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Ancelotti y el caos napolitano

Nápoles y Ancelotti tienen dos formas de ser muy antagónicas, pero están haciendo de sus diferencias una virtud y ambas partes sueñan con el Scudetto

Pocas ciudades son tan particulares como Nápoles, uno debe adaptarse a una filosofía de vida en la que las emociones están por encima del raciocinio. Cuando el Napoli anunció el fichaje de Carlo Ancelotti, el pasado mes de mayo, a todos nos dio la impresión de que chocaban dos formas de ser muy distintas. El técnico se ha caracterizado por ser una persona tranquila, aquel que ha ganado cinco Copas de Europa, dos como jugador y tres como entrenador, y mantiene el mismo gesto, las emociones no le superan. Sin embargo, el club dirigido por De Laurentiis es todo lo contrario. El productor de cine es un presidente de la vieja escuela, de esos que no se muerden la lengua y da mucho juego a los medios de comunicación; todavía recuerdo cómo anunció el fichaje de Inler poniéndole una máscara de león. El bueno de Carlo habría pensado: “si pude con Berlusconi, también seré capaz de gestionar el carácter de De Laurentiis”.

A decir verdad tan solo había dudas sobre la figura de Ancelotti como técnico del Napoli. Unas dudas que, pensándolo de manera fría, podrían resultar ridículas. ¿Cómo se podía dudar de un tipo que ha pasado por Juventus, Milan, Chelsea, PSG, Real Madrid o Bayern de Múnich y lo ha ganado todo? Las dudas partían de tres fundamentos. La primera de todas es la ya comentada relación con el presidente del club. La segunda se trata sobre su última estancia en el Bayern, donde no dejó buenas sensaciones y fue despedido. Y la tercera surgía a través de la alargada sombra de Sarri, pocos técnicos habían conectado tan bien con la ciudad como él. En estos pocos partidos se han ido disipando las dudas: De Laurentiis declaró que el fichaje galáctico del curso era el propio Ancelotti, el Napoli ha iniciado la temporada como terminó la anterior y quizá a la afición le hiciera falta un técnico con una personalidad tan tranquila para así rebajar la euforia.

Había mundo tras Sarri

Maurizio Sarri alcanzó la excelencia en su juego, convirtió al Napoli en uno de los equipos que más gusto daba ver en todo el continente. Se ganó el respeto de rivales, técnicos y la crítica, todo el mundo deseaba ver sus partidos. Es evidente su gran labor, situó al club partenopeo en lo más alto del mapa futbolístico. No pudo culminar ese gran juego con la consecución de un título, cerca estuvo tanto a nivel europeo como en el Calcio, pero luchar ante esta Juventus parece una quimera. Recortó distancias entre ambos clubes, venció en Turín pero le faltó dar el paso definitivo. Sarri ya no podía sacar más de sus jugadores y los futbolistas habían alcanzado su cúspide, ambas partes necesitaban separarse antes de hacerse daño. Ancelotti llegó con la idea de no alterar demasiado el juego pero sí han cambiado varias cosas, la principal es su rotación de jugadores. Una de las críticas que recibía el actual técnico del Chelsea es que tan solo utilizaba 13 futbolistas, los jugadores llegaban fundidos a la recta final de la temporada.

Sin embargo Ancelotti en este inicio de temporada le está dando más relevancia a jugadores que antes no la tenían: Malcuit, Luperto, Maksimovic, Fabián, Ounas, Zielinski, Rog, Diawara, Verdi o Milik están entrando de manera regular en sus planes. Alguno de ellos ha llegado esta temporada, pero el resto tenían un protagonismo residual en cursos anteriores. El Napoli se caracteriza por tener un gran once, pero dispone de recambios de mayor calidad de lo que pueda parecer a simple vista. De momento no le puede estar saliendo mejor su apuesta; en los primeros seis partidos de Serie A ha logrado cinco victorias y una derrota. Pero no nos quedemos únicamente con la cantidad, también con la calidad. Esas cinco victorias han llegado ante Lazio, en Roma, Fiorentina, Milan y en Turín frente al Torino.

El calendario no era sencillo en este inicio, tan solo la Sampdoria se mostró superior al Napoli. Más allá de la hegemonía de la Juve, habría que destacar también que el equipo del sur de Italia ha perdido tan solo 8 partidos en sus últimas dos temporadas y en el inicio de esta, unas cifras que no son muy normales. A todo ello habría que añadir récords en registros de goles y puntos, posiblemente estemos ante la mejor época en la historia del club respecto a regularidad, juego y sensaciones. Es evidente que Maradona en los años ochenta llevó al equipo más lejos que nunca, pero este Napoli también está siendo histórico.

Ancelotti apuesta por los cambios

Ancelotti llegó con la intención de tocar poco, pero se está atreviendo más de lo que podíamos esperar. En la portería está rotando a Ospina y Karnezis, en teoría será Meret el portero titular pero una lesión en verano hizo que se trastocaran sus planes. La defensa titular sigue siendo la misma. Falta por saber cuándo volverá Ghoulam, pero Ancelotti ya le está dando la titularidad a gente como Malcuit, Maksimovic e incluso Luperto (el canterano jugó de inicio en Turín). El centro del campo está cambiando mucho. Ancelotti está apostando por un 4-2-3-1 e incluso a veces termina siendo un 4-4-2, cuando el clásico 4-3-3 de Sarri era intocable. Por esa posición central están pasando muchos jugadores: Allan, Fabián, Hamsik, Zielinski, Rog y Diawara. A Ancelotti no le tiembla el pulso y sigue probando a cualquiera de ellos, ya sea con un doble pivote o con tres futbolistas.

En la delantera las alternativas son mayores este curso. Verdi ha sido el principal refuerzo, se trata de un futbolista muy versátil que se adapta a lo que el Napoli quiere de él. El inicio de temporada de Insigne está siendo una locura, parece haber abandonado las posiciones de banda y ahora ha centrado su puesto, se está saliendo jugando de diez. Si a la regularidad de Mertens o Callejón sumamos las buenas sensaciones que transmite Milik, nos sale un cóctel muy interesante. Ancelotti ha probado a juntar dos puntas, incluso Insigne-Martens han sido pareja durante varios tramos de partido. Lo que es evidente es que Ancelotti no ha ido a Nápoles a ver la vida pasar, mantener los mismos futbolistas y acomodarse bajo la hegemonía de la Juve: está tocando piezas y pulsando la correcta.