Diego no tuvo una adolescencia corriente, mientras los jóvenes de su edad disfrutaban en los campos de tierra, y poco césped, de sus barrios, él a sus 16 años ya se vestía con la camiseta albiceleste. Había sido imagen de El Gráfico años atrás cuando aún jugaba con sus Cebollitas, era la inocencia y el juego hechas costumbre, durante más de 150 partidos aquel grupo de amigos no conoció la derrota. Aquel “Semillero del Mundo” había visto nacer el talento de un niño que realizaba acciones nunca vistas antes en campos con piedras y tan característicos del potrero argentino. Argentinos Juniors, sin aún saberlo, tenía ante sí a un Diego de 12 años repleto de una magia que no le abandonaría hasta el último de sus días. La carrera de Maradona fue meteórica: con tan solo 15 ya había debutado en la Primera División argentina y a los cuatro meses ya había sido convocado por César Luis Menotti para acudir con la selección nacional absoluta.
Todo ocurrió un par de días antes de aquel 27 de febrero de 1977. Argentina estaba a unos meses de acoger el Mundial del 78, la presión por ganar aquel torneo era enorme, teniendo en cuenta que eran locales y la presión militar que les rodeaba. Eran habituales los partidos amistosos previos al torneo final. A diferencia de lo que sucede hoy en día, las selecciones europeas se desplazaban a Sudamérica para enfrentarse a sus respectivos equipos, entonces era Hungría la invitada al duelo frente a Argentina en La Bombonera. En los entrenamientos previos al partido, Menotti solía utilizar a los juveniles para que pusieran en problemas a los Kempes, Ardiles, Villa, Gallego etc. Al término del entrenamiento Menotti llamó a Maradona, le indicó que fuera al hotel de concentración, “Los Chinos”, y que tan solo avisara a sus padres de su primera convocatoria con la selección absoluta. No le prometió minutos, tan solo que debutaría si el partido ante Hungría se ponía de cara.
Diego tan solo tenía 16 años y 11 partidos, dos goles incluidos, a sus espaldas como futbolista profesional. Kempes era la gran figura del momento pero el público quería ver al joven imberbe de pelo rizado
A Maradona rara vez le ha superado una situación, siempre ha llevado ese aura de líder pero él mismo reconoció que aquel 27 de febrero de 1977 le temblaron las piernas ante su debut con Argentina. El destino quiso que aquel duelo fuera en La Bombonera, como si al aún futbolista de Argentinos Juniors ese partido le quisiera decir algo. No debemos olvidar que Diego tan solo tenía 16 años y 11 partidos, dos goles incluidos, a sus espaldas como futbolista profesional. Kempes era la gran figura del momento pero el público quería ver al joven imberbe de pelo rizado, aquel del que se contaban maravillas y que muchos no sabían dónde estaba el límite entre la realidad y ficción. Tan solo era un chico con gran proyección, muy lejos de la realidad en la que terminaría siendo. Era una época en la que si uno quería ver a un futbolista debía hacerlo en vivo, no existían los medios de hoy en día en el que se puede ver prácticamente el inicio de la carrera profesional de casi cualquiera. Argentina salió con la siguiente alineación: Gatti; Tarantini, Olguín, Killer, Carrascosa; Ardiles, Gallego, Villa; René Houseman, Leopoldo Luque y Daniel Bertoni. La tarde no comenzó bien para ver su debut, Ardiles falló un penalti ante los húngaros y hacía presagiar que ese no sería el día. Pero todo cambió, conforme pasaron los minutos Argentina fue haciendo goles hasta llegar al 5-1. En ese momento Menotti llamó a Maradona y tan solo le dio unas sencillas instrucciones: “haga lo que sabe”. ¿Y qué sabía hacer ese joven? Todo, dominaba todos los aspectos del juego.
Con el 19 a la espalda pisó Maradona el césped de La Bombonera, sustituyendo a Leopoldo Luque, ante la ovación de un público entregado, había llegado el ansiado momento que tanto esperaban. Mientras los chicos de su edad jugaban en categorías amateur, Maradona ya había debutado como futbolista profesional en la Primera División y además con la selección absoluta, aún hoy ostenta el honor de ser el más joven en estrenarse con Argentina. En esos minutos dejó un par de jugadas magníficas. En la primera de ellas asistió a Rene Houseman ante el portero Húngaro, falló la ocasión, y después estuvo cerca de anotar su primer gol. Esto decía Jorge Carrascosa, capitán de Argentina, sobre aquellos minutos de Maradona: “Era muy evidente, más allá de su corta edad, que tenía unas condiciones bárbaras. Diego era un adolescente, pero aún sin saber de fútbol lo veías y te dabas cuenta de que era un elegido”. El periódico La Nación hacía la siguiente crónica al respecto: “En cada intervención justificó su inclusión en el plantel del seleccionado argentino. Pese a su juventud, tocó atinadamente la pelota y con buen criterio colocó precisos pases en profundidad”. Daba la sensación de que aquel chico de 16 años llevaba toda la vida jugando junto a los Kempes y Ardiles.
En ese momento Menotti llamó a Maradona y tan solo le dio unas sencillas instrucciones: “haga lo que sabe”. ¿Y qué sabía hacer ese joven? Todo, dominaba todos los aspectos del juego
El resto es historia. Un año después, Maradona sufrió una de sus mayores decepciones deportivas al no ser incluido por Menotti en la lista de jugadores de cara al Mundial del 78. Tras su debut, el técnico no volvió a llamar al joven en los siguientes ocho encuentros, volvió a contar con él en agosto para un partido ante Paraguay. Menotti reconoció a los compañeros de Informe Robinson que no lo convocó ya que era muy joven y tenía la mirada puesta en el Mundial sub-20 del siguiente año, aunque admitió que pese a convocar a varias figuras contrastadas ninguno era mejor que Maradona. Más tarde vendrían cuatro Mundiales disputados, la alegría del 86, la decepción de Italia 90 y 34 goles en 91 partidos. Del dorsal 19 en febrero de 1977 al eterno 10.