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Granja o Bayern

Jupp Heynckes volvió al Bayern para reconducirlo. Lo consiguió. Y en Múnich esperan que el técnico alemán no se retire a su granja al acabar el curso

Soccer Football - Bundesliga - Bayern Munich vs Hannover 96 - Allianz Arena, Munich, Germany - December 2, 2017 Bayern Munich coach Jupp Heynckes   REUTERS/Michael Dalder DFL RULES TO LIMIT THE ONLINE USAGE DURING MATCH TIME TO 15 PICTURES PER GAME. IMAGE SEQUENCES TO SIMULATE VIDEO IS NOT ALLOWED AT ANY TIME. FOR FURTHER QUERIES PLEASE CONTACT DFL DIRECTLY AT + 49 69 650050

Meses después de que el Bayern de Múnich anunciara a bombo y platillo que Pep Guardiola sería el próximo inquilino del banquillo bávaro, Jupp Heynckes se despedía del club con un triplete bajo el brazo. Su tercer, y hasta ese momento, último servicio al frente del Bayern se presentaba como un reto para sus sucesores a los mandos de el ‘gigante’ alemán. Ni Pep Guardiola primero, ni Carlo Ancelotti después, fueron capaces de igualar el histórico año con el que el viejo Jupp cerraba -o parecía cerrar- su larga carrera como entrenador. Tenía 68 años, lo había conseguido todo y era el momento de dejarlo. Se retiró a su granja junto a su esposa y desapareció del mapa futbolístico. Lo que no esperaba, ni él ni nadie, era que el Bayern le necesitaría para una última misión.

Un empate a uno contra el Leipzig en la DFB Pokal que resolvió desde los once metros para seguir vivo en la competición copera, una derrota a domicilio ante el Borussia Monchengladbach en la Bundesliga y otros dos tropiezos, ante Hertha y Leipzig, aunque con el campeonato ya encarrilado, han sido las únicas caídas que han lamentado en Múnich desde el pasado 14 de octubre. El resto, todo victorias. Y de todos los colores. Sufriendo, goleando, dominando o sin dominar. El Bayern de Múnich ha recuperado la esencia del campeón de las últimas cinco Bundesligas. Ya nadie le atosiga en su camino hacia la sexta liga consecutiva tras un arranque dubitativo que en Múnich hacía tiempo que ni veían ni creían posible. Eso, y verse por detrás de los petrodólares del París Saint-Germain en la fase de grupos de la Champions League, hizo saltar las alarmas en tierras bávaras. Y cuando la alerta suena, el primero al que enfocan todas las miradas es el entrenador, nada nuevo. Así pues, Carlo Ancelotti bajó las cejas, recogió su pizarra más pronto de lo que probablemente esperaba y dejó libre su asiento en el banquillo del Bayern de Múnich.

 

“El triplete no se puede planificar. El objetivo es la Liga y luego miramos a la Copa. En la Champions no formamos parte de los favoritos, sino de un grupo amplio de candidatos”

 

Entonces, en el seno de la directiva bávara se preguntaban quién podía reconducir los pasos de un Bayern que parecía haber perdido el trono. Necesitaban a alguien de confianza, que conociera la casa y con el que el éxito se pudiera recuperar. Entonces, estaba claro. No había nadie mejor que Jupp Heynckes para coger el toro por los cuernos y revitalizar al conjunto muniqués. “No es un regreso, es un servicio de un amigo”, aclaró el entrenador al volver para dirigir al club en un momento complicado, dejando evidente que para él era o el Bayern o el Bayern.

Desde que el técnico alemán se sentara por primera vez en esta nueva etapa en el banquillo del Allianz Arena, los números hablan por sí solos. 26 victorias en 30 partidos disputados y 17 puntos de diferencia respecto al segundo clasificado. La ipso facta resurrección bávara ha sido una brutalidad que únicamente tiene la explicación de que Heynckes está de vuelta. Él inició el ciclo victorioso tras el bienio ganador del Borussia Dortmund de Jürgen Klopp en 2011 y 2012 y él era el único capaz de redibujar las líneas de este ciclo.

Quizá el juego del equipo no enamore la vista de los aficionados como lo hacía el de Pep Guardiola, pero Jupp siempre apuesta por lo práctico y sensato. Ha sabido adaptarse a las constantes bajas por lesión que lastran a su plantilla, ha repartido los minutos de manera casi salomónica para que todos empujen del carro con la misma fuerza y ha dotado al equipo de una seguridad y sobriedad dignas de un aspirante a todo. Sin ser un especialista de la posesión, dominan el juego cuando toca; sin ser un equipo que busca dejar la portería a cero por encima de todo, lo consigue constantemente; tiene recursos para salir rápido al contragolpe o para pausar el juego. Su solución ha sido ser eficaz en cualquier faceta y momento del juego. El triplete vuelve a estar en boca de todos, recordando aquel 2013 histórico, aunque él siga siendo prudente a estar alturas de la temporada: “El triplete no se puede planificar. El objetivo es la Liga y luego miramos a la Copa. En la Champions no formamos parte de los favoritos, sino de un grupo amplio de candidatos”.

“Queremos que siga, y pelearemos para convencerle”, expresó el pasado mes de enero Karl-Heinz Rummenigge viendo la marcha triunfal del equipo. En Múnich saben que no será sencillo que Jupp Heynckes tome la decisión de seguir en el banquillo teniendo en cuenta que este verano ya sumará 73 años. Por tierras bávaras hay una granja que no quieren ver habitada y esperan que a partir de agosto, cuando la nueva temporada dé el pistoletazo de salida, siga sin ver a su propietario por esos lares. Será la señal de que el apagafuegos del Bayern continúa al frente del ‘gigante’ alemán.