El director de orquesta es la persona que plasma un sello propio en sus interpretaciones. Amantes de la exquisitez, son obsesivos del ensayo y la persistencia que culmina en perfección una vez se pisa el escenario final. Sus músicos son como sus hijos, a los cuales transmite conocimientos según una manera determinada de entender la música. En un mundo donde triunfa el reguetón y la música comercial, siguen quedando amantes de la música clásica. Igual que en el fútbol, un deporte cada vez más físico y táctico, en que la técnica individual es cada vez menos diferencial, sigue habiendo entrenadores puristas que confían en el juego asociativo como modelo de éxito.
Y Quique Setién es uno de ellos. Al cántabro le gusta la música clásica, traducida en un fútbol rápido en cuanto a ritmo, pero a la vez pausado en cuanto a control, elegante y protagonista del juego. Su propia orquesta, de la que es autor y director, si le dejan. La falta de creyentes en su idea es lo que le ha llevado a estar dos años apartado de los escenarios, sin motivación alguna por entrenar. Aunque un director intente interpretar una pieza adaptada al estilo de la época en la que vive, nunca podrá ocultar su propia visión de la música. En su orquesta, debe ser él quien se encargue de dirigir el juego, la obra que representa su equipo en el césped.
Su inicio en Villarreal no está siendo el deseado: un empate y una derrota en sus dos primeros encuentros. Pero todavía hay tiempo. El partido a partido no concuerda con su manera de ver el fútbol, la felicidad del presente es efímera si dejas de lado los frutos que puedas conseguir en el futuro. El cántabro piensa en el éxito del proyecto, que precisa de un camino que se construye a largo plazo, mediante la dedicación y la asimilación de conceptos que pueden tardar en brotar. Como estudiar de memoria: resultará útil para aprobar un examen concreto, pero no servirá de nada cuando se acumule la materia. “Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te llevará a donde quieres llegar mañana”, dijo Walt Disney, quien se convirtió en fundador de la productora de animación infantil más importante de todos los tiempos tras fracasar en numerosas ocasiones como ilustrador por falta de imaginación y creatividad, según sus jefes.
El partido a partido no concuerda con su manera de ver el fútbol, la felicidad del presente es efímera si dejas de lado los frutos que puedas conseguir en el futuro
Setién recurre a estos registros porque ya es sabedor de su funcionamiento en el pasado. Primero Cruyff, y luego Guardiola, son el alma máter de su doctrina futbolística, donde los errores del principio participan del triunfo final. Perder siendo fiel a un estilo es parte del proceso para alcanzar el clímax a largo plazo. Por su manual de juego, trata de poseer el balón y minimizar los errores en las entregas, pero, si esto falla, se asume como parte de la hoja de ruta. El premio de una salida limpia es mayor. “No he visto a ningún niño en el patio del colegio que juegue al fútbol y no quiera el balón. Al 95% de los futbolistas les encanta el fútbol y, sin embargo, hay equipos que se pasan el tiempo corriendo detrás del rival. ¿Por qué no puedes tener tú el balón desde el principio?”, explicó el entrenador del Villarreal en una entrevista para la agencia EFE cuando entrenaba a Las Palmas, en 2017.
Como buen maestro orquestal, prefiere ordenar alejado de los focos. Dialogar, ser didáctico y transmitir conocimientos, potenciando al futbolista individualmente para explotar al máximo su rendimiento. En los ensayos es donde manda, pero una vez en el concierto, en el partido, cuando el equipo se viste de gala, los esquemas tácticos y partituras desaparecen. Setién salta al área técnica, al atril, sin libreta, igual que sus jugadores, pues deben tener asimilada esa identidad de juego y musical. Así que, cuando el colegiado señala el inicio, su función queda relegada a estar pendiente de que la versión que construyó en su mente suene igual en la obra, corregir detalles y marcar los cambios de dinámicas del juego para lograr así una interpretación armónica del encuentro.
Ahora Setién goza de su enésima oportunidad para sentar cátedra en el fútbol español y demostrar la valía de su estilo. El reto no es fácil y el listón está por las nubes, pero el Villarreal y su idea casan bastante con el cántabro. Y no era fácil apostar por un técnico como Quique, que terminó vilipendiado por la afición bética y posteriormente se convirtió en el villano de una historia mal contada en ‘Can Barça’. Unai Emery ya es pasado. Llega el turno de Setién, el Herbert von Karajan de Santander, que, poco a poco y con buena letra, dejará a un lado el ‘Yellow Submarine’ de los Beatles, tan típico de la Cerámica, y, batuta en mano, llevará a su equipo al Musikverein de Viena para interpretar su propia orquesta filarmónica.
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Fotografía de Cordon Press.