“La gloria del pobre”, tituló El País el día 15 de junio de 2003: el Albacete Balompié había certificado su vuelta a Primera. “Como la inmensa mayoría de los clubes del fútbol español, el Albacete también ha padecido las desolaciones de una economía ajada por los cuatro costados. El equipo ocupó el octavo puesto por la cola en los presupuestos de Segunda. ‘En Primera habrá que tener los pies en el suelo. No queda más remedio’, sentencia su presidente, Ángel Contreras”, concluía el texto. El Albacete subió como tercero (71) junto al Zaragoza (72) y el Murcia (79), campeón: fueron los tres conjuntos más regulares de la categoría de plata y lideraron la clasificación en las últimas 12 jornadas, para frustración del Levante (65). En la temporada de la despedida del fútbol profesional del Badajoz, por la vía deportiva, y el Compostela, por la vía administrativa, el Zamora fue para el alemán Andreas Reinke, del Murcia, y el Pichichi fue para Jesús Perera (22), del propio Albacete. Le siguieron David Villa (20), en su último año en Gijón, Maikel Naujoks (19), del Compos, Veljko Paunović (18), del Tenerife, y Francisco Rodríguez y Yordi (15), del Almería y el Zaragoza.
Pero el gran artífice del ascenso fue el técnico: César Ferrando, un exfutbolista que en los 80 había jugado en Primera con el Valencia y el Sabadell y que se estrenó en Segunda con un ascenso. Recaló en el Carlos Belmonte con el aval de haber dirigido cuatro temporadas en Segunda B, tres con el Gandía y una, la anterior, con el Valencia B: “Lo primero que pensé fue: ‘¿Cómo se atreven a contratar a un entrenador que no ha pasado de la Segunda B?'”. Reivindicó la importancia de la unión en el vestuario, de la proximidad entre sus habitantes: “Cuando el Madrid fue a Turín a jugar contra la Juventus, en la vuelta de las semifinales de la Copa de Europa, nos reunimos para cenar 15 jugadores y yo. Soy uno más. Soy como ellos. Hay que tener confianza. Los futbolistas son jóvenes en su mayoría. ¿Cómo no van a divertirse? Esto no impide que luego les eche una buena bronca o les mande a la grada. Pero si hay confianza darán la cara por ti. Así ha sido en el Albacete”, respondía en una entrevista en El País tras conquistar el ascenso. Y añadía: “El otro día les comentaba a mis jugadores que ahora, en Primera, tendré que ponerme chaqueta y corbata. Estar en el Bernabéu, en el Camp Nou o en Mestalla asusta. Estaré más presionado y más puteado, pero también ganaré más dinero”. Emuló a Benito Floro, que en 1991 había ascendido al Albacete en su primer curso del técnico en Segunda División. Aquel ascenso abrió la puerta a cinco temporadas consecutivas en la élite, de la sorprendente 1991-1992 (7º) a la triste 1995-1996.
Ferrando logró mantener el bloque: el meta Carlos Roa, los defensas Siviero, Pablo Ibáñez, Peña y Miquel Buades y los centrocampistas Laurent Viaud, Líbero Parri, Ludovic Delporte, Iván Díaz y Cătălin Munteanu, llegados un año antes, más los Óscar Montiel, Álvaro Rubio o Aguirregomezkorta. Para fortalecer el equipo se fichó a Almunia, Pacheco o Aranda
La sexta sería la 2003-2004. Parera y Jandro Castro desandaron el camino hacia Mallorca y Vigo, pero Ferrando logró mantener el bloque: el meta Carlos Roa, los defensas Gustavo Siviero, Pablo Ibáñez, Paco Peña y Miquel Buades y los centrocampistas Laurent Viaud, Líbero Parri, Ludovic Delporte, Iván Díaz y Cătălin Munteanu, llegados un año antes, más los Óscar Montiel, Álvaro Rubio o Mikel Aguirregomezkorta. Para fortalecer el equipo se fichó al portero Manuel Almunia, en su quinta cesión procedente el Celta sin haber jugado aún ni un minuto de celeste desde su llegada en 1999, y los delanteros Antonio Pacheco, a préstamo desde el Inter, y Carlos Aranda, procedente del Numancia, más dos secundarios importantes como David Sánchez y Pablo Redondo, del Barça B y el Valencia B. Era un vestuario joven: dos de los tres futbolistas que acabaron con más minutos superaban los 32 años, Viaud y Montiel, pero, a su vez, eran los dos únicos futbolistas mayores de 28 años entre los 14 más habituales.
El equipo redebutó en Primera con un 0-2 contra Osasuna en casa, con dianas de Valdo y Puñal en un encuentro pitado por Daudén Ibáñez. Tras cuatro derrotas seguidas, la primera victoria llegó en la jornada 5: contra el Mallorca por 2-0, con goles de Parri de falta directa y Mikel a centro de Peña. “Por fin. Pasadas cinco jornadas de dudas y adaptación al nuevo medio, el Albacete borró ayer de su casillero ese feo y orondo cero del apartado de puntos. Sumó los tres primeros ante un Mallorca adormilado e impotente frente a un Roa infranqueable. La victoria manchega vino de las botas de Parri, espléndido en la distribución del juego a las bandas, omnipresente en el centro del campo y muy fino en el primer gol, una falta fuerte y colocada que dejó a Leo Franco haciendo la estatua”, afirmó Juan Morenilla en su crónica de El País. “El salto es grande. Hasta que ganamos el primer partido, al Mallorca en la quinta jornada, no nos soltamos. Nos dimos cuenta entonces de que podíamos ganar a cualquiera. Ahora ya nos creemos que somos de Primera. Mentalmente somos mucho más fuertes”, aseguraría el propio Ferrando unos meses más tarde.
Dirigía al conjunto más modesto de la categoría: “13,5 millones, menos de la mitad que el que le precede, el Murcia”, de nuevo según El País. El futbolista más bien pagado era Siviero, con 240.000 euros por año. Pero finalizó el curso 14º con 47 puntos y con un colchón de seis sobre el Valladolid, que acompañó al Celta de Vigo y al Murcia a Segunda. El Albacete se amparó en su defensa (48), la séptima mejor, para rentabilizar sus pocos goles: 40, solo por encima de Osasuna (38) y el Murcia (29). Los tres máximos artilleros fueron Parri (6), Pacheco (7) y Aranda (8), siempre polémico. En el duelo del 4 de enero con el Sevilla en el Sánchez Pizjuán (2-0) “fue expulsado por decirle al árbitro Téllez Sánchez: ‘No me extraña que te tiren móviles’, en referencia a un incidente en un partido de Copa entre el Valencia y el Castellón que tuvo que ser suspendido”.
Con el recuerdo de aquellos dos años y también de los cinco anteriores, en los 90, hoy el Carlos Belmonte sigue fantaseando con su octava aventura en Primera División
En verano se marcharon Aranda al Sevilla, Pablo Íñiguez y Ferrando al Atlético de Madrid, Parri (Racing), Almunia (Arsenal), Delporte (Osasuna) y Munteanu (Murcia). Y llegaron Santi Denia y Gaspar Gálvez, del Atleti, Rubén González y Jaime Sánchez Fernández, de Alemania, del Borussia Mönchengladbach y el Hannover 96, los porteros Raúl Valbuena y Ronny Gaspercic, del Zaragoza y el Alavés, los arietes Francisco Rodríguez y Rubén Castro, del Almería y el Dépor, Mingo Pladevall, del Betis, Momo, de Las Palmas, y el chileno Mark González, recién llegado a Europa con 20 años. El equipo acabó la primera vuelta 16º, con dos puntos sobre el 18º. Pero se desmoronó en la segunda, con tan solo ocho puntos de 57. Cero a domicilio. Ni con José González López ni con Martín Monteagudo. El País del 11 de abril tituló “El Getafe sentencia al Albacete”. Y El País del 18 de abril tituló “El Málaga sentencia al Albacete”: “A falta de confirmación matemática, de que los números den cuerpo a la realidad, el Albacete es ya equipo de Segunda. Solo un paso le separa del abismo y solo es cuestión de tiempo que caiga en él. El Málaga, sin despeinarse, dejó al equipo manchego a punto para la defunción”.
En las últimas 20 jornadas solo pudo ganar dos partidos: por 2-1 ante el Zaragoza, con doblete de Pacheco desde los once metros, y por 3-1 ante el Levante, con goles de Francisco, Redondo y Mark González en la 35ª fecha. “El Levante reincidió en los errores de la etapa de Schuster: fue vulnerable en defensa, más de la cuenta, y torpe ante la portería contraria. El nuevo técnico granota, el joven José Luis Oltra (36 años), tuvo un debut agitado: su equipo sufrió dos expulsiones (Sergio García y Reggi) y encajó tres goles ante un enfermizo rival que aún tuvo fuerzas para abrirse una rendija de esperanza”, relató El País. Al final bajaron los dos: el Levante, 18º con 37 puntos, y el Albacete, 20ª con solo seis triunfos y 28 puntos, a diez del Mallorca y la permanencia, junto al Numancia, 19º con 29 puntos. Pacheco fue el máximo goleador del equipo (12).
Con el recuerdo de aquellos dos años y también de los cinco anteriores, en los 90, hoy el Carlos Belmonte sigue fantaseando con su octava aventura en Primera División.
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Fotografía de Getty Images.