A Niclas Füllkrug le falta un diente, y le da totalmente igual. Sus compañeros lo apodan ‘Lücke’ (‘Hueco’), pero no le importa. Ahora mismo tiene otras preocupaciones, como jugar su primera Eurocopa a los 31 años. Aunque el delantero centro tan sólo lleva dos como jugador de la selección alemana, puede ser la pieza del puzzle que los suyos llevaban años sin encontrar. Füllkrug pasa de su hueco entre los dientes, pero podría llenar un vacío mucho más grande: el del nueve germano, el goleador puro que aún consigue evocar recuerdos de Uwe Seeler o Gerd Müller. Con su altura, su potencia física y esos dientes de pirata, el futbolista puede parecer amenazador, pero nada más lejos de la realidad. Es risueño, y viéndolo hablar, da la sensación de ser un tipo simpático, cercano. Luego, cuando inevitablemente te clave un gol y te sonría como un tarado, quizás ya no te haga tanta gracia.
Durante una década, desde 2013 hasta 2023, Füllkrug se movió por el Núremberg, el Hannover 96 y el Werder Bremen, oscilando entre la Bundesliga y la segunda división. En 2022, sus goles permitieron la vuelta del Werder Bremen a la máxima categoría, y la temporada siguiente el alemán fue pichichi de liga con un equipo que quedó 13º en la tabla. Aquel logro no pasó desapercibido, y en verano de 2023, ‘Lücke’ fichó por el Dortmund. La afición amarilla, sin embargo, no estaba muy convencida. Mientras ellos se quedaban a un treintañero mellado, el Bayern se hacía con Harry Kane. Füllkrug tuvo que adaptarse a la presión del entorno y a una nueva manera de jugar: mientras el Werder Bremen salía con dos puntas, el BVB acostumbraba a alinear a un único delantero centro. Pero el recién llegado no se achicó, fue titular en la mayoría de los partidos y marcó goles importantes en cuartos y semifinales de la pasada Champions League.
La afición del Dortmund no estaba muy convencida de su fichaje. Mientras ellos se quedaban a un treintañero mellado, el Bayern se hacía con Harry Kane. Füllkrug tuvo que adaptarse a la presión del entorno y a una nueva manera de jugar
LOS PASOS DE KLOSE Y GÓMEZ
Debutó con el conjunto nacional cuando ya tenía 29 años, justo a tiempo para llegar al Mundial de Catar. En un torneo desastroso para Alemania, que cayó eliminada en la fase de grupos, Füllkrug fue uno de los poquísimos rayos de esperanza en ataque. Solo jugó 66 minutos, repartidos entre los tres partidos que disputó su equipo, pero le bastaron para firmar dos goles y una asistencia. Los germanos habían fracasado estrepitosamente, pero habían recuperado una figura desaparecida, tan característica del fútbol de su país: la del nueve puro. Los últimos habían sido Miroslav Klose y Mario Gómez, retirados en 2016 y 2018, respectivamente. Klose ocupó aquella posición durante 15 años, convirtiéndose en el máximo goleador de la selección, con 71 tantos. Discreto en lo personal e inevitable en el área, el trabajador incansable cuyo único exceso eran los saltos mortales en sus celebraciones se convirtió en leyenda, y será difícil de igualar.
Mario Gómez no fue tan rompedor como su compatriota ni caía tan bien, pero su marcha se notó. En la Eurocopa 2020, la falta de gol pasó factura a Alemania, que no superó los octavos (y todavía estaba por llegar el fiasco mundialista). En el torneo de este verano, Füllkrug se postula como un posible remedio a esta afección que amenazaba con volverse crónica. Hasta ahora, siempre ha entrado desde el banquillo en los últimos tramos del partido, ya que Kai Havertz ha tenido prioridad en la pizarra del técnico Julian Nagelsmann. Sin embargo, ‘Lücke’ ha demostrado ser un auténtico agitador, y ha anotado dos tantos en tres enfrentamientos pese a su rol secundario. Uno de ellos, contra Suiza en el descuento, para asegurar la clasificación como primeros de grupo tras un partido mediocre de los germanos.
Por su aspecto y su manera de jugar afición, cree haber visto en Füllkrug la vuelta del puro instinto goleador, la vuelta del nueve vintage, y pide que sea titular. Pero es que el atacante es un revulsivo impecable: “Para él es una satisfacción y a la vez un castigo que cumpla tan bien su función”, declaró Nagelsmann en la rueda de prensa posterior al duelo frente a Suiza. ‘Lücke’ tiene un curioso ritual: antes de saltar al terreno de juego, no se santigua ni toca el césped; se agarra las orejas y se las retuerce. Es una costumbre inculcada por su padre, que lo entrenó en su club de la infancia, el TuS Ricklingen. Para que los niños se concentraran, antes de arrancar la sesión hacían el extraño gesto todos juntos. “Es como un interruptor. Una vez nos toquemos las orejas, sólo podremos pensar en fútbol”, les decía el padre. Y así lo cumplían. Quizás es por eso por lo que, aunque entre en mitad del partido con un 1-0 en contra, Füllkrug no tarda en enfocar la portería y anotar. Quizás sea ese su superpoder: aparecer y desaparecer como por arte de magia, dejando atrás un regalo en forma de gol.
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Fotografía de Getty Images.