Fútbol y glamour. Dos términos que se han ido encontrando más a menudo con el paso del tiempo. El futbolista contemporáneo, cada vez más lejos del resto de los mortales, se concibe pocas veces sin ese valor añadido. La televisión y la prensa hacen el resto. La máxima expresión del glamour en el mundo del fútbol, indiscutiblemente, sigue representada cada año en la gala que organiza la FIFA para otorgar su Balón de Oro al que será considerado el mejor jugador del mundo. Así, con todas las controversias que genera dicha noche y todas las que la preceden, por suerte o por desgracia, el premio cada vez pierde más peso en lo deportivo a la vez que lo gana en lo mediático. En África es diferente. El galardón al ‘Futbolista Africano del Año’ es, sobre todas las cosas, una reivindicación del fútbol continental, un clamo en favor del jugador autóctono y una oda a la nostalgia permanente del jugador africano.
Por el momento, 37 nominados optan al título (entre los que destacan Touré, Aubameyang, Keita o Mahrez). Aunque haya pocas dudas de que el marfileño del City revalidará el atributo, la gala no carecerá de varios aspectos que llamen nuestra atención a la vez que le otorguen cierto morbo –a otro nivel del que estamos acostumbrados en Europa, claro, y sin querer valorar el atuendo tradicional con el que suele vestirse el campeón–. Para aquellos que cuentan los días para sacar a flote el debate Messi-Cristiano a raíz del Balón de Oro de a FIFA, ahí van algunos datos curiosos de su homólogo africano.
Yaya Touré, ¿mejor africano de todos los tiempos?
El marfileño puede convertirse en el primer y único futbolista que gana en cinco ocasiones el trofeo. Además, estas habrán sido consecutivas. El dominio del centrocampista como referente africano en Europa ha sido inapelable desde la salida de escena de Didier Drogba y Samuel Eto’o, por eso se ha ‘adueñado’ del premio a la espera de que se postule un nuevo candidato a arrebatárselo.
Desde que se implantó el nuevo formato del certamen (1992), no ha habido ningún ganador que compitiera en África
A día de hoy, solo Samuel Eto’o cuenta con tantos galardones como Touré, y solo él y George Weah mantienen un puesto en la lista de jugadores africanos más laureados. Con todo, ¿convertiría ese quinto galarón a Touré en el mejor jugador africano de todos los tiempos? Parece una afirmación demasiado presuntuosa, puesto que Weah, por ejemplo, fue el primer no europeo en ganar el Balón de Oro y el único africano que lo ha conseguido hasta el momento. En su caso, Yaya nunca ha destacado en el premio individual con más nombre del mundo.
Entre los mejores del mundo
El año en el que se ha disputado una Copa de África tenía que ser un año en el que los jugadores del continente se reivindicaran ante el espectador. Precisamente eso es lo que han conseguido los ghaneses André Ayew y Christian Atsu y el marfileño Wilfried Bony. Los tres, junto a Touré, figuraban entre los 59 nombres que optaban al Balón de Oro de la FIFA. Tras la reducción de la lista a 23 candidatos, solo el jugador del Manchester City opta ya al galardón.
Christian Atsu, una de las grandes sorpresas en la lista que dio la federación internacional, logró tal valoración gracias a su actuación con Ghana durante la pasada Copa África. De hecho, fue nombrado mejor jugador del torneo, aunque hace un par de años que navega a la deriva en la Premier (fue cedido por el Chelsea en 2013 y ha pasado por SBV Vitesse, Everton y, actualmente, Bournemouth).
Por otro lado, el ghanés André Ayew sigue haciendo méritos una vez concluída la copa africana, de la cual fue máximo goleador y asistente. Hijo del famoso Abedi Pelé (quien en su día ya ganara tres Balones de Oro africanos consecutivos), ha desarrollado casi toda su carrera en Francia, su país de nacimiento. Ahora, en el Swansea, está dando la talla con cuatro tantos en ocho partidos. Seguiremos escuchando su nombre.
Por último, Wilfried Bony, gran conocido en el fútbol inglés, completa la lista de africanos mejor valorados por la FIFA. Pese a que en el Manchester City cuenta con más competencia que minutos de gloria, es una referencia en Costa de Marfil por formar parte de uno de los mejores equipos de Europa.
Nueva competencia
En 2007, Frédéric Kanouté y Didier Drogba tuvieron un pequeño enfrentamiento dialéctico por culpa del galardón. En teoría, pertenecía a Drogba, pero su imposibilidad de asistir a la gala premió al entonces jugador del Sevilla. La cuestión es que ambos dividieron África en su opinión sobre quién debía ser el ganador. En la misma batalla aparecía Samuel Eto’o, consagrado en la elite del fútbol mundial. El panorama que presenta hoy la lista de africanos postulados al título define un claro ganador, pero también merecen especial atención otros nuevos referentes con claras posibilidades de éxito. Entre ellos despunta Pierre Emerick Aubameyang, cuyo crecimiento exponencial lo ha consagrado en el arranque de la presente temporada. Este gabonés de 26 años es la referencia en ataque de un Dortmund rehecho. Del mismo modo que Aubameyang presenta sus credenciales, lo hace Riyad Mahrez; a base de goles. Nacido en Francia pero con ascendencia argelina, ha sido la revolución del Leicester City. Con 24 años y formado en las categorías inferiores de la liga gala, la falta de experiencia no le impide presentarse como un futuro recambio al trono dominado por Yaya Touré.
Marsella, Manchester y Mallorca, capitales de África
La ciudad francesa, la urbe inglesa y la isla española son, curiosamente, los territorios más laureados con el trofeo al ‘Jugador del Año Africano’. La ‘culpa’, por supuesto, se debe a que han contado con Abedi Pelé -Olympique-, Touré -City- y Eto’o -Mallorca- en sus filas. Sin embargo, de este dato peculiar se desprende una reflexión mucho más punzante. Las carencias del fútbol continental y, en consecuencia, la necesaria mirada a Europa para reconocer a sus estrellas autóctonas. De los 37 nominados al trofeo, solo tres se ganan la vida en África: Baghdad Bonjah, Bassem Morsi y Robert Kidiaba. Pero aún hay más: desde que se implantó el nuevo formato del certamen (1992), no ha habido ningún ganador que compitiera en África y, si echamos un ojo a las canteras de los mejores equipos europeos, cada vez queda más claro que el futbolista africano tiene un futuro garantizado lejos de casa. De esta manera, el premio al ‘Futbolista Africano del Año’ acaba siendo, así como la propia Copa África, la única manera de sentir, aunque sea por un día, el jugador propio cerca. Mucho más que glamour y medios; orgullo.