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Oda al fútbol de barrio

Clubes como el Sant Andreu y el Europa se han convertido en unos de los principales baluartes del fútbol de barrio gracias a una gran movilización y su espíritu local

Los datos no mienten. Aunque es cierto que en algunos casos nos sirven para tener una aproximación de la realidad, en muchas otras ocasiones nos sirven para poner de relieve una tendencia. En este caso, el hecho de que el fútbol local, alejado de los focos, de barro y de barrio, está creciendo a pasos agigantados. Y si no que se lo pregunten a Unionistas, que gracias a la campaña de abonados de invierno superó los 4.500 socios y que marcó su máximo histórico de espectadores el pasado 22 de enero de 2024 en el Estadio Municipal de Salamanca con 6246 ‘unionistas’ para enfrentarse al Barcelona en Copa del Rey. O al Xerez Deportivo, equipo fundado hace diez años que ya ha alcanzado la cifra de 4.500 abonados. Estos son algunos de los ejemplos de cómo el fútbol popular, el que pone delante de todo a sus aficionados, crece a medida que pasan los años. Un fenómeno que se ha extendido por toda España.

La ciudad de Barcelona no es una excepción a este cambio de paradigma. Dos clubes, el UE Sant Andreu y el CE Europa, han registrado un crecimiento exponencial en los últimos tiempos. En un año el Sant Andreu ha prácticamente triplicado su número de abonados, pasando de los 1.134 de 2022 a los 3.454 de 2023. El Europa también ha mejorado números, de 854 a 1.910 socios, unas cifras que hacía mucho tiempo que no se veían en Gràcia, barrio donde reside el equipo. Porque “el poble contra la vila”, uno de los nombres que se le dan al derbi entre ambos conjuntos, está alcanzando unas cotas que hacen temblar, en el buen sentido, a dichas instituciones.

 

La rivalidad Sant Andreu-Europa se ha construido en los últimos años, puesto que ambos conjuntos han ido creciendo juntos de la mano y ascendiendo de categoría

 

Si hace unos meses veíamos como el Deportivo de La Coruña metía a 28.828 espectadores en Riazor, marcando así el récord de asistentes en un partido de 1 RFEF, o La Rosaleda se colaba en el top 3 de asistencia de la jornada en todo el fútbol español, solo por detrás del Santiago Bernabéu y Mestalla, en el derbi andaluz entre Málaga y Córdoba, este fin de semana era el momento del Sant Andreu y su cartelito de sold out en las taquillas. Más de 6.500 personas llenaron el Narcís Sala, feudo de la entidad cuatribarrada. Un lleno que fue, a su vez, histórico, puesto que era la primera vez que el estadio se abarrotaba tras la instalación de gradas. Antaño, con el público de pie, se había llegado a alcanzar la cifra de 20.000 espectadores en los años 70.

“El poble contra la vila” en su máximo esplendor

La rivalidad Sant Andreu-Europa se ha construido en los últimos años, puesto que ambos conjuntos han ido creciendo juntos de la mano y ascendiendo de categoría, algo que, poco a poco, ha creado uno de los ambientes más calientes que se pueden ver en el fútbol español ahora mismo. “El crecimiento del fútbol más modesto, del fútbol de barrio, se ha notado en estos últimos años”, manifestaba a Panenka Jordi Méndez, uno de los capitanes del Sant Andreu y que ha experimentado una vida en el club de sus amores. Un hecho que se puede explicar con la afición que ambos clubes mueven fuera de casa.

“Ha habido partidos en los que había más gente del Europa que gente del equipo local. Hay que valorarlo porque es una locura”, nos contaba Marc Vales, jugador internacional andorrano que llegó al club de Gràcia el pasado verano, después de haber jugado en ligas como la noruega o en Malasia. Dos formas diferentes, las de Marc y Jordi, de ver el derbi, pero que coinciden en un aspecto. “Igual la comparación es demasiado, pero no deja de ser un Madrid-Barça. Cuando uno empieza a hacer las cosas bien, el otro también quiere ser partícipe”, reconocía Vales. “Es una retroalimentación, quieres hacerlo bien por tu equipo y afición. Tienes la intención de jugar mejor, de ganar los derbis. Nos ha ido muy bien a ambos esta rivalidad para crecer”, replicaba Méndez.

Un crecimiento que puede convertirse en un bendito problema si alguno de los dos conjuntos consigue ascender finalmente a 1 RFEF. “Este crecimiento tan repentino puede ser un problema a corto o medio plazo para el equipo ya que el club no tiene tan margen de mejora a nivel de infraestructuras”, reconoce Marc, con una sonrisa. Una visión que no comparte Jordi: “Estás preparado para el crecimiento y sabes de la masa social que mueves. Dentro tuyo te haces a la idea de lo que representas, de lo que defiendes. No te voy a mentir que te ves en play-off después de ser un recién ascendido y no nos esperábamos estar tan arriba”.

 

“Igual la comparación es demasiado, pero no deja de ser un Madrid-Barça. Cuando uno empieza a hacer las cosas bien, el otro también quiere ser partícipe”

Semana de derbi, semana grande

A medida que se acerca el día del derbi los sentimientos florecen dentro de los aficionados y jugadores. Son días especiales, en los que te reúnes horas antes del partido para tomar la caña, o cañas, protocolaria y empezar a alentar a tu equipo. Sant Andreu y Europa se han enfrentado varias veces en los últimos años, con resultados, normalmente, muy parejos y con emoción hasta el pitido final. En la ida de esta temporada, los ‘Escapulats’, sobrenombre del Europa, vencieron por 3-0 en uno de los partidos menos parejos de los últimos tiempos. “En la primera vuelta queríamos jugar bien, demostrar un buen nivel deportivo, para nosotros y nuestra gente y esto nos dio un plus. Lo vivimos como una final e hicimos un partido increíble”, nos dice Marc Vales, que vivió su primer derbi con la camiseta del Europa a nivel oficial, aunque ambos conjuntos ya se enfrentaron en el torneo de Històrics, una competición estival que se disputa entre los equipos con más años de historia del fútbol catalán.

Jordi Méndez, por su parte, quiere girar página y centrarse en el duelo del Narcís Sala: “Desde dentro se intenta encarar como si fuera un partido más pero no deja de ser un partido muy emocional. Tienes el factor del derbi, que es un añadido, pero no nos tiene que volver locos ni hacer cambiar nuestra forma de jugar”. Vivir in situ un duelo de este calibre te hace reencontrar con el porqué amas este deporte. Calles alrededor del estadio llenas, ambiente festivo, cervezas en mano, estadio a abarrotar. Una sensación, sencillamente, que no se puede describir.

El Europa venció, por segunda vez esta temporada, en un partido apasionante que se resolvió en el añadido de la segunda mitad. 2-3 y los de Gràcia líderes empatados con el Lleida. Una derrota que no sentó bien al Sant Andreu, aunque los miles de aficionados que se dieron cita al Narcís Sala se quedaron hasta tarde para reconocer el esfuerzo a los suyos. Queda mucha liga. Y también queda mucho fútbol de barrio. Un fútbol que nunca nos abandonará. Larga vida.

 

 


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