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Panenka, más allá del penalti

Antonín Panenka, inventor del penalti más famoso de todos los tiempos, también fue capaz de hacer historia en el Rapid de Viena de la temporada 84-85

En mi mente abrumada por el fútbol, permanece entre la abundancia un famoso meme de Drake. Aparecía rechazando a Thomas Edison, astuto hombre de negocios e inventor, entre otras cosas, del fonógrafo y la bombilla eléctrica. En cambio, el rapero canadiense mostraba su sonrisa aprobatoria ante Antonín Panenka, inventor del penalti más famoso de todos los tiempos. “¿Quién es Thomas Edison al lado de un tipo que se atreve a lanzar así el penalti que iba a decidir una final de la Eurocopa?”, pensaría Drake. Precursor, Panenka decidió entrar en la historia del fútbol con una acción inesperada que dejó incrédulo a Sepp Maier, porterazo campeón del Mundo con Alemania en 1974. Hoy en día, los guardametas se siguen preguntando que “¿en qué momento se le ocurriría hacer la gracia al bueno de Antonín?”. Un novedoso lanzamiento que todavía los deja clavados y que ha sido imitado hasta la saciedad por los mejores jugadores del mundo y en los mejores escenarios posibles.

Panenka nació en Praga y creció en el barrio de Vinohrady, por donde corría las calles de punta a punta siempre con una pelota entre los pies. Su padre, futbolista semiprofesional, sufrió un accidente al caerse de la moto que usaba para todos sus desplazamientos. Eso le obligó a apartarse de los terrenos de juego, pero le permitió tener más tiempo para su hijo Antonín, al que seguía insistente con el objetivo de que se convirtiera en aquello que él no pudo lograr. Los inicios de Panenka fueron complicados y su futuro futbolístico llegó a tambalearse cuando tuvo que operarse de una grave lesión ocular con tan solo 20 años. Entonces ya era futbolista del Bohemians, pero tenía que seguir con su trabajo en la empresa CKD Prague, porque los contratos de la época no permitían tener un garaje lleno de coches ni una casa en Miami.

Antonín formó parte de la primera oleada de futbolistas checoslovacos que pudieron salir del país para jugar en ligas extranjeras. Los éxitos conseguidos por Checolovaquia en las Eurocopas de 1976 y 1980, suscitaron el interés de grandes equipos europeos por fichar a varios de ese grupo de jugadores emergentes. La presión externa que sufrió el país fue tal, que acabaron accediendo y permitieron la salida de sus deportistas. Para poder hacerlo, sí era indispensable cumplir con dos requisitos: tener más de 32 años y haber jugado más de 50 partidos con la selección. Panenka los cumplía con creces, por lo que tuvo pretendientes de Suecia, Bélgica y hasta de España. Finalmente, decidió unirse a un conjunto austriaco en 1981, el Rapid de Viena.

 

Sin jugar en la zona de ataque, convirtió 18 goles en 26 partidos. Arrancó la Recopa con el Rapid haciéndole un hat-trick al Besiktas en primera ronda

 

Allí permaneció cuatro temporadas y cosechó los mayores éxitos de su carrera a nivel de clubes. Ganó dos veces la Bundesliga austriaca y tres veces la Copa. Pero, sin duda, la campaña 84-85 fue la más especial de todas, porque llegaron a la final de la Recopa de Europa, algo inaudito para el Rapid. Venía de hacer un año sublime, donde acabó siendo campeón de liga y máximo goleador. Sin jugar en la zona de ataque, convirtió 18 goles en 26 partidos. Arrancó aquel campeonato europeo haciéndole un hat-trick al Besiktas en primera ronda. Después eliminaron al Celtic en octavos y en cuartos al Dynamo Desden, tras una remontada increíble. Perdieron 3-0 en el duelo de ida y ganaron 5-0 en la vuelta, con un gol y dos asistencias de Panenka. Ya en semis, derrotaron al temible Dinamo Moscú con una global de 4-1 y otro gol más de la estrella checoslovaca.

Así fue el camino hasta la gran final, donde esperaba el Everton. Inexplicablemente, aquel día Antonín fue suplente, y perdieron el partido 3-1. Ese subcampeonato fue el mayor logro del equipo austriaco a nivel europeo. Su figura destacó por encima de todas como máximo goleador del torneo con cinco tantos. Siempre dejando huella. Siempre inventando.

 


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Fotografía de Getty Images.