Nadie ha perdido más Copas de Europa que la Juventus, pero cuesta tratar a este equipo como un conjunto perdedor pese a haber caído en seis finales. Tan solo dos de ellas llegaron a sus vitrinas, ¿qué pasó con las otras seis copas? Cada encuentro posee unas características únicas, a alguno llegaron como favoritos pero en otros no tuvieron ese papel. Ni el gafado Benfica ha logrado caer tantas veces. Existe un dicho que afirma que las finales no se juegan, se ganan. Es tan cierto como injusto. El merecimiento no ofrece garantías, sí lo hace la insistencia. Vamos a analizar los porqués de esos seis episodios en los que la Juventus se quedó a las puertas del éxito.
Ajax-Juventus / 30 de mayo 1973 / Belgrado / 1-0
Ajax: Stuy; Suurbier, Hulshoff, Blankenburg, Krol; Neeskens, Haan, Mühren; Rep, Cruyff, Keizer.
Juventus: Zoff; Marchetti, Morini, Salvadore, Longobucco; Furino, Capello, Causio, Bettega; Altafini, Anastasi.
La primera vez siempre es especial, se trata de un recuerdo grabado a conciencia y de enorme dificultad. Fue la primera vez que Belgrado acogía una final de la Copa de Europa, nunca antes se había cruzado el telón de acero. También se sentía una novata la Juventus ante su primera final. En el otro bando estaba el Ajax, todo un veterano en estas batallas, ante su tercera final consecutiva. Había ganado las dos últimas Copas de Europa, y era la cuarta final en cinco años. Sin duda alguna era el mejor equipo del continente a las órdenes del mejor futbolista: Johan Cruyff. En la previa del partido no se preveía ningún tipo de sorpresa. El entrenador rumano del Ajax, Kovacs, tenía miedo del denominado “anti-fútbol” italiano, iba a decir adiós al club de Ámsterdam y por eso mismo sus futbolistas le habían regalado un coche. La previa que escribió Mundo Deportivo decía lo siguiente sobre Cruyff: “Juega donde quiere, es la figura holandesa más popular tras la reina Juliana”. Todo dicho.
La Juve venía de ganar su decimoquinto Scudetto y de eliminar en las semifinales al Derby County inglés. No poseía estrellas de la talla del Ajax, pero sí futbolistas de gran nivel como Altafini, Anastasi, Bettega, Causio o Capello. Todos ellos protegidos por Zoff, el cual había llegado un año atrás junto al brasileño Altafini procedentes del Napoli. La final es bastante mala. A los cinco minutos se adelantó el Ajax gracias a un precioso remate de cabeza de Rep. Gran parte de la primera mitad se juega cerca del área de la Juventus, la defensa italiana se dedica a sacar centros rivales. Da la sensación de que a la Juve le venía grande esa final, tardaron muchos minutos en estar finos. Poco a poco se fueron animando, gracias al buen partido de Causio. Pero nada, los Altafini, Anastasi y Bettega no tuvieron su día y chocaron ante el desorden ordenado neerlandés. No hizo falta una gran actuación de Cruyff, de hecho su partido es muy discreto. Posiblemente el mejor futbolista del Ajax fue Mühren, un segunda espada que cumplía realmente bien sus funciones. Con este escueto 1-0 logró su tercera Copa de Europa el Ajax, este sería el primer aprendizaje de la vecchia signora.
Hamburgo-Juventus / 25 de mayo 1983 / Atenas / 1-0
Hamburgo: Stein; Kaltz, Jakobs, Hieronymus, Wehmeyer; Groh, Rolff, Bastrup, Magath; Milewski, Hrubesch.
Juventus: Zoff; Gentile, Scirea, Brio; Bettega, Bonini, Tardelli, Cabrini; Platini, Boniek; Rossi.
Diez años después volvía la Juventus a una gran final europea. Había llovido mucho desde la derrota ante el Ajax de Cruyff, la plantilla había mejorado mucho y tan solo Zoff y Bettega eran los supervivientes de la primera final. Esta vez sí se sentían favoritos, ¿cómo no iban a serlo con Platini, Paolo Rossi, Boniek, Tardelli o Gentile? La vecchia signora poseía el bloque principal de la Italia campeona del Mundo en 1982. Por eso mismo se veía esta final como una revancha, un nuevo duelo entre italianos y alemanes. Pese a tener al mejor futbolista europeo en sus filas, Platini, el Hamburgo era un auténtico equipazo. Si bien es cierto que el favoritismo le correspondía a los de Turín, en frente estaban Magath, Kaltz, Milewski y Hrubesch, entre otros. Su técnico, el mítico Erns Happel, afirmó en la previa que el Hamburgo ganaría fácil, lo haría por 3-1. Falló en el marcador, pero sí venció con relativa comodidad a la Juve. En semifinales los italianos derrotaron al ex equipo de Boniek, al polaco Widzen Lodz, mientras que el Hamburgo sufrió para eliminar a la Real Sociedad.
El partido no está mal, es entretenido. Esta vez sí sale la Juve con fuerza, nada más comenzar el encuentro Bettega remata de cabeza y una gran parada de Stein evita el primer tanto. Sin embargo les vuelve a ocurrir lo mismo que hace diez años, a los nueve minutos Magath se saca un latigazo imposible de detener para Zoff. Sin duda uno de los mejores goles que se han visto en las finales de Copa de Europa. Aquí comienzan los nervios en los jugadores de la Juve, anestesiados por volverse a ver por detrás en el marcador nada más saltar al césped. A punto está Kaltz de hacer el segundo si no es porque Boniek saca el balón sobre la línea. Los de Turín pierden muchos balones absurdos, sobre todo el delantero polaco aunque el partido de Paolo Rossi deja también mucho que desear. Es tal la superioridad en el centro del campo, que Trapattoni tiene quitar a Rossi para reforzar el medio. Durante todo el encuentro la línea defensiva montada por Happel funciona a las mil maravillas, las pocas ocasiones claras que tienen los italianos las saca el gran Stein. Logró alejar a los delanteros rivales del área y frenar las subidas de Cabrini. Magath tiene ocasiones para subir la renta, Milewski sigue con el trabajo sucio y Groh no para de correr. Excepto algún fogonazo, el Hamburgo controla la final y la termina ganando. Decepcionó la Juventus de un Platini que no pudo brillar, se pasó más tiempo protestando que jugando.
Borussia Dortmund-Juventus / 28 de mayo 1997 / Múnich / 3-1
Borussia Dortmund: Klos; Reuter, Kohler, Sammer, Kree, Heinrich; Sousa, Lambert; Möller; Riedle, Chapuisat.
Juventus: Peruzzi; Porrini, Ferrara, Montero, Iuliano; Deschamps, Di Livio, Jugovic; Zidane; Vieri, Boksic.
Se trataba de una final inédita, la Juve ya tenía experiencia pero era la primera para el Borussia Dortmund. Ambos equipos eran dominadores en sus respectivos países, pero la gran favorita volvía a ser una Juventus que era la vigente campeona de Europa. La vecchia signora ya poseía en sus vitrinas las dos únicas Copas de Europa que todavía tiene. Cuatro años atrás se habían citado en la final de la Copa de la UEFA, venció el equipo turinés y los alemanes buscaban vengarse de aquel título perdido. Era un Dortmund con varios ex futbolistas de la Juve: Möller, Sousa, Koehler y Reuter. De todas formas, los de Lippi eran los claros favoritos comandados por Zidane y con un Del Piero que sería suplente en la final, ya que por delante de él estaban Vieri y Boksic. Salió el equipo italiano muy agresivo, con una gran presión en campo rival e intentando hacer el primer gol cuanto antes. Vieri tuvo la primera ocasión clara a los pocos minutos, el Dortmund ni podía salir de su propio campo. Los alemanes tan solo buscan salir rápido gracias a la habilidad del suizo Chapuisat.
Todo hacía indicar que el gol italiano no tardaría en llegar, es entonces cuando el Dortmund golpeó dos veces. Un Riedle inspirado, y que no había hecho nada hasta entonces, anotó dos goles tras dos saques de esquina. Para la media hora de juego ya estaban los alemanes 2-0 a favor en el marcador. Una situación irreal por lo que se había visto sobre el césped. Antes del descanso Zidane envió un balón al palo y a Vieri le anularon un polémico gol. Para la segunda mitad sí entró un Del Piero en el que la Juve buscó ser su salvador. Y tanto que era el salvador, a falta de media hora para el final una genialidad de Pinturicchio puso el 2-1. Lo intentó aún más la Juve, y poco a poco fue dejando huecos para las posibles contras alemanas. Así es como llegó la sentencia, el 3-1 definitivo. Ricken, que no llevaba ni un minuto sobre el césped, tocó su primer balón con sutileza y lo envió lejos de Peruzzi. De nuevo un tercer mazazo, de esta ya no se levantó la Juve. Al término del encuentro todos los aficionados se repetían la misma pregunta, ¿qué hubiera sucedido con Del Piero de titular?
Real Madrid-Juventus / 20 de mayo 1998 / Ámsterdam / 1-0
Real Madrid: Illgner, Panucci, Sanchís, Hierro, R.Carlos; Redondo, Karembeu, Seedorf; Raúl, Mijatovic, Morientes.
Juventus: Peruzzi; Torricelli, Iuliano, Montero; Di Livio, Deschamps, Davids, Pessotto; Zidane; Inzaghi, Del Piero.
La saga continúa, aquí está la Juventus por tercera vez consecutiva en una final de la Champions League. Un auténtica dinastía de la que Lippi quería llevarse un segundo título a casa. Aunque parezca increíble estos dos equipos nunca antes se habían visto en una final de la Copa de Europa, el Real Madrid volvía 32 años a intentar ganar una. En una esquina del cuadrilátero estaba una Juve herida tras la derrota ante el Borussia Dortmund, y en la esquina contraria un Real Madrid que tenía la urgencia de ganar el trofeo. Se trataba de una urgencia histórica y también actual, pues los malos resultados en la Liga habían convertido en el duelo ante la Juve en algo más que un partido, era el billete para la próxima edición de la máxima competición. ¿Quién era el favorito? De nuevo, en una final más, la Juve de Lippi.
Con esa condición de favorita salió la Juve al ataque desde el primer minuto, las cabalgadas de Zidane hacían presagiar una victoria italiana. Pero no, al francés le duró unos pocos minutos esa actitud ya que se fue diluyendo con el paso de los minutos. La posesión era de la vecchia signora pero sin llegar a concretar ocasiones claras, se acercaban al área rival y ahí aparecía Hierro. El partido del central es una auténtica salvajada, él solo anuló a Del Piero e Inzaghi. En cada balón dividido estaba él, en cada anticipación e incluso en cada jugada polémica. En frente se encontraba el uruguayo Montero, otro que llevaba el gremio de los defensas a su máxima expresión. Raúl tuvo una ocasión clara en la primera mitad, quizá la única del Real Madrid en muchos minutos. Al salir del descanso el gol de la Juve se podía sentir en el ambiente, pero no fue la noche de Inzaghi. Falló una buena ocasión tras otra. Cuando mejor se sentían los italianos llegó el mazazo, el clásico gol de Mijatovic en fuera de juego. Todavía quedaba algo menos de media hora, pero en esa jugada se terminó la final. De esta manera concluía un magnífico ciclo de la Juve, el mejor de su historia en Europa, pero con la sensación de vacío al haber ganado una de las tres finales.
Milan-Juventus / 28 de mayo 2003 / Mánchester / 0-0 (3-2)
Milan: Dida; Costacurta, Nesta, Maldini, Kaladze; Gattuso, Pirlo, Seedorf; Rui Costa; Shevchenko, Inzaghi.
Juventus: Buffon; Thuram, Ferrara, Tudor, Montero; Camoranesi, Tacchinardi, Davids, Zambrotta; Del Piero, Trezeguet.
Habían pasado ya unos años, no demasiados, desde que la Juve acudiera tres veces seguidas a la final de la Champions League. Se habían vuelto a plantar en el último encuentro tras eliminar al Real Madrid, vigente campeón, y se iban a medir a un conocido habitual. La semifinal dejó por el camino a Nedved, una sanción le impidió estar en Mánchester. No era precisamente una Juve de excesivo talento, sí era un equipo muy físico pero que necesitaba de la magia del genio checo para tener más opciones. En el pasado acudió con futbolistas más técnicos a un partido así. En frente estaba un Milan al que sí se le caía la clase: Pirlo, Seedorf, Rui Costa y Shevchenko entre otros. Sería la cuarta final para Lippi, el cual había vuelto al banquillo bianconeri tras una breve estancia en el Inter. Las opciones de su equipo pasaban por la inspiración de Del Piero y una brillante defensa. Eso y que un viejo conocido como Inzaghi, ahora con la camiseta rival, no tuviera su noche. El favoritismo estaba repartido, la Juve era la vigente campeona de Italia pero la baja de Nedved equilibró mucho la balanza.
El encuentro es infumable, no hay por dónde cogerlo. Durante la primera mitad quien más ganas le pone es el Milan, por algo poseía sobre el césped más futbolistas de calidad. A Shevchenko le anulan un gol, bien anulado, Rui Costa dispara cerca del palo e Inzaghi se encontró con un gran Buffon. Este es un resumen de lo que fueron esos minutos, la verdad es que no hubo mucho más. En la segunda mitad salió más agresiva la Juve, presionando al Milan en su propio campo. Conte ingresó en el partido al descanso, suya fue la ocasión más clara. Tras un espléndido centro de Del Piero, envió de cabeza el balón al larguero. Eso hizo que el Milan se pensara mejor las contras, pero a decir verdad hasta los penaltis no hay mucho más. Desde los once metros hay dos momentos míticos: el miedo reflejado en el rostro de Trezeguet y el último penalti anotado por Shevchenko.
Barcelona-Juventus / 6 de junio 2015 / Berlín / 3-1
Barcelona: ter Stegen; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Rakitic, Busquets, Iniesta; Messi, Suárez, Neymar.
Juventus: Buffon; Lichtsteiner, Barzagli, Bonucci, Evra; Marchisio, Pirlo, Pogba, Vidal; Tévez, Morata.
Tanto Barcelona como Juventus llegaban a Berlín con los deberes bien hechos en sus respectivos países, optaban al triplete tras vencer liga y copa. El Barça venía de eliminar con gran superioridad al Bayern, mientras que los italianos hicieron lo propio con el Real Madrid aunque con mayor sufrimiento. Podríamos decir que el Barça era el lógico finalista, al que muchos hubieran citado en el mes de septiembre, mientras que a la Juve quizá le llegó por sorpresa este partido. De todas maneras, los de Turín poseían una plantilla muy completa en todas sus líneas. Desde la portería, en la que sería la segunda final para Buffon, una defensa experimentada, Pirlo de capitán general y una delantera muy complementaria. En el Barça este sería el último partido de Xavi vistiendo su camiseta.
Al igual que en otras finales, a los pocos minutos ya le habían hecho gol a la Juve. Rakitic tras una genial jugada colectiva hacía el 0-1 a los tres minutos. Los italianos quedaron anestesiados, quizá Morata era el único en poner de su parte para darle la vuelta al marcador. Messi comenzó a hacer diagonales y ahí sufrieron las cebras. Con dificultades mantuvo este escueto resultado el equipo de Allegri, pero seguía sin inquietar la portería de ter Stegen. Durante el encuentro se le vio muy poco a un Pogba por el que pasaban las esperanzas de sus aficionados. En la segunda mitad apareció el instinto goleador de Morata y empató el partido tras un remate de Tévez. Durante los siguientes minutos volvió a creérselo la Juve, y cuando peor estaba el Barça apareció Suárez en un idéntico gol al que había hecho Morata. Apretó la Juve en busca del empate pero Neymar en el descuento sentenció el choque. Quizá a esta Juve le vino de manera inesperada la final y no se sintió tan protagonista como sí en anteriores ocasiones. Echaba de menos esa figura de Platini, Zidane o Del Piero.