Creció en un barrio conflictivo y era puro carácter, lo que le llevó a cometer algunos errores a lo largo de su carrera. Pero Carlos Tévez era, sobre todo, un tipo familiar.
Es posible que no haya un idioma más eficaz que el de un buen gol por la escuadra. Una imagen vale más que mil palabras, y un disparo al ángulo debe valer por mil una.
Laporta entendió que era mejor soltar la mano y volver a empezar. Y encontró otra nueva ilusión. Alguien que ni siquiera habla tu idioma, pero que os basta un parpadeo para entenderos.