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Auge y tragedia de Dener Augusto, el ‘Trinche’ Carlovich brasileño

Apenas hay registros de sus diabluras sobre el césped, pero todos hablan de él como si siguiera entre nosotros, como si lo hubieran visto jugar cada domingo

La madrugada del 19 de abril de 1994, un Mitsubishi deportivo de color blanco y matrícula DNR-0010 recorría los 435 km que unen las ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro. El vehículo era conducido por Otto Gomes, amigo de jugadores importantes como Romário. A su lado, dormido y con el asiento reclinado, estaba Dener Augusto, la mayor esperanza del fútbol brasileño en aquel momento. Ambos venían de cerrar unas negociaciones en las oficinas de la Portuguesa, club que por entonces tenía los derechos del futbolista. El Stuttgart alemán acababa de cerrar su fichaje para incorporarlo justo después del Mundial de Estados Unidos, algo que nunca llegaría a producirse.

Cuando apenas quedaban 15 minutos para que llegaran a su destino, Otto Gomes se quedó dormido al volante. El coche que los transportaba perdió el control y acabó estrellándose de frente contra un árbol cerca de la laguna de Rodrigo de Freitas, en Río de Janeiro. Dener Augusto, que en el momento del accidente seguía dormido, salió disparado y se golpeó violentamente contra el cinturón de seguridad, algo que le estranguló la laringe, provocándole la muerte por asfixia.

Tumbado en el asiento del copiloto y con la misma postura que había tomado cinco horas antes: las manos entrelazadas y las piernas medio dobladas. Como si siguiera dormido. Así permaneció Dener durante horas, mientras que sus compañeros, los futbolistas del Vasco da Gama, presenciaban la escena desfilando a su lado para dedicarle un último adiós. Tenía solo 23 años.

FUTBOLISTA DE CUNA

Dener nació el 2 de abril de 1971 en Sao Paulo y se crio en Vila Ede, un barrio pobre situado al norte de la ciudad. El balón en Brasil forma parte del ecosistema. Cualquier espacio público se convierte en un lugar ideal para disputar un partido de fútbol. La espontaneidad de la calle fue la que cimentó la técnica superdotada de Augusto. Su fisionomía delgada y de piernas alargadas cumplía a la perfección con el imaginario colectivo de futbolista brasileño. Sorprendía a todos por su velocidad y por una capacidad de regate inabarcable, impropia de un niño que apenas comenzaba a tocar el cuero.

Con once años probó en la Portuguesa e, inmediatamente, los técnicos se percataron de que estaban ante un caso excepcional. Era como si Neymar hubiera viajado en el tiempo 20 años atrás. Lo ficharon y nunca llegarían a venderlo, aunque lo cedieron en dos ocasiones para generar beneficios, algo habitual en el fútbol brasileño de la época. Entre 1989 y 1994, jugó en Gremio de Porto Alegre y Vasco da Gama.

Su primer gran título fue la Copinha de 1991 con la Portuguesa. Era la primera vez que el club conseguía la competición más importante que existe en las categorías inferiores de Brasil. Cada mes de enero en el estado de Sao Paulo, las canteras más potentes del fútbol brasileño se enfrentan para disputarse el trono de mejor equipo juvenil del país. Rogerio Ceni, Cafú, Raí, Mauro Silva, Robinho, Kaká, Baptista, Oscar, Neymar o Vinicius. La lista de estrellas que un día disputaron la Copinha es interminable. En aquella edición de 1991, el enclenque Dener fue nombrado mejor jugador del torneo. A sus 19 años ya había debutado con el primer equipo, pero todavía mantenía la ficha de juvenil.

 

Solo tuvo tiempo de disputar 116 encuentros al máximo nivel, en los que hizo 42 goles y un sinfín de regates. Tres meses antes de su fallecimiento, dejó boquiabierto al mismísimo Maradona en un amistoso entre Newell’s Old Boys y Vasco da Gama

 

José Macia, más conocido como Pepe, es el segundo máximo goleador de la historia del Santos y fue compañero inseparable de Pelé. También dirigió a Dener cuando estaba en la Portuguesa en 1990. Su asombro al verlo jugar fue tal, que en la revista Líbero declaró una frase lapidaria: “He trabajado con muchos futbolistas, pero Dener fue el que más se aproximó a Pelé”. Además, también admitió que, con él, fue la primera vez que hizo una excepción con un futbolista. “A veces no iba a entrenar o llegaba tarde, pero merecía la pena porque resolvía los partidos”.

En 1993 salió cedido por primera vez al Gremio de Porto Alegre, donde lideró al conjunto tricolor hacia la conquista del campeonato Gaúcho de ese mismo año. Después regresó a la Portuguesa para disputar el Brasileirao. Con 21 años ya portaba el número ’10’ y se encontraba en el momento de mayor madurez de su corta e intensa carrera. Dejó alguna que otra actuación para el recuerdo, como el golazo que le hizo al Santos después de tirar un caño en medio campo y zafarse de todos hasta empujar el balón al fondo de la red.

A finales de ese mismo año volvió a salir cedido al Vasco da Gama, su último club. Seis meses a cambio de 600.000 dólares que recibió la Portuguesa. En el equipo de Rio de Janeiro se salió y llegó hasta la final del campeonato Carioca. Antes había conquistado la Taça Guanabara frente a Fluminense. Todo eran buenas noticias para Dener. En Brasil no había nadie que lo dejara fuera de la lista de 23 para el Mundial de USA’94. Con la selección absoluta jugó solo dos partidos. Debutó de la mano de Paulo Roberto el 27 de marzo de 1991, lo hizo nada más y nada menos que en un superclásico frente a Argentina que acabó 3-3.

Solo tuvo tiempo de disputar 116 encuentros al máximo nivel, en los que hizo 42 goles y un sinfín de regates. Tres meses antes de su fallecimiento, dejó boquiabierto al mismísimo Diego Armando Maradona en un amistoso entre Newell’s Old Boys y Vasco da Gama disputado en Rosario. El partido acabó 0-0 y el Diego, tras ver a aquel chaval quitarse de encima a cinco defensas a base de fintas y malabares, se acercó al banquillo brasileño y dijo: “¿Quién es este negrito? ¿De dónde lo sacaron?”.

El destino quiso robar al fútbol un jugador que estaba llamado a hacer historia, pero a cambio nos regaló una leyenda inacabable que se incrementa y trasciende al paso del tiempo. Como ocurre con el ‘Trinche’ Carlovich en Argentina, apenas hay registros de las diabluras de Dener Agusto sobre el césped, si acaso un par de vídeos en YouTube, pero todos hablan de él como si siguiera entre nosotros, como si lo hubieran visto jugar cada domingo durante 15 temporadas.

 


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