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Dulanto, el Sheriff de un estado llamado Transnistria

El Sheriff se estrena en la Copa de Europa. Toda una efeméride exótica que comentamos con el peruano Gustavo Dulanto, uno de sus pilares en el campo

Glosario peruano

Causa: Sinónimo de amigo

Mano: Abreviatura para hermano. También sinónimo de amigo.

Rímac: Distrito base para el club profesional Sporting Cristal. Es también popular por sus calles ruidosas, peligrosas.

 

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Gustavo Alfonso Dulanto Sanguinetti lideraba la entrada de su equipo con una cinta verde fosforescente en el brazo izquierdo. Era 17 de agosto del 2021. Partido de ida por la fase previa de la Liga de Campeones entre el FC Sheriff Tiraspol y el GNK Dinamo Zagreb. Gustavo se persignó antes de entrar al campo, porque quienes creen en el poder divino, lo consideran necesario.

Los once del Sheriff, vestidos de negro, esperaban de pie, por la canción protocolar. Muchos hemos caído rendidos, como un bebé al oír la melodía de su cuna, con la sinfonía de la Liga de Campeones. Con cada crescendo, Gustavo se emocionaba más. La música erizaba su piel. La cámara realizaba un paneo cinematográfico. Su rostro estaba lleno de ira.

¿No te dio ganas de llorar?

Por dentro decía ‘que no se te caiga ninguna lagrimita’. Cuando pasaba la camarita por delante, me acordaba cuando veía la Champions y esa camarita mostraba a los monstruos que jugaban esa competición… Pero en ese momento era yo, Gustavo Dulanto. Yo decía ‘cuando juegue la Champions me voy a tatuar la pelotita’. Pero ya no tengo espacio para la pelotita. Se quedará grabado en mi memoria. La musiquita… Algo que siempre había soñado.

A los sueños hay que alcanzarlos, atraparlos, pero requiere despertar para darse cuenta que podemos quedarnos, vivir en ellos. La historia era el rival más difícil: Zagreb era el favorito. No importó porque a la propia historia se le puede vencer. El Sheriff ganó 3-0 la noche que Gustavo vivió un sueño.

 

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He sido testigo de los favores en el proceso formativo del talento peruano. A unos porque son hijos, sobrinos de tal futbolista de antaño y a otros porque sus apellidos riman con dólares. Gustavo partió a Argentina, lejos de su padre que jugó eliminatorias mundialistas con Perú, como quien se va de su casa a los 16 años con el objetivo de demostrar que no necesita favores. Volvió después de tres años a Lima y debutó en Universitario de Deportes. Luego jugó en el UTC de Cajamarca para finalmente incorporarse al Real Garcilaso del Cusco. Tras participar en la Copa Libertadores en 2019, Gustavo firmó contrato con el Boavista portugués.

No un traspaso habitual, si se piensa de otro peruano que jugó la Liga de Campeones. Aquellos que lo hicieron salieron de clubes como Alianza Lima (Claudio Pizarro, Jefferson Farfán) y Sporting Cristal (Andrés Mendoza y Alberto Rodríguez). Pero el deporte ofrece alternativas para quienes las buscan (un ejemplo: Scottie Pippen, limpió gimnasios y reunió pelotas de baloncesto hasta que el director técnico de la Universidad de Arkansas Central le ofreciera una beca. Los caminos cambian, la meta no).

La nueva administración me dijo que no iba a contar conmigo a una semana que inicie el campeonato [2021]. Llegué el 1 de diciembre [2020] a Perú y una nueva propuesta llegó el 20 o 21 [diciembre]. Me ilusionaba mucho jugar la fase previa de la Champions. El tema económico también era bueno.

¿Ofrecían más dinero que en Portugal?

Sí. Investigamos por internet. No entendía mucho lo que encontraba. Pero ya cuando llegué entendí que había habido una guerra. Los de aquí [Transnistria] se sienten rusos y los de Chisináu se sienten moldavos. En Chisináu usan las letras a, b, c y aquí las letras rusas.

 

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Si intentas buscarlo en el mapa, no lo encontrarás. Hay que imaginarse una franja delgadísima entre el este de Moldavia y la frontera ucraniana, a orillas del río Dniéster. Se trata del estado de Transnistria. Ningún miembro de las Naciones Unidas lo reconoce. No es un país.

Todo empieza con la disolución de la Unión Soviética. Lo que hoy es el estado de Transnistria era entonces hogar de miles de rusos que añoraban aún una república socialista. Estos trabajadores buscaron, como otras naciones, entre ellas Moldavia, la independencia, la cual declararon en 1990. La proclamación originó un conflicto armado entre Moldavia y Transnistria (apoyados por soldados rusos) en 1992. La guerra no resolvió nada: Transnistria es de Moldavia. Eso sí, una vez finalizado el combate, gracias a una autonomía otorgada por Moldavia, las decisiones políticas de Transnistria son decretadas en un edificio parlamentario desde donde se observa una estatua de Vladimir Lenin. La bandera de Transnistria incluye el martillo y la hoz. Alguna que otra calle suya honra a algún líder comunista como el alemán Karl Lierbknecht.

Gustavo cuenta que en muchos de los edificios en Tiraspol, Transnistria, hay insignias de esas que solo una autoridad legítima podría llevar en su camisa. SHERIFF se lee en las insignias. Es una referencia a Sheriff LLC, una compañía fundada por ex agentes KGB, que domina la economía en Transnistria. Es dueña de gasolineras, supermercados, un canal de televisión y más (hay mucha discusión sobre qué más). Tal vez lo más interesante es su equipo de fútbol: FC Sheriff Tiraspol. El modelo del Sheriff LLC es una historia paralela a la Rusia actual: de prácticas socialistas a ejercicios capitalistas. Transnistria quiere irse con Rusia, pero Moldavia no le deja.

Gustavo aceptó mi llamada cerca de la medianoche en Tiraspol. Son apenas las dos de la tarde en la bahía de San Francisco. Íbamos más de 20 minutos hasta que una ambulancia produjo las primeras risas de la conversación.

¿Tú estás en California o en el Rímac?

Ja, ja ja. Oye… Leí una frase sobre Tiraspol en una reseña: “bienvenidos a la nada”

Causa, tu sabes que los peruanos estamos en todos lados, pero aquí no hay nadie. Es más, te cuento… Una vez nos encontramos en la calle a una persona de aquí. Hablaba español porque vivía en Madrid. Nos dijo, ‘¿cómo viven aquí, si no hay mucho por hacer y ustedes están acostumbrados a ciudades más grandes?’

El que quiere dedicarse al fútbol, ¿debe ir adónde sea?

Yo creí que aquí iba a conseguir minutos, partidos, lo que un futbolista necesita para seguir manteniéndose. Y lo conseguí. Tarde o temprano llega la recompensa.

 

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El FC Sheriff Tiraspol de Transnistria es el equipo más laureado en la historia del campeonato moldavo. El más reciente le otorgó el pase a la fase previa de la Liga de Campeones. Vencieron al campeón de Albania, al campeón de Armenia, al, una vez campeón de Europa, Estrella Roja de Belgrado, hasta eliminar, hace varias semanas atrás, al croata Dinamo Zagreb.

¿Cómo te preparaste para ese partido de vuelta en Croacia?

Fueron las semanas más largas de mi vida. Me dormía a las cuatro de la mañana, estaba muy ansioso de que llegara ese partido [por haber ganado 3-0 en Transnistria, el 0-0 en Croacia le daba al Sheriff el pase directo a la fase de grupos]. Es más, cuando salimos a la cancha, mano, yo ya quería que sonase el pitazo final, porque quería estar 100% clasificado. Quería celebrarlo. Terminó el partido y cayeron un par de lágrimas por todo lo que había sucedido. Ahora voy a jugar una Champions.

Cuando Gustavo dice que de pequeño jugaba en un campo de arena que le cubría los pies, le creo. Cuando dice que de pequeño soñaba con jugar una Liga de Campeones, le creo. Cuando dice que la suerte no existe, que todo es producto del trabajo, le creo. Conocí a Gustavo hace más de 15 años, cuando él ya era el más alto del grupo. Vestíamos camisetas celestes, él era defensor, yo centro-delantero. Si le daba con el empeine, había que dar media vuelta y cubrirse el rostro, porque el balón parecía un misil. No es broma. Así convirtió varios de los 18 goles en su carrera profesional.

Menciono el día que, vistiendo la ’31’ con el Garcilaso, cobraría un tiro libre que terminaría en gol en Moquegua. Reímos. Carcajadas. Es Gustavo quien recuerda el año en que ambos coincidimos en la selección juvenil sub-17, en los juegos suramericanos en Medellín, Colombia.

Cómo pasa el tiempo, causa

No quiero hablar del tiempo. Muchos de los que no fuimos futbolistas, nos hacen mal los recuerdos.

Cómo pasa el tiempo…

Tu debutaste en reserva [filial del Sporting Cristal], en Piura. Tenías 17 años…

¿Cómo te acuerdas? [no quiero hablar del tiempo]

Con esos zapatos negros que te gustaban… En pasto sintético.

Me había olvidado por completo.

Cómo no me voy a acordar si el partido lo pasaron por televisión…

Cambio de tema y pasan los minutos. Son las tres de la tarde en California. No sé la hora en Tiraspol. Recordamos más hasta que nos despedimos. Ya sabía lo que iba a escribir en este final: soy yo quién te mirará por televisión, cumpliendo el sueño de los que no llegaron. Vívelo Gustavo. Vívelo, por favor.