Alemania es tierra de derbis. Pero si una zona del país se caracteriza por albergar algunos de los enfrentamientos más calientes y pasionales del territorio es el estado de Renania del Norte-Westfalia. Las ciudades de Düsseldorf, Leverkusen, Gladbach y Köln están separadas por menos de 50 kilómetros y con el fútbol como gran reclamo y altavoz para poner de manifiesto la rivalidad entre sus ciudades, los derbis entre los principales equipos de estas cuatro ciudades se convierten en primordiales para mantener vivo el orgullo de pertenecer a una de sus urbes. Alguno se preguntará por qué no hemos incluido a Dortmund y Gelsenkirchen, ciudades de Renania del Norte-Westfalia –que con sus BVB y Schalke 04 constituyen uno de los partidos más grandes de Alemania, el Derbi del Ruhr–, pero es precisamente porque pertenecen a la región del Ruhr, y no a la del Rin, que se hace esta distinción dentro del estado federal de Renania del Norte-Westfalia.
Si hablamos del Derbi del Rin todo el mundo piensa en el Köln-Borussia Mönchengladbach. Aunque la ciudad de Gladbach no está situada en el Rin, la rivalidad entre los ‘Machos Cabríos’ (‘Die Geißböcke‘ en alemán) y ‘Los Potros’ (‘Die Fohlen‘ en alemán) está considerada como la “más grande” de la zona. Una rivalidad forjada 100% en el terreno de juego. Justo después de que el Köln ganara el primer título de la historia de la Bundesliga en 1962, uno de sus exjugadores, Hennes Weisweiler, cambió de equipo y fichó como entrenador del Mönchengladbach. Weisweiler convirtió al equipo de ‘Los Potros’, con jóvenes como Heynckes, en uno de los más grandes de Alemania, ganando cinco títulos ligueros en la década de los 70 y llegando lejos en competiciones europeas. De ahí que se le diera su nombre a una de las avenidas más importantes de la ciudad, la Hennes Weiswailer Allee 1. Pero, ¿por qué es importante también en Köln? Porque aparte de haber jugado en el equipo, después de su exitosa estancia en Gladbach, volvió a Köln para entrenarlo en 1976. Y no fue en vano, pues consiguió un doblete alemán en la temporada 77-78 y llegó a semifinales de competición continental. Uno de los mejores entrenadores de la historia de Alemania, al que además se le puso su nombre a la mascota del club, la famosa cabra Hennes.
“En Düsseldorf copian todo lo que hacemos en Köln, su carnaval es mucho peor y no tienen música para celebrarlo”, cuenta Lina, una orgullosa habitante de Kölle, como le llaman a la ciudad en su dialecto
También existen los importantes derbis entre Leverkusen y Köln y entre Leverkusen y Mönchengladbach. Pero el que de verdad nos ocupa hoy es el enfrentamiento entre Köln y Fortuna Düsseldorf, el derbi con más distancia entre las ciudades pero cuya rivalidad viene de más lejos y afecta a más capas de la sociedad. Köln y Düsseldorf son las dos ciudades más importantes de la zona y entre sus habitantes existe una rivalidad que va más allá del campo. Es habitual, cuando andas por las calles de una de las dos y te paras a tomar una Kölsch, en Köln, o una Alt, en Düsseldorf, que si preguntas a algunos de sus habitantes que opinan de la otra ciudad o de sus vecinos te pongan mala cara y te digan que su ciudad y su gente son mejores. Es un odio sano, porque una no podría existir sin la otra. Pero es que esta rivalidad data de la Edad Media, cuando Köln ya era una ciudad establecida, con su imponente catedral, y Düsseldorf no era más que un humilde pueblo, como bien indica su nombre (“dorf”, precisamente, significa ‘pueblo’ en alemán). En el siglo XII, muchos de los granjeros del pueblo lucharon por el Duque de Brabant contra el arzobispo de Köln en lo que fue nombrada la ‘Batalla de Worringen’. Ahí es cuando todo empezó. Una rivalidad de hace más de 700 años. Pero no se queda aquí; en 1811, cuando Napoleón ocupó una parte de las urbes del Rin, se quedó tres días en Düsseldorf, donde le recibieron con todos los honores, y hasta uno de sus ministros la apodó “la pequeña París”, mientras que cuando el emperador francés fue a Köln se sintió “inseguro y mal recibido”. Si nos acercamos más a nuestros días, su rivalidad continuó con la industrialización y más tarde con los desencuentros entre sus históricos alcaldes en la década de los 1920, Ribert Lehr y el mítico Konrad Adenhauer. Años después, Lehr ayudó a fundar el partido de la CDU y se convirtió en ministro bajo el mandato de, precisamente, Adenhauer.
Pero hablemos de discordias más folclóricas. El carnaval es una de las festividades más importantes en la región. Las ciudades se paralizan y celebran por todo lo alto. Algo que también se traduce en la rivalidad entre ambas ciudades. “En Düsseldorf copian todo lo que hacemos en Köln, su carnaval es mucho peor y no tienen música para celebrarlo”, cuenta Lina, una orgullosa habitante de Kölle, como le llaman a la ciudad en su dialecto.
En Panenka pudimos acudir al segundo derbi, y último de la temporada, entre Köln y Fortuna. Un encuentro colorido que los aficionados ‘kölle’ esperaban con ansias puesto que el último partido entre ambos, con público, fue 12 años atrás
Hablando de deporte, no solo el fútbol comparte esta rivalidad, también el hockey hielo, que cuenta con cuatro derbis esta temporada. Y si hablamos de fútbol, ha sido un derbi con poca visibilidad en los últimos años, debido a la diferencia de división entre el Köln y el Fortuna, pero que se vivió a gran intensidad entre los años 60 y 90. El Fortuna Düsseldorf está muy por detrás en el historial entre ambos equipos, pero su última derrota data del 22 de diciembre de 2013.
En Panenka pudimos acudir al segundo derbi, y último de la temporada, entre Köln y Fortuna. Un encuentro colorido que los aficionados kölle esperaban con ansias puesto que el último partido entre ambos, con público, en el RheinEnergieStadion, fue 12 años atrás. Desde el minuto en el que pusimos un pie en los alrededores del estadio pudimos sentir esa gran rivalidad que existe entre ambos, que actualmente militan en la segunda alemana. Y el pre partido y los 90 minutos no decepcionaron. 22 jugadores luchando por cada balón. Pasión, entrega, lucha… Todo lo que necesita un derbi de estas dimensiones. Y con Podolski, hijo pródigo del club de la cabra, mezclado en la grada con los aficionados ultras. Único.
Al final todo terminó en tablas, con dos goles en la segunda mitad y el empate del Fortuna en los últimos instantes del partido después de unas manos del capitán local. Tristeza para el Köln, felicidad controlada para el Düsseldorf. Y una 2.Bundesliga al rojo vivo. Después del encuentro no podía faltar tomar la mítica Kölsch, y charlar de la vida, y del Carnaval, que llega a Köln, una cita que esperan sus habitantes cada año. Y terminamos nuestra estancia en Köln charlando con nuestros amigos Lina y Florian. “Ser del Köln es algo único, lo sentimos en el corazón. No estamos acostumbrados a ganar nada, pero cuando lo hacemos es muy especial”, nos contaban, con orgullo. Y es que al final esto es el fútbol, sentimiento de pertenencia a una ciudad, unos colores y un equipo. The beautiful game.
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Fotografías de Edu Boada