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Nathan Aké, el agente secreto de Guardiola y Koeman

El central del Manchester City es uno de los artífices de la competitividad que muestra esta selección de Países Bajos

Nathan Aké, jugador de la selección de Países Bajos y del Manchester City, en el primer partido de la Eurocopa 2024

Incluso en el fútbol de selecciones, en medio de una Eurocopa, las miradas suelen caer en la zona más adelantada del campo. Las idas y venidas del balón suelen coronar con más sencillez a quien provoca y asiste los goles, más que a aquellos que impiden que el esférico entre en su propia meta. Quizá por eso, el caso de Nathan Aké es singular. Su peso va más allá de esa línea defensiva que a menudo se queda sin ojos que quieran apreciar su valor. Y quizá por eso, en la Eurocopa, lejos del contexto en el que más ha crecido, el neerlandés ha metido en la mochila los matices de su rol como central.

Nacido hace 29 años en La Haya y con sangre africana en sus venas (su padre, Moise, es marfileño), Nathan Aké no se define como futbolista, simplemente, a través de una posición sobre el campo, pues ha jugado como central, como lateral y como mediocentro. Surgido como un gran proyecto de defensa en el fútbol neerlandés, en las filas del ADO Den Haag y del Feyenoord, especialmente, su paso a Inglaterra catalizó su talento. Chelsea, Reading, Watford y Bournemouth fueron las paradas previas a juntarse con Pep Guardiola en el Manchester City, donde ha acabado por pulir esa química con el liderazgo desde la defensa.

Habiendo aprendido en la ciudad de Mánchester, en la escuela que supone jugar para Pep Guardiola, Aké ha logrado hacerse un nombre vestido de ‘citizen’. Al lado de Rúben Dias, Walker o Akanji, la calidad de este defensor surge precisamente de la mezcla de conceptos muy distintos en su juego. Nathan Aké domina zonas como quien domina los silbidos. Su presencia es formidable por la cercanía a todo lo vital que pasa en el partido, siendo el corazón sin brazalete de una dinámica de juego que le necesita para acercar el balón a la zona propicia en cada momento.

Nathan Aké es un agente secreto. Un espía capaz de mimetizarse con el entorno que le toque vivir en cada momento del partido. Su juego respira libre por todo el campo, sin limitarse a las líneas concretas de defensa, creación o ataque. El 007 del Manchester City se lleva la licencia para mutar a Países Bajos y, por extensión, a su cita en Alemania para la Euro 2024. Es así como consigue ser parte de un todo y de muchas cosas al mismo tiempo. Así es como logra ser un comodín sin moverse de ese perfil defensivo en el que habita en cada partido que juega. 

Su buen hacer al corte, leyendo la jugada rival, se compagina a la perfección con su disimulada robustez física y con una capacidad innata para conducir el balón. Ya sea para dividir o para trasladar la acción y saltar líneas de presión, las conducciones de Nathan Aké son parte fundamental de su juego. Central con alma de lateral y lateral con alma de interior, el neerlandés ha sabido cuadrar lo mejor de cada rol para unirlo en un solo cuerpo, que logra rendir tanto de azul celeste en Inglaterra como de ‘oranje’ a las órdenes de Koeman.

Nathan Aké es un agente secreto. Un espía capaz de mimetizarse con el entorno que le toque vivir en cada momento del partido. Su juego respira libre por todo el campo, sin limitarse a las líneas concretas de defensa, creación o ataque. El 007 del Manchester City se lleva la licencia para mutar a Países Bajos y, por extensión, a su cita en Alemania para la Euro 2024.

De la pizarra de Pep a la de Ronald

El rol que Aké tiene con Guardiola parece haberse importado a la perfección a la idea de Koeman. De compañero a compañero de aquel Barça noventero, da la sensación que ambos técnicos han querido beber de la misma idea, con un central que no sólo parece capaz de hacer de todo, sino que lo lleva a cabo de una manera más que correcta. Y es que el traslado de la idea de una pizarra a la otra tiene puntos en común, pero no todo son facilidades. 

Desde la visión posicional de Guardiola a la querencia por la libertad que enarbola Koeman en algunas fases del juego de Países Bajos, las ideas que manejan ambos con Aké pasan casi por los mismos puntos: calma y verticalidad. El dominio de la pelota del neerlandés en situaciones de peligro le hace ser el mejor aliado de la unión esencial de ambos entrenadores a la hora de salir jugando, a la vez que dota de facilidades a la defensa para conectar su fútbol con el de la línea superior. Pero su zancada y verticalidad le dan una perspectiva más a esa capacidad para dominar con balón.

En el debut del equipo neerlandés en la Euro, sin ir más lejos, Aké fue el cuarto jugador que más pases completó en todo el partido, con un 94% de precisión, y con la capacidad, además, de llegar a la altura de juego suficiente para asistir en el gol del empate a Cody Gakpo. Su rol va más allá de lo defensivo. Su sombra cruza el campo con la voluntad de servir de guía y repartir consuelo. Tenerlo cerca es aportar calma al juego. Su zurda es garantía de no perderla, algo que une de nuevo la voluntad de Guardiola con la de Koeman, ambos obsesionados con tener la pelota cuanto antes para atacar con ella.

En el City, Aké tiene socios a los que confiar el rol de líder a la hora de ser vertical, algo que ha recaído en numerosas ocasiones en Walker, Stones o Rodri. En el caso de Países Bajos, compartiendo la defensa con De Vrij y Van Dijk, especialmente, la conducción y la salida a través de la vertical es su competencia más absoluta. Aké coge los galones ofensivos y tira del carro desde la defensa, dando calma cuando se sale jugando, aportando soluciones contra la presión y ofreciéndose como opción cuando en ataque no hay salidas. Aké es una navaja multiusos en el cuerpo de un central.


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Fotografía de Getty Images.