generación y no fuera el recuerdo su única tarjeta de visita”.
Redebutó con el Betis el 2 de octubre de 1972, en una derrota por 1-0 en El Molinón ante el Sporting de Gijón. Ese curso el Betis bajó a Segunda. “Jugó apenas un año y se retiró a los cuarteles de la memoria hasta que una mañana de marzo de 1986 fue presentado como nuevo entrenador del Betis. Desde ese momento fue un clásico de la dirección deportiva”, añadía el texto del Betis. Entrenó al equipo en el tramo final de la 1986-1987 y en la 1987-1988 y después al Recreativo de Huelva en la 1989-1990, sin poder evitar su descenso a Segunda B. En la 2000-2001 vivió su última experiencia como técnico, requerido por el equipo de su vida a mediados de temporada: “Le pidieron el supremo esfuerzo de ascender al Betis. Y lo ascendió en Jaén”. El Betis ganó por 0-2 con un doblete de Gastón Casas y volvió a Primera junto al Sevilla y el Tenerife. La ciudad deportiva del Betis lleva su nombre dese hace ya años, igual que el campo de fútbol de Arcos de Jalón. Su nombre ha ido pasando de generación en generación en el Villamarín.
Fue un pionero en la Juventus. Y “el más grande de los béticos”, afirmó el Diario de Sevilla cuando cerró los ojos por última vez. Fue, según el Betis, “un ciclón sobre la hierba y una fuerza desatada que además tenía el don de jugarla al pie y de romper con un seco golpe de cintura la sobriedad de cualquier defensa. Un jugador sólo comparable a la élite mundial, contemporáneo y compañero de viaje de Di Stéfano, de Kubala, de Luis Suárez, de Pelé, de Puskas, de Gento, de Bobby Charlton, de Sandro Mazzola y de otra escasa docena de consagrados que, al final, son los que alcanzan la inmortalidad”.
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Fotografía de Getty Images.