Aunque los inicios suelen ser complicados para los fichajes recién llegados, André Almeida no entiende de adaptaciones. Le han bastado cuatro jornadas para hacerse notar en su llegada a Valencia. Sin haber disputado ni un minuto en su primera convocatoria con el equipo ‘che’, el centrocampista luso no necesitó más que los 13 que Gattuso le dio contra el Rayo Vallecano para dar su primera asistencia de la temporada. En el siguiente partido, titularidad y gol en su estreno en Mestalla. El portugués, que ya había podido mostrar detalles de su calidad en los pocos minutos que había disputado anteriormente, supo dar un golpe sobre la mesa en su cuarto partido. Una carta de presentación que lo descubre como uno de los activos a seguir para el futuro del Valencia con solo 22 años.
Lo cierto es que el buen hacer de André Almeida estos años en el fútbol portugués -concretamente en el Vitória de Guimarães– le han convertido en uno de los jugadores jóvenes más codiciados del campeonato luso. Nacido y criado futbolísticamente en Guimarães, Almeida ha pasado por todas las categorías inferiores del club, formando parte estas tres últimas temporadas de la primera plantilla. Allí, el centrocampista logró ser protagonista del juego de su equipo y adquirir la personalidad suficiente para asumir galones. Si hay algo que precisamente caracteriza a Almeida es que es de esos centrocampistas que no se esconden. No le tiembla la voz a la hora de pedir constantemente la pelota a sus compañeros ni le tiemblan las piernas para moverse de un lado a otro del verde buscando espacios favorables en los que recibir el balón. Situado como interior derecho en el 4-3-3 que solía alinear el Vitória SC la temporada pasada, sus acciones no se limitan a esa zona del campo, ya que es habitual verle moverse por todo el terreno de juego, incluso dejándose caer a los costados, para distribuir y acompañar las ocasiones de ataque. Siempre ofreciéndose, tiene esa lectura e inteligencia en su juego como para decidir, en función del contexto de la jugada, dónde va a aportar más a su equipo.
Se trata de un centrocampista de marcado perfil creativo y asociativo que, pese a ser más colectivo que individualista, destaca especialmente por su habilidad técnica
Con ello, se trata de un centrocampista de marcado perfil creativo y asociativo que, pese a ser más colectivo que individualista, destaca especialmente por su habilidad técnica, su buen trato con el balón y su capacidad para el regate en espacios reducidos. Sabe girarse rápidamente y eliminar a ese primer rival en la presión arrancando en conducción. Gracias a su buen control del esférico es capaz de recibir de espaldas e iniciar en carrera, generando ventajas y espacios que los hombres de arriba saben aprovechar y que Almeida complementa nutriéndoles de balones. Esto, unido a su capacidad de ejecutar rápido y en pocos toques, hace que sea especialmente influyente en zonas de creación. Tiene la capacidad detectar a sus compañeros libres y decidir si es más favorable optar por el pase al espacio o al pie, puesto que es un futbolista al que le gusta estar cerca del balón y en constante contacto con él. Recurre normalmente al pase en corto para distribuir, siendo realmente efectivo con respecto a su porcentaje de acierto. En el Vitória SC le pudimos ver también en campo propio como recurso para oxigenar y ofrecer soluciones en la salida de balón cuando su equipo así lo requería.
El carácter sosegado y tranquilo de Almeida no confronta ni mucho menos con su implicación defensiva. A la hora de robar la pelota, no teme en ser intenso y meter la pierna para recuperar. Al contrario, participa activamente en la presión y sus intercepciones se producen más por su intensidad defensiva que por su colocación o intento de anticipar. No es tan solo un futbolista que se limite a esperar a que su equipo tenga la posesión para influir, sino que el portugués es también un jugador que mantiene ese sacrificio y trabajo sin balón durante todo el partido. Un despliegue que también le permite, en ocasiones, pisar el área rival, donde le gusta situarse para sorprender con su potente disparo. Pese a que sus números en goles y asistencias son poco llamativos, su intervencionismo e importancia en construcción sí fueron cruciales para el Vitória de Guimarães, del que se marchó siendo ídolo y uno de los capitanes del club. El Valencia, mientras tanto, lo ha tenido claro haciendo por él la inversión económica más importante de su mercado de fichajes. Ahora le toca a Almeida, de nuevo, seguir demostrando sus cualidades. Tres partidos le han bastado para que se empiece a hablar de él.
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Fotografía de Getty Images.