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La efímera hegemonía de la franja

Después de sumar un único punto en dos partidos, en Vallecas añoran los tiempos de bonanzas, hace ya una década, en los que sus guerreras dominaban la liga

Con los tres silbidos reglamentarios acabó el partido en Zubieta y, con él, la segunda jornada de la Liga Iberdrola con alguna que otra sorpresa. El Tacon ganó su primer partido oficial, el Deportivo sigue intratable, el Espanyol palmó por goleada tras la rajada de Paloma Fernández, su capitana, en la previa y el Barça se dejó dos puntos en Vallecas ante las ‘guerreras’ de la franja roja. Nadie esperaba un puntazo del Rayo, pero así es este deporte.

Vamos a centrarnos en el último punto mencionado. La gran sorpresa de la jornada, todo sea dicho, fue que las blaugranas volviesen de Madrid con una más que palpable decepción en forma de empate. Es cierto que venían de disputar un partido de Champions ante la Juventus con la carga física que ello conlleva, no obstante, fueron pinchazos como el de esta jornada los que llevaron al conjunto catalán a perder la anterior edición de la liga.

Atlético de Madrid y Barcelona. Dos conjuntos cuyo objetivo es disputarse los dos títulos nacionales. La hegemonía moderna del fútbol femenino español. Pero si, como de costumbre, nos pegamos un paseo por la década que nos precede -en la constante retahíla de regresar al pasado- vemos que los líderes que atemorizaban a los rivales desde lo más alto de la clasificación eran otros.

Vestidas completamente de blanco salvo por la franja roja que cruzaba en diagonal la equipación, las futbolistas del Rayo se conjuraron para escribir varias páginas en la historia de esta disciplina deportiva. Corría el año 2008 y ‘solo’ había 16 equipos en la primera división femenina. En total, 30 encuentros por disputarse alejados de las cámaras, las fotografías y el reconocimiento. Dominaron de principio a fin. Fueron 26 victorias para abrazar el primer título liguero de la mano de históricas como Natalia Pablos, Sonia Bermúdez o Ali.

Además, fueron el equipo menos goleado y el segundo más anotador del campeonato. Pero ese dominio no cogió a nadie por sorpresa. A diferencia de su homóloga masculina, la Copa de la Reina se disputaba entre el 1 y el 29 de junio. La edición de 2008 acabó con las vallecanas llevando el primer gran botín a las vitrinas del club. Tanto es así que, aquella hazaña, supondría el inicio de un cuento maravilloso.

 

En la ida, las futbolistas vallecanas lograron una renta mínima que supieron conservar en la vuelta, tras empatar a uno en el marcador. La franja al cielo y la segunda liga al bolsillo.

 

Ya con la primera liga en el bolsillo, la federación metió mano al fútbol femenino e impuso un modelo diferente de Superliga. Aún con el dominio vigente, los dos siguientes campeonatos acabarían siendo prácticamente idénticos. Pero a diferencia de 2008, sus perseguidores no fueron Athletic y Levante. El rival llegaba de Barcelona vestido de blanquiazul. El Espanyol no concedió ninguna oportunidad a sus rivales de grupo en la primera fase y supero a Barça y Levante.

La segunda fase -aquella que reunía a los mejores equipos de cada grupo- unió a madrileñas y catalanas. En liga, una victoria para ambos conjuntos sobre el otro. Mucha igualdad aunque, finalmente, un pinchazo del conjunto madrileño las colocó en segunda posición. Pero en aquella Superliga, el título se disputaría a doble partido entre los dos mejores conjuntos de la segunda fase. Rayo y Espanyol. Espanyol y Rayo. En la ida, las futbolistas vallecanas lograron una renta mínima que supieron conservar en la vuelta, tras empatar a uno en el marcador. La franja al cielo y la segunda liga al bolsillo.

¿Cómo se le podía ganar al Rayo Vallecano? De nuevo, la primera fase de la siguiente campaña fue un paseo para el conjunto de la franja. Tan solo un empate contra el Atlético de Madrid y una derrota ante el Atlético Málaga. El resto, victorias abultadas siendo un 10-1, precisamente ante el conjunto andaluz que le arañó tres puntos, la goleada más atronadora. En la segunda fase, de nuevo se encontraron con un Espanyol herido y con ganas, ya no solo de revancha, sino también de ganar el título.

De nuevo, en liga, una victoria para cada conjunto. Pero no fueron partidos normales. En Vallecas, el Rayo endosó seis goles al Espanyol por los dos que anotaron las catalanas. La réplica perica, casi idéntica. Seis a uno en Sant Adrià para devolver a las madrileñas a la tierra. Y, de la misma manera que en la anterior edición, un pinchazo del Rayo las volvía a dejar en segunda posición, siendo otra vez el Espanyol el líder de la segunda fase. De nuevo, el título a doble partido. La ida, en Madrid, acabó con un buen resultado para las catalanas. El empate a dos les daba esa chispa de optimismo para afrontar la vuelta en casa.

Sin embargo, en el momento adecuado, el Rayo se impuso nuevamente por 1-2. Otra vez por la mínima, en Vallecas se cantaba el tercer alirón consecutivo. Con aquel título acabaría la hegemonía vallecana. Aquel mismo verano, la federación regresaría al sistema clásico de liga regular aunque ampliaría el número de equipos hasta los 18. Con el ‘nuevo’ formato, el campeón llegaría desde Catalunya pero, esta vez, las franjas azules iban acompañadas de otras granas.

La hegemonía culé creció al ritmo de la caída rayista, que en los años venideros irían descendiendo hasta la mitad de la tabla. Desde abajo, vieron como clubes como el Athletic Club o el Atlético de Madrid se iban consagrando a medida que el Rayo perdía velocidad hasta el punto de llegar a la actualidad. En duodécima posición y con un punto en dos jornadas, el club de Vallecas sigue inmerso en el conflicto entre la directiva de Presa y la siempre combatiente afición. Con la subida del precio del abono para ir a ver el fútbol masculino y la creación de uno propio para ir a ver la disciplina femenina, los socios comenzaron un boicot con el que decidieron no asistir a ningún partido de fútbol femenino.

“Lo han subido (el abono) justo el año en que bajan a segunda división y afecta sobre todo a discapacitados, con quien hay una sensibilidad especial, y a los niños, que son los que hacen cantera para la hinchada del futuro”, señalaba Alberto Leva, presidente de la Peña Rayista Piti, a El País.

A pesar de que el club abrió el estadio de Vallecas para el encuentro y un gran sector de la afición pidió detener el boicot temporalmente para animar a las futbolistas, las gradas quedaron prácticamente vacías bajo la lluvia de Madrid. “Con muy mala leche, desde el club solo han publicado en redes un mísero mensaje. Y han puesto las entradas bastante caras (a 10 y 8 euros), denunció Leva. “Así evitan que vaya la gente y justifican su postura de que está vacío y, por tanto, no es rentable traerlas aquí. Cuando, en realidad, si lo impulsan se llena, como pasó en el Wanda en marzo”, reflexionaba el presidente de la peña, quién siempre ha defendido que el equipo femenino jugase en el estadio y no en la ciudad deportiva.

Así pues, la poca promoción del partido, sumado a la mala climatología, fueron el detonante definitivo. Menos de mil aficionados se dieron cita en el estadio para ver cómo las ‘guerreras’ le arrancaban un punto al Barça y sumaban, así, el primero en esta nueva campaña. “Me parece fatal. Me hubiera gustado que se llenara, pero las que estamos aquí somos las que no faltamos nunca”, aseguró Cristina Benítez, también en declaraciones para El País. Y precisamente es ese sector que no falta nunca el que recordará con añoranza aquella época de bonanza de Vallecas. De celebraciones y goles, lejos de los fantasmas de la media tabla e incluso del descenso, con el que flirtean una década después de aquella efímera hegemonía.