VOLANDO ALTO_
El lateral derecho del Hammarby sueco Birkir Már Sævarsson casi deja el fútbol a los 17 años al considerar que había fracasado en su objetivo de dar el salto al primer equipo del Valur. Concluyó que era mejor estudiar para ser piloto, así que aprendió a volar antes incluso de saber conducir, aunque, como él mismo afirma: “No tenía la suficiente disciplina para concentrarme en el vuelo, así que me concentré en hacer algo con mi carrera futbolística”. Sævarsson no abandona sus ganas de volar, pero de momento esperará a colgar las botas para retomar su segunda pasión.
DE LA RETIRADA A LA EURO_
El portero del Bodö/Glimt noruego, cedido por el NEC de Nimega, fue rechazado por un equipo de cuarta división islandesa cuando tenía 20 años. Ese mismo año, durante el que actuaba como meta reserva en un conjunto de segunda, llamó a su entrenador y le comunicó que había decidido dejar el fútbol. “Más tarde cambié de parecer y me marqué como objetivo llegar a primera división en tres años. Acto seguido, encontré un equipo de tercera que necesitaba un portero”, cuenta Hannes. El resto es historia.
ESTUDIANTE APLICADO_
El camino de Kári Arnason a la Euro 2016 es distinto al del resto de jugadores. Aceptó una beca para la universidad norteamericana de Adelphi tras haber iniciado su carrera en el Vikingur de Reijkiavik. Pero un año más tarde, el Djugarden sueco, de la mano de su antiguo técnico en el Vikingur, lo llamó. Aceptó la oferta y apartó sus estudios para continuar su formación a distancia mientras completaba un máster en Empresariales. Su trabajo de final de máster se centró en la corrupción en el fútbol inglés. Un país, Inglaterra, en el que se había desempeñado en las filas del Plymouth y el Rotherham, antes de volver a Suecia para jugar en el Malmö.
DADI PIENSA EN LOS NIÑOS_
El delantero del Kaiserslautern Jón Dadi Bödvarsson creó una fundación para ayudar a los niños de su localidad natal, Selfoss, al firmar su primer contrato profesional en Noruega, en 2013. Tras dejar su ciudad como flamante ‘Deportista del Año’, decidió usar su dinero para ayudar a los niños que no podían permitirse una equipación y unas botas de fútbol. “Fue idea de mi madre”, confesó Bödvarsson. “Trabajaba turnos extra para que yo pudiera entrenar, jugar y participar en torneos infantiles”, recuerda.
ODIO AL FÚTBOL MODERNO_
Ragnar, que no ve demasiado fútbol en sus ratos libres, admitió que no tenía ni idea de quién era Mario Madzukic antes de la eliminatoria de clasificación para la Eurocopa contra Croacia. “La verdad es que nunca he oído hablar de él. No he seguido demasiado el fútbol en los últimos años”, comentó Sigurdsson, un central sensato para el que el el fútbol moderno se parece cada vez más a la moda, un espectáculo en el que los jugadores enseñan sus abdominales y sus peinados y no tienen reparos en engañar al colegiado simulando penaltis.
Vidir Sigurdsson | | Morgunbladid
