Allí permanecíamos. Tirados en aquel trozo de madera alargado con patas que hacía las funciones de banquillo. Rindiendo homenaje a la mejor jugada de Faubert en el Real Madrid. A nuestro lado, bolsas de plástico que resonaban como si en su interior hubieran litros de cerveza en lugar de botellas de agua. Efectivamente. Los batidos de cebada se inclinaban una y otra vez justo después de cada sustitución. Nadie quería jugar más de cinco minutos seguidos en aquel campo abrasador.
Los campeonatos de fútbol que se organizan en verano tienen estas cosas. También un amplio repertorio de jugadores variopintos, como el matón al que no te atreves ni a rozar por si lleva la navaja guardada bajo la media o el buenazo que te pide perdón después de que le hayas hecho una entrada de roja directa. Tampoco pueden faltar los equipos míticos como el Nottingham Miedo, el Aston Birra, el Macabi de Levantar, el De Steaua no Beberé o el Vodka Juniors. No se sabe muy bien por qué, pero casi todos guardan algún tipo de relación con bebidas alcohólicas. Probablemente sea por eso que las mejores jugadas de los partidos siempre se dan en el bar de atrás. Ahí no hay problemas cuando se trata de buscar al hombre libre. Aparece sin quererlo.
Los campeonatos de fútbol que se organizan en verano tienen estas cosas. También un amplio repertorio de jugadores variopintos, como el matón al que no te atreves ni a rozar por si lleva la navaja guardada bajo la media o el buenazo que te pide perdón después de que le hayas hecho una entrada de roja directa
En los campeonatos veraniegos, los encuentros se afrontan con determinación y sin ningún tipo de preocupación. Es condición de posibilidad si quieres formar parte del Nottingham Miedo. Llevas el móvil a tope de batería, que hoy va la novia a verte y lo mismo cae alguna que otra fotito para Instagram. La subirás acompañada de una frase motivacional, previamente buscada en Google, y te sentirás profesional por un instante. Se te pasará todo ese subidón justo en el momento en el que llegues a casa dolorido, tengas que prepararte la cena, te des cuenta de que el aire acondicionado no funciona y de que mañana te sonará el despertador a las 6 am para ir a currar. Son los gajes del oficio del jugador de a pie, aquel que podría haber comido del fútbol si hubiera querido. Típico. Aunque una cosa queda clara. No ganarás nunca el Balón de Oro ni en tu cuenta se verán seis cifras, pero a ver qué futbolista tiene el privilegio de poder decir que juega en el Aston Birra.
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Fotografía de Getty Images.